Libros: “33 revoluciones por minuto. Historia de la canción protesta”, por Dorian Lynskey

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“Una vez que el lector inicia su particular viaje desde la Indiana de los linchamientos raciales de1930 hasta el club de jazz de Manhattan donde Billie Holiday desnuda cada noche su alma, uno ya no pueda dejar de querer descubrir más y más”

 

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Dorian Lynskey
“33 revoluciones por minuto. Historia de la canción protesta”
MALPASO

 

 

Texto: ÓSCAR GARCÍA BLESA.

 

 

Sin rodeos. Estamos ante el ensayo musical más apabullante del año. Editado originalmente en 2011 y traducido al castellano en 2015, “33 revoluciones por minuto” es uno de los viajes musicales más fascinantes de los últimos tiempos. A lo largo de casi mil páginas, Dorian Lynskey nos ayuda a comprender las razones por las que determinadas canciones han contribuido al despertar de la conciencia humana. Tomando treinta y tres obras esenciales de la cultura popular, de 1939 a 2004, del ‘Strange fruit’ de Billie Holiday al ‘American idiot’ de Green Day, Lynskey disecciona al detalle ideas, coyuntura temporal, letras o músicos que hicieron posible el milagro de hacernos pensar.

El tamaño de la empresa que aborda Lynskey es intimidatorio (por cierto, pocas veces se menciona el hercúleo esfuerzo de los adaptadores para captar la esencia del autor original, y aquí la traducción es brillante). Paradójicamente, las 946 páginas del libro resultan ser la única barrera para acercarse a su interior sin vértigo. Una vez que el lector inicia su particular viaje desde la Indiana de los linchamientos raciales de1930 hasta el club de jazz de Manhattan donde Billie Holiday desnuda cada noche su alma, uno ya no pueda dejar de querer descubrir más y más. El libro engancha y sus páginas apenas pesan.

Desde el mismo título se nos presenta una clave que, aunque evidente, conviene aclarar. “Historia de la canción protesta”, con la palabra canción en singular. Aquí no se trata de hablar del género musical asociado al cantautor de guitarra acústica en mano. Esto no va de eso. Lynskey aborda “la canción” indistintamente de su género musical, aquellas obras que reivindicaron un qué, un algo, un alguien o un momento. Cabe el jazz, el country, el rock and roll o el hip hop, y la estrella es la canción y de eso se encarga con minuciosa dedicación el autor.

La estructura del libro es sencilla y didáctica, cinco partes clasificadas en función de la fecha de publicación de cada canción: 1ª (1939-1964), 2ª (1965-1973), 3ª (1973-1977), 4ª (1977-1987) y 5ª (1989-2008). Para Lynskey, periodista en The Guardian, ‘Strange fruit’ es la primera canción protesta de la historia de la música popular. Le siguieron muchas otras, como ‘This land is your land’ de Woody Guthrie (aquel hombre con cara de buena persona que escribió en su guitarra el célebre “esta máquina mata fascistas”) o ‘Masters of war’ de Bob Dylan, canción que para el autor liquida artísticamente el estereotipo de cantautor folk reivindicativo modernizando definitivamente el rock como género masivo.
El voluminoso libro se centra casi de manera exclusiva en el universo anglosajón. Alguien puede echar en falta alguna canción (33 títulos parece un número exiguo para condensar la historia de la protesta) en castellano, francés o portugués, idiomas con una importante tradición combativa. En castellano tan solo aparece Víctor Jara y su ‘Manifiesto’ de 1973. Bien pudieran haber cabido Llach, Serrat, Labordeta, Raimon o Krahe, pero que no estén no significa que se les eche de menos.

En el libro tienen espacio artistas que para muchos son poco guerrilleros. James Brown y ‘Say it loud’ nos acerca al movimiento black power o la vida en el gueto del ‘Living in the city’ de Stevie Wonder. Aparece el ‘Ohio’ de Crosby, Stills, Nash and Young narrando la masacre de la Universiad de Kent o el antibelicista ‘War’ de Edwyn Starr. El libro no solo se esfuerza en hacer comprensible los motivos que llevaron cada canción hasta el estudio de grabación. La contextualización histórica es magistral, Lynskey no escatima en detalles para colocarnos en el momento justo en el que ocurrió todo.

No ha habido ni un solo artista relevante a lo largo de los últimos 75 años que no haya retratado en alguna de sus composiciones su visión personal de los acontecimientos políticos, sociales y culturales del momento que les tocó vivir. Hasta los a priori intrascendentes Green Day retrataron la fiebre terrorista de la era Bush en su ‘American idiot’. Lysnkey ofrece una lectura apasionante de los motivos artísticos que llevaron a los muchachos de California a protestar políticamente con un disco y una canción deliberadamente punk. Hay sitio para Nina Simone apoyando a Malcolm X en ‘Mississippi goddam’; Sam Cooke haciendo lo propio con Luther King en ‘A change is gona come’; el ‘Pride’ de U2; Manic Street Preachers desafiando frontalmente los ideales liberales o incluso el retrato americano de la era Reagan en ‘Exhuming McArthy’ de R.E.M.

“33 Rpm” seduce y conmueve, y las únicas herramientas que utiliza Lynskey para mostrar la turbulenta evolución del ser humano a lo largo de 75 años son un puñado de canciones monstruosas, crónicas geniales capaces de remover desde el mismo día de su publicación los estómagos más estables. Por fin aparece un texto que asocia de manera acertada política y espectáculo. Su lectura es obligatoria.

 

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Anterior crítica de libros: “Anotaciones circulares”, de Iban Petit.

 

 

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