“Me siento emocionado porque después de cuarenta años estemos degustando esta tarta que nos hemos currado de feliz cumpleaños… Estoy muy emocionado”
Qué bueno entrevistar a Johnny Burning, un hombre que destila sabiduría pero al que también le gusta escuchar. Despierto y lúcido, presta atención a las preguntas, es espontáneo respondiendo, sabe lo que quiere decir pero también es un conversador abierto, listo para moverse hacia donde se dirija la charla. Es agradable, cercano, pero también impone mucho respeto. Es lo que tiene ser una leyenda. El día de la entrevista Johnny está pletórico, Burning vuelven a estar en boca de todos, tienen bajo el brazo un sensacional doble cedé-deuvedé en directo y lo está disfrutando. Por eso orientamos la charla hacia el presente del grupo y su pasado más inmediato.
Texto: JUANJO ORDÁS.
Quiero hablar del presente y del pasado más inmediato, porque pienso que desde que se editó “Pura sangre” han ocurrido cosas muy bonitas.
Creo que lo estás diciendo bien, ¿no? Ha tenido mucha culpa “Pura sangre” de que estemos gozando de este rollo, de este cumpleaños, de este concierto, de la película que estamos haciendo con Fernando Colomo. Estoy súper contento del “Pura sangre”, tío. Además, los burnianos, que son al fin y al cabo la gente a la que tenemos que rendir cuentas entre comillas, estuvieron de acuerdo en que puede ser uno de los mejores discos que hemos hecho a lo largo de nuestra historia y la crítica se ha portado excelentemente también. Y eso ha dado mucho cuartel, porque los productores Susana y Teto, que eran los encargados del evento del Palacio de los Deportes, han estado un año y medio detrás de nosotros, filmando furgonetas, viajes, hoteles, camerinos, qué ocurre con una banda de rock como esta y ha sido todo gracias a ese disco. Y digamos que estamos finalizando toda esta celebración, con el deuvedé que presentamos y con estreno, que creo será en diciembre, de la película “Noches de rock and roll”, que creo les vendrá muy bien a los chavales por lo menos para que no cometan los errores que nosotros cometimos (risas).
¿En qué momento estaba Burning justo antes de que este disco supusiera este subidón?
Pues no escucharás nunca jamás de mí que estábamos ni hechos polvo, ni mejor, ni peor, estábamos intentando hacer un “Pura sangre”, así de claro te lo digo. “Altura” en 2002 fue una hostia gorda que no entiendo porque uno intenta hacer lo mejor que puede, la verdad, es absurdo decir: “No, es que éste disco me salió tal”, no, no, eso es una gilipollez. Uno intenta siempre hacer lo mejor. Cuando haces canciones es una inseguridad total, es tu forma pero hay otros exámenes y otros rollos, además, Burning siempre se está examinando. Estos diez años hemos estado en los escenarios, en las carreteras, en todos esos sitios que a veces no estamos demasiado, en la prensa y en los medios, pero estamos en pueblos, en garitos, tocando. Burning jamás ha tenido una semana sabática desde el año 74. Siempre ha sido pum, pum, pum, muchos kilómetros.
En esa época merece la pena recordar un discazo que llegó después de “Altura” y que para mí está olvidado, “Dulces dieciséis”.
Un caramelo, sí señor. El que nosotros hiciéramos desenchufados siempre me pareció un poco pastel. Además, hay épocas en que se estilan determinadas cosas y dices no, no voy a hacerlo. Y luego al final te preguntas cómo sonaría esta con una guitarra acústica, con un contrabajo y tal. Me alegro mucho por el disco porque es terciopelo puro. El título son los dieciséis temas, los “Dulces dieciséis” que elegimos, producido por Carlos Narea, tengo muy buena sensación de él y de los días de grabación. Y hay unas tomas, hay unas canciones, hay unas versiones de clásicos ahí, tío… Me acuerdo de ‘Las chicas del drugstore’, ‘Como un huracán’… El repertorio es que también es cojonudo, después de cuarenta años tenemos uno bastante guapo. Los músicos que han colaborado con nosotros en “Vivo y salvaje” veían el repertorio en el local de ensayo y decían: “Joder, qué cabrones, me acuerdo de esta, esta y esta”, son muchas.
En “Vivo y salvaje”, este nuevo disco y deuvedé en directo, hubo invitados que pidieron cantar canciones de “Pura sangre”.
Exacto. Por ejemplo, el valiente Bunbury y la valiente Luz Casal –aunque todos los invitados son muy valientes– se han atrevido con canciones que prácticamente son desconocidas pero ya están formando parte de nuestra historia muy poderosamente. Cómo le ha quedado a Luz Casal ‘Corre conmigo’, lo estuve viendo ayer y se me saltaban las lágrimas, macho. Y Bunbury, cómo se ha llevado la canción… le ha molado mucho la ‘Bestia azul’. Justamente al editar el disco puso en el Facebook: “si queréis escuchar un buen disco de rock español, escuchad el ‘Pura sangre’”, me moló mucho. Fui a verle, estuvimos en el camerino y ahí se empezó a gestionar un poco la idea de que si hacíamos un concierto así, potente, podíamos intentar vernos y ha ocurrido.
“Estos diez años hemos estado en los escenarios, en las carreteras, en todos esos sitios que a veces no estamos demasiado, en la prensa y en los medios, pero estamos en pueblos, en garitos, tocando. Burning jamás ha tenido una semana sabática desde el año 74”
Ahora con “Vivo y salvaje” en las manos, ¿te sientes rejuvenecido?
No. Me siento emocionado porque después de cuarenta años estemos degustando esta tarta que nos hemos currado de feliz cumpleaños… Estoy muy emocionado.
Pero el subidón de estos dos últimos años, que ha sido muy fuerte, lo has tenido que notar.
Sí, hombre, totalmente. No sé si me estoy explicando bien. Cuando digo emocionado es porque tío, qué bien nos han tratado la vida estos dos últimos años. No es que estuviera jodido en la otra época, pero cuando tienes solomillo en lugar de hamburguesa pues estas mucho mejor. Ahora estamos en buenas vacas. Burning ha sido siempre y lo será toda la vida hasta que se extinga un rollo como el de las olas, de acariciar el cielo de puta madre y besar el infierno que te cagas y ese es nuestro sino a lo largo de toda la historia.
¿Qué dinámica tenéis en la banda? Porque tú lideras, ¿pero cómo os organizáis a la hora de preparar canciones, tocar, trabajar nuevos arreglos para el directo?
Ahora me estoy encargando yo. Cuando ocurren cosas como lo del último disco se te quitan bastantes dudas. Cuando un tío tiene que hacer canciones es la inseguridad total, no sabes si está bien o está mal, tú crees que estás haciendo lo mejor posible, lógicamente, pero como ahora ha funcionado y ha funcionado muy bien es como si me hubiera cargado el depósito de gasolina, de buen rollo, y estoy escribiendo más que nunca, tengo muchas cosas ya grabadas, no son canciones terminadas pero tengo muchísimos apuntes, muchísimas letras y eso me mola mucho. Cuando crea que todo eso está más o menos terminado, diré: “Chicos, vamos a ver qué hacemos”. Y luego hay otro proceso, porque no tú no te estás dando cuenta y ellos te dicen que molaría irse a este sitio de este rollo, o por qué no repetimos eso… Es lo de siempre, uno tiene un poco la idea y los demás la arropan o la visten.
En el disco y deuvedé hay mucha música, mucho contenido musical, muchos arreglos sobre todo con los músicos adicionales. ¿Era esa la idea, dar con una versión de Burning elevada a la enésima potencia?
Sí, totalmente buscado. Era un sueño. Siempre he soñado cómo me gustaría tener en un concierto unas chicas que canten bien en los coros, unos metales bien arreglados, percusión cuando haga falta y el plantel de los músicos de los Burning. Siempre ha sido un sueño, pero desde hace muchísimos años. Y qué bueno, tío, que lo he conseguido, y a por otra historia, ¿no?
¿Quién ha escrito los arreglos nuevos?
Ha sido sobre todo Maikol. Arreglos, arreglos son de metal, porque coros y percusión se va viendo poco a poco en los ensayos, pero claro, con los metales hay que hacer cosas nuevas, meter bases, hacer melodías y ahí ha tenido un curro Maikol… Joder, qué bien volver a reencontrarme con mi hermano. Estuvo un tiempo fuera pero ha vuelto. Bueno, la vida es así, no se sabe hacia dónde te lleva, y estoy… Bueno, cada vez que le veo nos damos abrazos diciendo: “¡De puta madre!”. Se ha currado unos metales de la hostia. El trabajo de todos ha sido increíble, pero sobre todo el de Maikol.
Cuando tocáis, en ocasiones estás al teclado y otras te poner frente al pie de micro, ¿qué sensaciones tienes al estar frente a la audiencia en lugar de parapetado tras el teclado?
Me mola mucho, porque sigo siendo muy inquieto. Soy de aquellos que piensan que las canciones hay que escenificarlas un poco, meterle esa chicha. Creo que la gente se merece algo más que estar como un palo. Ahora se lleva muchísimo eso, yo no estoy muy de acuerdo, ¿no? El tema así seriete, ¿no?, de transmitir poco. Yo estoy de acuerdo con tener pinta de enfermo, no de estarlo, y dedicarte al rock and roll, morir ahí arriba. Darlo todo, que se dice. Me siento muy cómodo. Por fin he encontrado el sitio en el que tiene que estar puesto el teclado que es prácticamente cerca de la batería pero muy cerquita también del micrófono de frontman. Y ahí me estoy moviendo muy a gusto, estoy entre medias de la banda y pasan muchas cosas, los conciertos son muy dinámicos y me lo estoy pasando súper bien.
Estoy seguro de que esto es una celebración de cuarenta cumpleaños, pero me da la impresión de que esto es el principio de una etapa nueva muy prometedora.
Pues te iba a decir que Dios te oiga, como diría mi madre, pero yo no miro más allá de lo que está ahí cerca (risas). No miro nada hacia el futuro, te lo juro.
¿Te parece bien que hablemos de los invitados del disco?
Me parece muy bien.
El primero es Star Mafia Boy en ‘Rock and roll mama’. Es una figura del rock madrileño también y colaboraste en su disco en vivo.
Estás bien informado, sí señor, haciendo el ‘Rock and roll mama’. Nos hemos visto en garitos pequeños, garitos medianos, ¿y por qué no va a estar mi amigo Star Mafia Boy en el gran acontecimiento que es la fiesta esta que hemos hecho? Del menos conocido a una estrella rutilante como pueda ser Luz o Enrique Bunbury, para mí todos tienen la misma importancia. Esto que quede muy claro y además yo creo que se nota.
Se trata de una cuestión de honor.
Eso es. El corazón lo han puesto todos igual. Star Mafia Boy me recuerda mucho a los Burning, lo digo siempre. Cuando empezamos nos pintábamos como putas (risas), ya sabes, mucho rollo glam que siempre me ha gustado mucho.
Y toca de cojones.
Toca feroz, me gusta mucho, desprende mucha energía.
“Siempre he soñado cómo me gustaría tener en un concierto unas chicas que canten bien en los coros, unos metales bien arreglados, percusión cuando haga falta y el plantel de los músicos de los Burning. Y qué bueno, tío, que lo he conseguido”
Luego tenemos en ‘Willie Dixon’ a Rubén Pozo. Para mí es un grande.
Es un grande. Tenemos mucho en común, nos gusta mucho Marc Bolan, hemos cañeado mucho. ‘Willie Dixon’ es una canción que empezó a tocar conmigo hace mucho tiempo, casi desde las primeras veces que la empecé a tocar, trasteando: “Joder, pues aquí te podías hacer un solo”, lo que sea. Es un tipo que adoro, es magnífico. Siempre estará ahí, dentro de mi corazón.
Alberto Marín es otro guitarrista espectacular.
Si hablábamos de feroz con Mafia Boy, no veas cómo es Alberto Marín. Es curioso, nos conocimos hace relativamente poco, tocábamos Burning y su grupo, Hamlet, en un mismo festival.
Sin tener nada que ver.
Sin nada que ver, había dos camerinos y en medio un banco. Vine de tocar, me senté con una birra a descansar y él terminó de tocar o iba a tocar, se sentó y empezamos a charlar. Y hubo un rollo tan bueno que dijimos que nos teníamos que seguir viendo, y qué bueno cuando conectas así con un músico que prácticamente no está en tu estilo, como acabas de decir, pero al final a todos nos gusta lo mismo. Hemos disfrutado, y ¿por qué no iba a estar? Una vez más estoy encantadísimo.
Luego tenemos a Luz Casal, como decíamos antes, haciendo una interpretación enormemente bella.
La dama. Es magistral, valiente, elegante. Y vaya interpretación, los pelos de punta. Es el momento emocionalmente más álgido del concierto para mí. Luego ha habido momentos salvajes, de mucha caña, pero emocionante, eso de que se te pone la piel de gallina, lo consiguió Luz Casal. Se mete dentro de las canciones, está sumergida. O al revés. Ella empezó a intentar hacer alguna canción sobre Pepe (Risi) que le ama, le quiere muchísimo y acabó cantando ‘Corre conmigo’, no porque aquello no le gustase, sino que se enamoró de la canción. Yo la quiero mucho y ella lo sabe.
Otros que aparecen también son Ramón Arroyo y Álvaro Urquijo de Los Secretos, banda que apareció en el primer directo.
He querido como recordarnos mutuamente las pérdidas. Querido hermano Álvaro, estamos aquí juntos una vez más tocando tú y yo con todos esos jirones en la piel que nos ha dejado la carretera y la música. Eso sí que ha sido un capricho, un gustazo, volver a invitar a Álvaro y que cantemos los dos juntos casi pensando un poco en lo que nos faltaba.
Bunbury en ‘Bestia azul’.
Qué valiente, se podía haber cualquier cogido otro tema, hay pocos invitados y muchas canciones donde elegir, pero dice: “No, me gusta la ‘Bestia azul’”. Desde aquí todo eso que él sabe que tenemos dentro y que nos demostramos cada vez que nos vemos. Está lejos, me gustaría tenerle un poco más cerca para darle algún abrazo de vez en cuando y sobre todo darle el disco en mano. Se lo voy a tener que mandar a Estados Unidos.
Josele Santiago hace una interpretación espectacular en “Esto es un atraco”.
(Sonríe mucho) Me tiene que salir una sonrisa cuando hablo de Josele.
¿Por qué?
Porque es muy Burning, es muy malasañero, es las tripas de Madrid (risas). Es otro pájaro que sabe muy bien de qué palo vamos nosotros y yo sé muy bien de que palo van ellos, Los Enemigos. Qué bien que hayan vuelto otra vez. Es como de la familia. Hablar de Josele es la sonrisa, es muy entrañable. Encima dice: “Tío, y voy a hacer ‘Esto es un atraco’”, que es una de las canciones que le molan un montón. Además ha sido single, estuvimos muy contentos los dos celebrando que fue primer sencillo de este disco, lo primero que salió.
“Lo que más me mola son los postconciertos, cuando luego nos vamos a sitios y Tarque no para de cantarme al oído clásicos y viejas canciones que me encantan”
Y para terminar, Carlos Tarque, que es como la voz del rock con mayúsculas en España.
Sin ninguna duda (risas). Otro que me produce una sonrisa, ya incluso carcajada, ¡me lo paso tan bien cada vez que le veo, cada vez que coincidimos!
¿Acojona mucho tener que cantar al lado de Tarque?
Nada en absoluto. Por lo menos para mí, porque llevo toda la vida oyéndole. Siempre lo digo, soy como su padre. Cuando M Clan eran los Murciélagos tocaba con ellos a principios de los noventa y ya le decíamos: “Ven, Carlitos, mola mucho lo que estás haciendo, no te vayas de ahí”. Y él sabe que eso ha ocurrido. Le llevo oyendo tanto tiempo y él lo hace tan bien… Pero a mí lo que más me mola son los postconciertos, cuando luego nos vamos a sitios y no para de cantarme al oído clásicos y viejas canciones que me encantan, tío. Tengo mucha suerte, conozco gente maravillosa de verdad.