“Es difícil escribir algo que no hayas tocado ya, el miedo a repetirme me hace ser muy autocrítico con lo que escribo, voy postergando el momento de acabar una canción, siempre me queda una frase o un estribillo por retocar, pero al final se acaba”
El músico granadino trabaja junto a su banda en su próximo disco (el séptimo largo), para el que ya ha grabado una primera maqueta con diez temas.
Texto: ARANCHA MORENO.
Dos años después de publicar su último trabajo, “Formas de matar el tiempo”, José Ignacio Lapido trabaja en su próximo disco. Así lo ha confesado el músico granadino a EFE EME: “Estoy en el proceso, en el punto en el que uno se plantea si es necesario un nuevo disco, si el mundo será mejor. Estoy dejando que se arregle lo de Grecia para no colmar a los medios”, bromea con su ironía habitual. Según ha aclarado a este diario, “gran parte de las canciones que van a ir en el disco están hechas ya, musicalmente; las letras están ahí, ahí, pero está bastante avanzado el proceso. Estamos grabando maquetas”.
Aunque de momento están en una fase primaria, el músico avanza que ya trabajan con una decena de temas: “La primera maqueta que hemos trabajado es de diez canciones, pero hay algunas más. Supongo que grabaremos otra con cuatro o cinco más. El disco tendrá eso, diez o doce”. En esta ocasión se ha decantado por compartir la producción con dos de sus músicos de confianza, el guitarrista Víctor Sánchez y el teclista Raúl Bernal. “La idea que tengo es que la producción del disco sea compartida con Víctor y Raúl, hemos grabado una maqueta muy primaria en casa de Raúl. Ellos van a trabajar los arreglos de las canciones por su parte, luego lo vamos a poner todo en común, y va a ser un triunvirato de productores: Sam Philips, Phil Spector y George Martin”, dice entre risas. Completarán la banda su batería habitual, Popi González, y un bajista que sustituirá a Paco Solana: “Entra David Herrera, el bajista que acompaña a Víctor en su banda, tiene un grupo en Motril que se llama Laberinto B”.
Al enfrentarse al que será su séptimo disco en solitario (sin contar el epé “Luz de ciudades en llamas”), el exguitarrista de 091 sigue teniendo el mismo hándicap de sus últimos trabajos: redondear las letras. Un aspecto que cuida al detalle y que le ha convertido en uno de los escritores de canciones más respetados del panorama español. “Tengo la mitad de las letras, es lo último siempre, agoto los plazos. Es difícil escribir algo que no hayas tocado ya, el miedo a repetirme me hace ser muy autocrítico con lo que escribo, voy postergando el momento de acabar una canción, siempre me queda una frase o un estribillo por retocar, pero al final se acaba”.
En un primer momento, se plantea entrar en el estudio probablemente a finales de año, al término de la gira de su trabajo anterior, aunque prefiere no encorsetarse entre fechas y plazos. “Lo que importa es que creo tener una buena colección de nuevas canciones, y eso es una bendición para mí. Llevo grabando discos desde hace treinta años, y cada vez se hace más complicado encontrar las palabras, las melodías y los ritmos adecuados que al escucharlos se te dibuje una sonrisa en la cara. Con estas nuevas me está sucediendo eso. En fin… es cuestión de tratarlas bien –a las canciones– en el estudio”, señala.
Nueva gira y balance de “Soltad a los perros”
A pesar de estar inmerso en el nuevo disco, Lapido ha anunciado que despedirá “Formas de matar el tiempo” con cuatro últimos conciertos: el 9 de octubre en la Sala Rem de Murcia, el 13 de noviembre en la Sala Hangar de Córdoba, el 3 de diciembre en la Sala Penélope de Madrid y el 18 de diciembre en la Sala El Tren de Granada.
En estos meses ha dado algunos conciertos puntuales, pero su última gira propiamente dicha fue “Soltad a los perros”, el proyecto en directo que compartió a finales de 2014 con Quique González. “La experiencia ha sido un grado más de positiva, porque era una cosa que Quique y yo teníamos en mente desde hace tiempo, hace años ya. Siempre que nos veíamos surgía el tema de hacer algo juntos, pero no siempre las agendas de cada uno hacen posible que eso suceda, no solo la voluntad del músico, sino muchas cosas que nos rodean: compromisos, los discos de cada uno, las giras individuales…”, explica.
La idea tomó forma a raíz de un concierto del madrileño en Granada, “ahí nos conjuramos solemnemente, a final de año teníamos más o menos libre el panorama y decidimos hacerlo”. Solventadas las “dificultades logísticas” –cada músico procedía de un lugar distinto– consiguieron juntarse a ensayar en Capileira (en la Alpujarra granadina) y todo fluyó desde el primer momento: “En los primeros ensayos la cosa sonaba y había un ambiente personal increíble. El requisito que nos pusimos Quique y yo fue que los siete miembros interactuáramos constantemente, que fuera una banda entera, no dos cantantes que se turnaban. Los diez conciertos que dimos fueron muy enriquecedores musicalmente, y de las veces que mejor me lo he pasado en un escenario. Te quita un poco la responsabilidad de ser tú el foco, está compartido, los músicos también tienen su momento y el público apreció esa naturalidad no impostada, no hacía falta discutir, los parámetros para hacer una canción se establecían solos. El talento de los músicos que estaban con nosotros era indiscutible, y el cancionero que había a nuestra disposición, está feo que lo diga, pero había canciones, era difícil equivocarse en ese aspecto. Yo me lo pasé genial”.
https://www.youtube.com/watch?v=4deZWyMM9ME
Ninguno de los dos parecen desechar la posibilidad de juntarse más adelante y hacer otra ronda de directos juntos. “Quique dice que ya tiene su grupo, que cuando empezó en la música quería tocar en una banda y que ya la tiene, que la sacaremos a pasear cuando encarte. Ese sentimiento de pertenencia se consiguió en los pocos días que ensayamos en Capileira y en los ensayos generales que hicimos en Granada, en El Tren. Y nosotros estaremos encantados cuando coincidan las circunstancias de soltar a los perros”.
