“Eno deseaba conformar un álbum de piezas de estructura libre y que no precisaran de textos, de ‘música para películas’”
El grupo de Mánchester James reedita sus primeras colaboraciones con Brian Eno, “Laid” (1993) y “Wah wah” (1994), junto con numerosas rarezas y material inédito del que fue, con toda certeza, el periodo más fecundo y sugerente de su trayectoria.
Texto: JAVIER DE DIEGO ROMERO.
Surgidos como puente entre el postpunk y el indie de mediados de los ochenta, James ya habían contactado con Eno en 1986 para que les produjera su álbum de debut, “Stutter”, pero el ex Roxy Music estaba entonces ocupado con U2. Posteriormente, el grupo liderado por Tim Booth sería arrastrado por la oleada musical mancuniana y a inicios de los noventa lograría el éxito de masas con el largo “Gold mother” y el single ‘Sit down’ y se zambulliría en el rock de estadio con el grandilocuente “Seven”. Atraído no tanto por la cualidad hímnica de su música como por su querencia por las improvisaciones grupales, Eno reaparecería en escena en 1993. En verano se encerró con Booth y compañía en los estudios Real World de Peter Gabriel para producir dos proyectos paralelos: el álbum de canciones que debía ejercer como follow-up de “Seven”, grabado en sesiones diurnas, y otro que capturara las improvisaciones que tanto le seducían, registrado por las noches en un estudio diferente del complejo de Gabriel. El plan del autor de “Another Green World” era que ambos elepés, “Laid” y “Wah Wah” respectivamente, vieran la luz al mismo tiempo, pero la discográfica se opuso y, en último término, el primero aparecería en octubre y el segundo sería pospuesto hasta septiembre del año siguiente.
Brian Eno apuntó respecto a su trabajo con David Bowie de la segunda mitad de los setenta: “Me convertí en el escultor de la tendencia a pintar de David. Intento continuamente […] reducir las cosas a algo tenso y tirante, mientras que él no deja de arrojar nuevos colores al lienzo. Es un buen dueto”. Algo similar puede sostenerse acerca de su alianza con James. No es que los de Mánchester abandonen su propensión a la épica, pero en “Laid” la grandeza es mesurada; la tensión, contenida; los himnos, serenos (por lo demás, a su nuevo sonido contribuyó igualmente la gira acústica por Estados Unidos que, como teloneros de Neil Young, llevaron a cabo poco antes de comenzar a trabajar en el disco). Guitarras deslizantes, rasgueos acústicos, ritmos perturbadores, teclados pulcros y violines etéreos confluyen para trazar un universo sonoro preciso, atmosférico y delicado, por el que deambula un atribulado Booth, poniendo voz a la vulnerabilidad, la inseguridad y la búsqueda (y también al travestismo, en concreto en el tema titular).
La atormentada ‘Five-O’, la opresiva ‘P.S.’ y la lacerante ‘Lullaby’ son algunas de las canciones destacadas, pero la perla del disco es ‘Sometimes (Lester Piggott)’: un vertiginoso muro de sonido acústico al que se encarama Booth para, extático, entonar imágenes de purificación y comunión espiritual, melodramáticas, oníricas y con el agua como referente simbólico; en la coda se le unen Eno y Martine McDonagh, la mánager de la banda, con unas armonías vocales de una belleza inmarcesible. Por su parte, “Wah wah” serpentea entre el pop ambiental, la electrónica y la música industrial a lo largo de más de una hora de bosquejos espaciosos, apuntes fragmentados y estrategias oblicuas. Eno deseaba conformar un álbum de piezas de estructura libre y que no precisaran de textos, de “música para películas” (él mismo ha publicado varios discos titulados “Music for films”, así como “Original Soundtracks 1”, su colaboración con U2 bajo el nombre de Passengers); no obstante, ocasionalmente surgen composiciones más formadas, como ‘Pressure’s on’, plácida y tersa, y ‘Tomorrow’, propulsiva y exultante. Escuchar cómo un grupo por entonces ya instalado en el mainstream se adentra en territorios tan experimentales revela lo benéfico que fue el influjo de “Achtung baby”, el álbum que redefinió a U2 en los albores de los noventa.
Ambos discos se reeditan por separado y también, en consecuencia con el proyecto original de Eno, reunidos en una caja deluxe. A quien quiera ahondar en la música que James y Eno creaban en 1993 no le decepcionarán extras tan notables como la cara B ‘The Lake’, la demo de ‘Dream thrum’ o la versión para la BBC de ‘Five-O’. James publicarían trabajos brillantes con posterioridad, como “Whiplash” (1997) y “Pleased to meet you” (2001), pero nunca igualarían las cimas artísticas de “Laid” y “Wah wah”.