“Tobias Jesso Jr parece un cantautor perdido de los 70 recuperado ahora mismo, como si nos hablaran de un Bill Fay olvidado durante tantos años. Por sus baladas de arreglos barrocos parecen pasearse Harry Nilsson, Randy Newman, Joni Mitchell, Billy Joel, el primer Tom Waits o incluso John Lennon o Paul McCartney en solitario”
Tobias Jesso Jr
“Goon”
TRUE PANTHER
Texto: XAVIER VALIÑO.
Cuando Tobias Jesso Jr ganó un concurso mundial para bandas de rock, creyó que lo había logrado. El grupo se llamaba The Sessions y en él tocaba el bajo. Como en tantas de esas otras historias que nadie llegar a conocer porque no se han contado, el grupo ni siquiera llegó a grabar nada. De ahí pasó a ser un músico más en la banda de la cantante de pop comercial Melissa Cavatti, la única salida que encontró para poder seguir manteniendo vivo su sueño. Al menos con ellos aprendió que no había nada que temer si uno quiere escribir canciones universales, que lleguen a todo el mundo.
Poco después, una semana trágica en 2012 acabó con sus aspiraciones: un Cadillac lo arrolló mientras paseaba en bicicleta (que a continuación le robaron), su novia le dejó y, lo más relevante para que hoy podamos escuchar sus canciones, a su madre le diagnosticaron cáncer. Había llegado la hora de emprender el camino a la inversa del que cuatro años atrás había hecho (en este caso desde Los Ángeles de vuelta a Vancouver, en Canadá) y olvidarse de todo. Tan claro tenía que era el final de su aventura que empeñó su bajo y su guitarra en una tienda antes de marcharse de la capital de California. Ni renovó su visado para volver a los Estados Unidos, así que cuando necesitó sus instrumentos más adelante, descubrió que si quería recuperarlos tendría que gestionar una cantidad desorbitada de papeleo administrativo y pagar una suma elevada para volver al país que lo había acogido durante una temporada. ¿Valía la pena?
Por suerte, en el domicilio familiar en Vancouver se encontró a los 27 años haciendo un par de cosas con las que nunca se había atrevido: empezó a tocar el piano que su hermana había dejado allí, aprendiendo de videos en youtube, y también se puso a componer sus propias canciones. Colgó una maqueta de la primera, ‘Just a dream’, en Internet y pronto entró en contacto con Chet ‘Jr’ White del ya desaparecido grupo Girls. Tras ofrecerle grabarle un disco, Tobias Jesso Jr no tuvo más remedio que presentarse en la oficina del agente encargado de conceder los visados. “No tengo mucho que ofrecer y esta es mi única oportunidad”, le aseguró. “Si me deja entrar, le juro que le daré crédito en mi disco”.
Lo consiguió y pronto estaba mano a mano con Chet ‘Jr’ White grabando las canciones. Pero no fue el único: Tobias se pasó también por lo estudios de Patrick Carney (The Black Keys), John Collins (The New Pornographers) y Ariel Rechtshaid. Lo más curioso es que es imposible saber con una simple escucha quién produjo qué. Y ese es un mérito únicamente imputable a su autor, que deja su poso en todas las canciones y no permite que nadie se pase a la hora de tocarlas.
Tobias Jesso Jr parece un cantautor perdido de los 70 recuperado ahora mismo, como si nos hablaran de un Bill Fay olvidado durante tantos años. Por sus baladas de arreglos barrocos parecen pasearse Harry Nilsson, Randy Newman, Joni Mitchell, Billy Joel, el primer Tom Waits o incluso John Lennon o Paul McCartney en solitario. Si acaso, el referente más cercano en el tiempo sería Ben Folds
De aquellas experiencias comentadas nacen estas canciones. Está su ruptura sentimental, y temas melancólicos con títulos como ‘Can’t stop thinking about you” (‘No puedo dejar de pensar en ti’, con ecos del ‘Jealous guy’ de John Lennon), ‘Without you’ (‘Sin ti’), ‘Can’t we still be friends’ (‘¿No podemos siquiera ser amigos?’, que evoca al tema de cabecera de la serie de televisión Cheers) o ‘How could you babe’ (‘¿Cómo pudiste, chica?’) lo dejan claro.
También hay retazos autobiográficos en los que da cuenta de los tiempos en que iba pasando por los sofás de amigos y conocidos para tener un techo, como ‘Just a dream’ (‘Solo un sueño’), ‘Leaving LA’ (‘Marchando de Los Ángeles’), o ‘Hollywood’, un corte en el que recuerda sus primeros pasos como músico de sesión en la meca del cine y en el que sus silencios resuenan como si cantase para un enorme anfiteatro vacío. No, que se sepa no hay nada relacionado con su accidente en bicicleta
Aunque predomine ese aire taciturno que bien podría representar ‘The wait’, su tema más cercano a Nick Drake, hay un par excepciones que rompen esa dinámica: ‘Crocodile tears’ y ‘For you’. En el resto de sus doce canciones Tobias Jesso Jr toca el piano de una forma básica y efectiva, con una sencillez rotunda a la hora de componer melodías que enganchan. Según sus propias palabras, “la composición siempreserá lo másimportante para mí; todavía estoy investigando en cómo producir, tocar el piano y cantar. Aún toco un poco la guitarra,perosobre todovivo pegadoal pianoen estos días”.
Por cierto, el álbum está dedicado a “mi familia, mis amigos… y el oficial Bell”. Sí, aquel agente de aduanas que le permitió regresar a California y que con su detalle yendo más allá de lo que dicta la ley hizo posible que hoy podamos disfrutar de este debut.
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Anterior crítica de discos: “Ultimate Sinatra”, de Frank Sinatra