«Un ‘blockbuster’ con alma, vibrante y con cierta carga nostálgica que encandila al fan de los cómics y al neófito por igual sin emplear en ello artes populistas»
«Guardianes de la galaxia»
(«Guardians of the galaxy», James Gunn, 2014)
Texto: JORDI REVERT.
En 1969, Arnold Drake y Gene Colan firmaban para Marvel el primer número de «Guardians of the galaxy», una aventura espacial en el universo paralelo de la editorial y ambientada en el siglo XXXI. Sus componentes iniciales, superhéroes liderados por el Mayor Vance Astro, un astronauta del sigo XX que despierta tras mil años en animación suspendida para encontrarse con una invasión Badoon, no disfrutaron de la continuidad de otros personajes Marvel y aparecieron esporádicamente para cruzar sus destinos con Los Vengadores o Thor. En 2008, Marvel renovaba la nómina de guardianes de la mano de Dan Abnett y Andy Lanning para reconducir la saga en plena efervescencia de su división cinematográfica. Varios años y descartes después, los miembros sobrevivientes ─Star-Lord, Gamora, Drax el Destructor, Rocky «Rocket» Rackoon y Groot, pero también Venom, Capitán Marvel o Angela─ viven un momento dulce bajo la autoría del tándem Brian Michael Bendis-Steve McNiven.
De la actual etapa de Bendis-McNiven, James Gunn recoge en «Guardianes de la galaxia» todo el espíritu lúdico de la «space opera», el desenfadado humor tocado de cierta mala leche rebajada ─cuyo estandarte porta Rocket─ y el carisma en itinerancia de sus protagonistas. Lo que añade Gunn a ese combo es puro sentimiento: ese centro emocional que podía echarse en falta en las últimas entregas del cómic se ofrece aquí en forma de mixtape de canciones de los años ochenta y la consciencia de la condición de natural perdedor que antecede a la de héroe legendario. En ese tránsito, el director se divierte desmitificando gestos y lugares comunes del «mainstream» ─la promesa grupal de luchar juntos hasta morir─ y hace del relato de la composición del grupo una cara B de «Los Vengadores» («The Avengers», Joss Whedon 2012) en el que las tensiones no derivan tanto del choque de egos, sino de los traumas íntimos de cada uno de ellos. Así, la película se erige la perfecta expresión de la facción Marvel más próxima al «pulp», sin descuidar en ningún momento su corazón: un «blockbuster» con alma, vibrante y con cierta carga nostálgica que encandila al fan de los cómics y al neófito por igual sin emplear en ello artes populistas. Pura honestidad y espectáculo, puro e infinito amor por la viñeta disfrazado de efugio estival.
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Anterior crítica de cine: “Transformers: La era de la extinción”, de Michael Bay.