La semana próxima, Ariel Rot al frente de una nueva banda, se presentará en Buenos Aires y Montevideo. Lo que nos parecía un buen momento para rescatar diez temas (más un bonus) esenciales de su obra solista.
Selección y textos: ARANCHA MORENO y JUAN PUCHADES.
No necesita presentación. Todos sabemos que sin él el rock español no sería el mismo. Además, en EFE EME somos devotos de su cancionero, con Tequila, Los Rodríguez y en solitario. En esta ocasión hemos pensado que estaría bien acercarnos a diez (once) canciones esenciales de su trayectoria solista, cubriendo todas las etapas e incluyendo algunos temas que puede que no sean los más obvios, pero sí son de aquellos que sedimentan su obra y nos han mordido el alma. Mientras, continuamos esperando la gira española postergada… porque «nunca es tarde para el rock and roll».
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‘Sin saber qué decir’
Dentro de «Vértigo» (1985), el segundo disco con el que Ariel Rot se aventuró en solitario después de Tequila y antes de Los Rodríguez, se halla una de sus grandes composiciones: ‘Sin saber qué decir’. La letra, de Sergio Makaroff, contaba, de forma cruda, el momento crucial de la separación de una pareja, en un medio tiempo –tal vez– algo desorientado. Años más tarde, como otros tesoros antiguos, tuvo unas cuantas vidas musicales más, con un enfoque músical más cercano a la balada y una voz más convincente que reafirmaron una canción que siempre apuntó maneras, pero que se presentó en sociedad con unas prendas menos favorecedoras.
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‘Baile de ilusiones’
Grabado tras la disolución de Los Rodríguez, «Hablando solo» (1997) fue, probablemente, el disco en el que más se empezó a forjar el sello típico de la casa Rot. Para muestra, un reluciente botón: ‘Baile de ilusiones’, uno de los temas básicos de su repertorio rockanroleo, siempre dividido entre el rock clásico y las baladas que tocan la fibra. En este disco, Ariel ya hablaba solo, pero fabricaba canciones que parecían cosecha de una banda.
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‘Cenizas en el aire’
Una canción escrita «en el medio de la vida» del compositor, consciente del pasado que quedó atrás y en un punto crítico del camino. En unos cuantos versos suplica ayuda, reafirma un pacto entre caballeros, lanza un sutil desdén a los de arriba… y todo «en la boca del león», en un momento en el que siente el agua al cuello. Sin duda es una de las letras más brillantes de su carrera, bien presentada desde su primera versión, lo que certifica el andar cada vez más firme en aquel tiempo. El tema, que dio título al disco del año 2000, es una de las canciones que sobrevivirá, con toda seguridad, el duro juicio que realiza el paso del tiempo.
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‘Hasta perder la cuenta’
Prodigiosa letra de Sergio Makaroff (colaborador habitual de Rot) para otro tema del inagotable «Cenizas en el aire» (sin duda la obra maestra, el disco tocado por la varita mágica de lo irrepetible). Es un rock seco que se torna amable y beatlelesco en el estribillo, para derivar hacia el funk en la parte final, recursos melódicos todos ellos muy habituales en la composición de este porteño de nacimiento, madrileño de vida. Atención a la guitarra, transparente, natural, sin hacer alarde.
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‘Lo siento, Frank’
La canción que daba título al álbum de 2003, lanzado tras el directo «En vivo, mucho mejor» (2001). Un tema importante pues suponía un cambio de sonido, buscando una mayor desnudez e inmediatez musical a la que regresará cada poco. Remite a los primeros tiempos del rock and roll pero con dosis de swing y atacado con una cierta rudeza. La letra, con momentos muy imaginativos, habla de la degeneración musical y de la pérdida del buen gusto, aludiendo para ello al mismísimo Frank Sinatra. Once años después, el buen gusto, definitivamente se ha perdido, por lo menos si sintonizamos la radio.
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‘Los tipos duros no bailan’
Tema confesional del fenomenal «Ahora piden tu cabeza» (2005): la paternidad ha llegado, los días disipados quedan atrás y el guerrero disfruta de la calma: se puede abrazar el rock and roll pero la pose no es necesaria. Como en muchas de sus canciones, lo que realmente importa es vivir, y ser consecuente con uno mismo. Gran balada «a lo Rot». Es decir, la calidad está plenamente garantizada.
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‘Una vida equivocada’
En los últimos tiempos, a Ariel le gusta, de vez en cuando, escribir canciones en las que hablar de su oficio, de sus sensaciones como músico. Una de ellas es esta ‘Una vida equivocada’ (de «Solo Rot», 2010) en la que a ritmo de potente rock parece referirse a algún compañero de oficio algo endiosado (puede ser cualquiera) mientras reivindica su profesión. A la batería se escucha a Pete Thomas.
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‘No me dejes caer’
Otra de esas canciones que solo pueden ser suyas: rock de altura divagando en bucles pop. La letra, optimista, clama contra la soledad: «En cada bar de la tierra hay un hombre que espera / el próximo trago, su mejor novela, / que entre por la puerta un alma gemela […] Te regalo esta canción que escribo, / a cambio solo te pido, por favor, no me dejes caer». Canciones como esta, de las que no suelen ser singles y parece que quedan como perdidas en los álbumes, son las que sustentan con tanta solidez la obra de Rot y certifican su grandeza como autor e intérprete.
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‘Para escribir otro final’
Otra balada escalofriante marca de la casa, con, de nuevo, letra de mucha altura. En esta ocasión para detenerse a observar ese momento dramático en el que en una relación uno de los dos entiende que es el final, pero cuesta tomar la decisión. El piano adquiere protagonismo y se incluyen arreglos de cuerdas al fondo. Es de su disco más reciente, «La huesuda» (2013).
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‘Debajo del puente’ (versión 2013)
El primer disco solista de Ariel, «Debajo del puente» (1984), grabado tras el final de Tequila, lo mostró alejado de las letras adolescentes del grupo y como un compositor con ganas y cosas que contar. Sin embargo, el sonido típicamente ochentero de aquel álbum nos hace quedarnos con la versión de ‘Debajo del puente’ que grabó el año pasado para «La huesuda».
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BONUS:
‘Felicidad’ (con Fito Páez)
Sería imposible terminar una lista esencial de Ariel sin alguna de las muchas joyas incluidas en su disco «Dúos, tríos y otras perversiones». Publicado en 2007, Ariel decidió celebrar sus treinta años en la música acercándose a la estantería y desempolvando lo mejor de su cancionero, y a la fiesta no faltó nadie: M Clan, Calamaro, Bunbury, Jaime Urrutia, Pereza, Amaral, Quique González… y por supuesto, su más que amigo Fito Páez. Juntos encarrilaron una enérgica versión de la ya de por sí vitamínica ‘Felicidad’, logrando un maravilloso diálogo entre las teclas y la expresividad del invitado y las guitarras protagonistas de Rot. Pura química y auténtico rock and roll con un final muy stoniano.
