Discos: «Youth», de Óscar Briz

Autor:

«Difícilmente llamará Óscar Briz la atención de los cazadores de tendencias ni de los suplementos de ocio/cultura de los grandes diarios»

 

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Óscar Briz
«Youth»
LA CASA CALBA

 

 

Texto: CARLOS PÉREZ DE ZIRIZA.

 

 

Pese a las muchas distinciones que acumula de parte de la industria de su ámbito idiomático y los medios de su entorno más próximo, se puede decir que difícilmente llamará Óscar Briz la atención de los cazadores de tendencias ni de los suplementos de ocio/cultura de los grandes diarios estatales, y menos desde que se pasó del castellano al valenciano (en una carrera globalmente trilingüe: tampoco falta el inglés). Pero cabe reivindicar su perfil como uno de los más interesantes orfebres pop (en sentido amplio) de nuestro país. Como Xavier Baró, Ruper Ordorika, Adrià Puntí o Marc Parrot, por situar al lector neófito en una estela de casos creativamente divergentes pero similares en cuanto a acogida popular, lamentablemente siempre tibia. No es el nuestro un terruño precisamente agradecido con los francotiradores. Y lo cierto es que el valenciano sigue haciéndose acreedor de tal calificativo, aunque no llegue este «Youth» a alcanzar en todo momento las cotas de excelencia de aquel «L’estiu» (2010) que fue, al margen de una sobria depuración de estilo, una cima (quién sabe si irrebatible) en su dilatada carrera.

Aquí, con una ornamentación concisa pero trascendiendo la apuesta eminentemente acústica de su predecesor, Briz echa la vista atrás sin ira ni excesivos paternalismos para detenerse en la juventud y la adolescencia (de ahí el título, claro), ese tramo vital en el que el mundo parece un infinito muestrario de posibilidades. Y lo hace hermanando pop soleado (‘No digues que no pot ser’, la arrebatadora ‘El caminant’), ecos de soft rock (‘Lleugers’), pop impetuoso de ribetes costumbristas (‘En el tren’), reflexiones sobre la edad núbil en clave folk (‘Quinze’, ‘Desperta al dolor’) y una pleitesía nada genuflexa a Bob Dylan en ‘Cant de Vicent’. La serena disección de una ciudad tan radiante como presta a delirantes crisis de identidad (‘València tensa’) redondea este estupendo álbum.

Anterior crítica de discos: “Ocho variaciones sobre el futuro”, de Jean Paul.

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