«Es una de las leyendas esenciales del rock y que, además, es una excelente persona, una antiestrella que va por el mundo con la naturalidad de la gente de verdad, con el corazón abierto y dispuesto a disfrutar de cada segundo»
Litto Nebbia, uno de los mitos incuestionables del rock en español, cumple hoy 65 años. Una de esas cifras importantes en la vida, y el director de Efe Eme le rinde homenaje y lo felicita con este artículo.
Texto: JUAN PUCHADES.
En los años setenta y los ochenta resultaba complicado en extremo tener noticias del otro lado del Atlántico, por lo menos de México hacia abajo: no había internet y tanto nuestra industria discográfica como la prensa musical tendían abiertamente a lo anglosajón. Pero el rock argentino, de la mano de Moris, Tequila, Sergio Makaroff o Gato Pérez, había plantado su semilla entre nosotros. Algunos queríamos conocer más, porque a veces, en sus entrevistas, principalmente Moris y Pérez, dejaban entrever que allí habían sucedido cosas extraordinarias en el ámbito del rock. Y a quienes pensábamos que el rock anglosajón era el padre y la madre de todo pero también nos sentíamos atraídos por el mediterráneo (italiano, francés, español) y por lo poco que sabíamos del latino de los primeros sesenta (con Los Llopis, Teen Tops o Enrique Guzmán se cortó la comunicación), no nos quedaba otra que imaginar cómo sonaría aquel rock, tan lejano pero en nuestra lengua, quiénes serían sus principales artífices. Pero sobre todo había un nombre: Litto Nebbia, del que Moris y Gato Pérez habían grabado sendas versiones de ‘La balsa’, esa canción que ambos comentaban había sido un éxito tremendo. Un tema enormemente cautivador que hablaba de escapar y que uno nunca ha sabido si invitaba a huir de las cadenas de lo cotidiano y convencional para buscar un lugar mejor, más libre, si el naufragio era mental-psicodélico o si se trataba de un suicidio.
A mediados de los ochenta, en la sección de discos de El Corte Inglés (por entonces un espacio gigantesco; créanlo) me tropecé con un elepé a nombre de Litto Nebbia: «Solo se trata de vivir», editado por la RCA española en 1986. El corazón se aceleró y no lo dudé, sin haber escuchado jamás a Nebbia, me hice con el disco… No me equivoqué, aquel recopilatorio (años más tarde sabría que fue diseñado específicamente para nuestro país, con temas esenciales como el titular, ‘Las voces del 60’, ‘Un recuerdo y nada más’, ‘Quien quiera oír que oiga’ o una deliciosa versión de ‘El día que me quieras’) me proporcionó muchas horas de placer y fue la puerta que se abrió para descubrir un universo musical riquísimo melódica y armónicamente, con muy poco que ver con nada que yo hubiera escuchado: claramente la base nacía desde el rock pero evolucionaba enredado en lo que aquí llamábamos canción de autor pero sin serla completamente. Nebbia parecía habitar en un mundo musical distinto a los que había conocido hasta entonces, y bellísimo. Ya con aquel álbum se produjo un fenómeno que perdura hasta la actualidad: relaciono sus discos con escuchas nocturnas o, por lo menos, con los ojos cerrados. Sé que es raro. Y no me pregunten el porqué, pero es lo que hay: su música me lleva a buscar la noche, la oscuridad, necesito abstraerme completamente para así perderme plenamente en ella.
Luego llegaron discos comprados por correo, ediciones de Nuevos Medios, libros sobre el rock argentino, artículos (ahora sí) en internet. Definitivamente entendí qué era aquello, cómo habían sucedido los hechos y quién era Nebbia, quiénes habían sido Los Gatos Salvajes y Los Gatos. En Buenos Aires completé el grueso de su discografía y en la sede de Melopea, su discográfica y estudio de grabación, viví el que probablemente sea el único fenómeno paranormal (tipo los que tanto gustan a Iker Jiménez) de mi existencia. Del que supe charlando con Litto: «Ah, ¿a ti también te ha pasado? –me dijo con absoluta normalidad y sin darle mayor importancia– Hay gente a la que le sucede». Experiencias sobrenaturales o realismo mágico en Melopea, ¡¿se puede pedir más?!
Una de las cosas buenas de este oficio es que, con suerte, puedes conocer a algunos de los músicos que admiras. Y, efectivamente, he tenido la fortuna de conocer a Litto. Lo he entrevistado en diversas ocasiones y he compartido vivencias con él en distintas ciudades, siempre en compañía de su mujer, la maravillosa Álex, que lo cuida y se preocupa por él. Como si tal cosa, al regresar de un opíparo almuerzo, ¡lo he visto grabar un tema improvisado y completo al piano! Improvisación que acabaría en su disco «Bella Madrid» (2008). Con su bonhomía característica, no dudó en cedernos un concierto inédito para regalar en el décimo aniversario de Efe Eme. Nada de todo esto podría haberlo imaginado jamás y me siento tremendamente afortunado por ello.
No voy a abundar en que Litto Nebbia es una de las leyendas esenciales del rock y que, además, es una excelente persona, una antiestrella que va por el mundo con la naturalidad de la gente de verdad, con el corazón abierto y dispuesto a disfrutar de cada segundo. Pero sí quisiera apuntar que su música es oxígeno para quien esto firma, que cada tanto regreso a sus álbumes, o, mientras trabajo mirando la pantalla del ordenador, en un arranque, busco algún tema suyo en Youtube, porque en ese preciso instante algo se ha disparado por dentro y necesito escucharlo. Sin más. Hay gente a la que le fascinan los grandes nombres del rock anglosajón, a mí me pierden todos aquellos que desde nuestra cultura común, con las dificultades inherentes a desarrollarse en países tan jodidamente complicados como los nuestros, han contribuido a levantar un lenguaje musical que en nada tiene que envidiar a ninguno y que sabe nutrirse de referentes culturales que los anglos jamás podrían sospechar que existen. Y Litto Nebbia fue uno de los pioneros esenciales que cimentaron ese edificio nuestro, dotándolo de discurso propio, de poesía, de humanidad, de hermosura y de grandeza, una grandeza (tan pervertido últimamente el término) que en muchas ocasiones brota desde las experiencias cotidianas y que él sabe transformar en pequeñas-gigantescas canciones.
Hoy Litto Nebbia cumple 65 años y solo es momento de mandarle un abrazo, brindar por él y desearle lo mejor. Y que nos siga regalando música para el corazón, que solo se trata de vivir, pero se vive mucho mejor con su música.