«Un álbum que reúne once auténticos pildorazos que no dejan espacio a la mediocridad y que sorprenden por tratarse de un grupo debutante, a todas luces bisoño y sin experiencia apenas»
Pull My Strings
«Dora Bay»
CAP-CAP PRODUCCIONS/PIAS
Texto: JAVIER DE CASTRO.
Por desgracia para el territorio que abarca el Poniente catalán –las tierras de Lleida, vamos– no resulta demasiado habitual que surjan con demasiada asiduidad, nuevas bandas de pop-rock que aúnen a cierta singularidad una buena dosis de talento, virtud ésta última, me temo, del todo imprescindible en el negocio musical actual para significarse y poder sacar un poco la cabeza de entre el marasmo de propuestas de pelaje mil que nos asolan a todas horas y a través de todos los canales de reproducción y comunicación posibles.
Afirmo (me temo que con la boca aún pequeña) que acaba de obrarse el milagro en forma de lanzamiento discográfico, pues el primer álbum de un combo llamado Pull My Strings, residente y produciente en Lleida, y del cual he sido testigo desde su fase más embrionaria. Aunque espero no equivocarme ni haber de tragarme lo que voy a decir, les auguro un gran futuro profesional a partir de esta magnífica primera entrega musical titulada «Dora Bay», un álbum que reúne once auténticos pildorazos que no dejan espacio a la mediocridad y que sorprenden por tratarse de un grupo debutante, a todas luces bisoño y sin experiencia apenas.
Debe significarse, no obstante, que el cuarteto en cuestión ha surgido en lo discográfico en un momento halagüeño para este tipo de pop-rock de extracción sonora anglosajona que ellos tan bien practican, basado en composiciones originales de buena factura y ofrecidas en inglés como lengua vehicular. Las canciones están (muy bien) armadas con instrumentaciones rotundas y efectivas pero sin llegar a la estridencia auditiva y haciendo gala de unos castillos vocales admirablemente construidos que constituyen, sin lugar a dudas, la piedra angular de su emocionante filosofía musical. Si me permiten recurrir a la típica aunque facilona reducción estilística –muy propia de junta letras críticos, como un servidor– diré que su música, por esos elegantes juegos de voces que practican, me trae a la mente desde los Teenage Fan Club a los Jayhawks pasando por alguna de esas bandas escocesas de última generación tipo Camera Obscura. También esos universos sonoros tan atmosféricos al estilo de los Coldplay de antes de su beatificación por obra y gracia de las grandes masas y que han creado escuela quizá hasta estomagar.
Pero, sobre todo, me fascina sobremanera ese gran arrojo juvenil e ingenuidad sin domesticar que ostentan, que me recuerdan a tope a mis admirados The Clash de su debut punk y que cuando se presentan en directo manifiestan a plenitud de facultades (algo de eso debieron ver en ellos los promotores yankis que se los llevaron a girar por los USA y Canadá hace unos meses y apenas unos días después de haber salido a la venta este álbum). En resumen, una suerte de amalgama musical rica y atrayente, de innegable aroma brit-pop y con canciones arrolladoras como “Shake shake”, “Floating issues” “Crow’s next” o “That’s the only thing” como santo y seña, parece haber sido concebida en cualquiera de los territorios de Su Graciosa Majestad más que en este territorio catalán de frontera, tan a menudo olvidado desde el punto de vista musical
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