«En realidad las influencias no son un valor en sí mismas, están al alcance de todo el mundo, lo que importa es lo que cada uno pueda o no hacer con ellas, pero en sí mismas no valen una mierda»
Luis Gago está de vuelta con “Martingala”, trabajo que aglutina dos epés y que juntos dan forma a un disco largo. Para que nos cuente cómo se autogestiona, escribe y canta, nos ponemos en contacto con él.
Texto: JUANJO ORDÁS.
Pese a editar tus discos de forma digital, continúas apostando también por el formato físico.
Si, es una cuestión sentimental [risas].
“Martingala” en realidad es un epé ampliado por otro epé ya editado llamado “Canciones recordadas”, ¿no?
Si, «Canciones recordadas» se publicó en el 2011 en formato digital, exclusivamente en Itunes, Amazon mp3 y plataformas similares.
Supongo que fue fácil llegar a la conclusión de que ambos epés encajaban juntos.
Lo cierto es que tras publicar «Canciones recordadas» me pareció un trabajo incompleto y escribí nuevas canciones para redondearlo, por eso el trasfondo de los temas está alineado.
De todos modos, “Martingala” es bastante más oscuro que “Canciones recordadas”.
Sin duda. Es el punto que echaba de menos. Se debe a lo que se ha oscurecido y empeorado el panorama en España desde la publicación de «Canciones recordadas». A la hora de escribir no puedo abstraerme de lo que veo cada día… bueno, quizá es que no quiero abstraerme.
En ‘Improbable’ dejas mucho espacio a la música, dejas que tu voz descanse. ¿Es importante mantener el silencio?
El silencio es importante. No sé si cuando intento manejarlo lo consigo, pero lo intento en ocasiones. Me pareció apropiado, no con objeto de provocar una reflexión, pero sí como concepto para crear el ambiente adecuado para la letra, que está basada en una vieja y simple idea o reflexión: si no peleo ahora, cuando vengan a por mí quizá no haya nadie en disposición de defenderme, ¿quién coño va a sacarme del fregado? ¿El miserable? ¿El secretario ambulante?… Ya me entiendes. Es que no comprendo cómo no está el país al completo protestando en la maldita calle.
Diría que la influencia de Diego Vasallo en Luis Gago es absoluta. Tú te conoces mejor que yo, así que dime.
Hace muchos años, en mi juventud, cuando andabas por ahí, era inevitable escuchar a Duncan Dhu, pero no conozco el trabajo actual de Vasallo, desde entonces no he vuelto a escucharle. No lo digo con mala leche, no quiero que se me mal interprete. Le escucharé… Aunque con la rotundidad con la que me has planteado la pregunta, me asusta la posibilidad de acabar descubriendo que Vasallo y yo somos víctimas de Sor María y que en realidad soy su hermano pequeño [risas].
¿Hasta qué punto tu voz es así de rota y hasta qué punto buscas ese tono?
En función de la canción uso tonos más altos o más bajos, cambian algunos matices de mi voz al hacerlo. La ronquera intenté suavizarla hace algún tiempo, pero desistí. No me importaría tener una voz limpia como la de Damien Rice por ejemplo.
Me refiero a que a veces parece que te gustaría tener más edad de la que tienes.
Musicalmente, sin duda. No me importaría en absoluto tener veinte años más de experiencia. Aunque, por otro lado, físicamente me gustaría regresar a los veinte… Así que puedo concluir que estoy en mi mejor momento, porque tengo 42 [risas].
En esta nueva obra, “Martingala”, suenas más estadounidense que nunca.
Cierto. Me he acercado sutilmente al folk, coqueteo un poco más con el blues.
¿Qué discos escuchabas mientras lo componías y grababas?
Una vez termino los textos dejo de escuchar música durante el tiempo en el que trabajo en la composición de las canciones. Pero normalmente escucho un poco de todo, esta temporada he estado escuchando a Andy Fairweather, Brook Benton, Captain Beefheart, Dave Van Ronk, Kristin Asbjornsen, Nikki Sudden, Nick Cave… Después, para desintoxicarme, pongo a Rostropovich [risas].
Para un músico es importante filtrar las influencias.
Sin duda, tienes razón. Es necesario filtrar y hacer tu aportación personal, sino estarías simplemente copiando lo que hace otro. Aún así es inevitable que lo que hagas se parezca a algo, existen millones de canciones ya escritas… En realidad las influencias no son un valor en sí mismas, están al alcance de todo el mundo, lo que importa es lo que cada uno pueda o no hacer con ellas, pero en sí mismas no valen una mierda.
No puedes decirme que no escuchas a Tom Waits.
No, no puedo, es uno de mis favoritos, forma ya parte de mi familia. Cuando algún amigo viene a casa después de un tiempo suele preguntarme, «¿qué tal le va a Tom?» [risas].
A nivel de negocio, operas desde la independencia. ¿Cómo es tu ciclo productivo desde que grabas el disco? ¿Cuál es tu infraestructura y cómo funciona?
Es muy sencilla, le paso el disco a quienes vayan a hacer el arte gráfico y al gabinete de prensa. En este caso, Molotov Coctel Creativo se ocupó del diseño y G-news de la prensa, por cierto, se los recomiendo a cualquiera que tenga algún proyecto entre manos. Después intercambiamos opiniones y tomo decisiones en función de lo hablado. Otras dos personas colaboran directamente conmigo ocupándose de reforzar el trabajo de prensa y de la gestión de lo que va surgiendo. Toda la promo se reduce a eso, no tengo más capacidad. Y con los tiempos que corren es ya casi una misión imposible llegar a ello.
Sé sincero, absolutamente sincero, sino no publico esta entrevista: ¿Si una multinacional te ofreciera un contrato permitiéndote libertad creativa le dirías no?
[Risas] Joder, Juanjo, ¡qué pregunta más cabrona! ¿No querrás acabar con mi reputación? Me estás haciendo pensar… Bien, considero que el simple hecho de tratarse de una multinacional quien pudiera ofrecerme un contrato no es un motivo suficientemente razonable para rechazar el mismo. Si sucediese ese improbable hecho, y como dices, me permitiesen libertad creativa y tuviese decisión sobre algunos otros aspectos, en ese caso probablemente aceptaría. Todo depende del proyecto. Si no lo hiciese, la banda tendría derecho a correrme a patadas por imbécil, con la que está cayendo no se puede jugar con el curro… Aunque todo hay que decirlo, a menudo soy bastante imbécil.
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