«Casi habíamos olvidado que el documental musical sirve para algo más que para masturbar el ego de la estrella y saciar la sed del acérrimo incondicional»
«Searching for Sugar Man»
(Malik Bendjelloul, 2012)
Texto: CÉSAR USTARROZ.
Hostigados por el chaparrón de documentales musicales que sacan brillo al latón de celebridades pasadas de rosca, consuela el estreno de “Searching for Sugar Man”, película que redime del anonimato al cantautor Sixto Rodríguez. Casi habíamos olvidado que este subgénero sirve para algo más que para masturbar el ego de la estrella y saciar la sed del acérrimo incondicional.
Finales de los sesenta. Agridulces melodías callejean los márgenes de Detroit para terminar acampando en tabernas. Una resonante popularidad se destila en los límites del globo para despertar del Apartheid. Productores simétricos de Phil Spector rescatan al náufrago. La corrupta industria discográfica se contrae, el artista no existe, el copyright no tiene sentido, el rey del pollo frito se va a tomar por el culo.
Desmenuzando los términos formales con los que se plantea “Searching for Sugar Man”, cabe distinguir la depuración estructural que irradia su armadura, forjada con una intención narrativa que apunta al cine de ficción. Se establecen sólidos puentes con arquetipos propios del cine negro: vinculación del protagonista y de su obra con el suburbio urbano; imposición de una estética decadente que domina la reconstrucción o «fake»; la enigmática y confusa personalidad atribuida a Rodríguez o el encadenamiento al fondo social que liberan muchas de las letras de “Cold fact”, su primer álbum. Hallamos sin duda una clara voluntad de injerencia autoral en la exposición de las secuencias para crear incertidumbre, generando incógnitas para después despejarlas.
La investigación periodística que rastrea la pista de Rodríguez se resuelve sin embargo en un marco realista, legitimado a su vez por el realismo que asignamos a la forma documental. Se ponen en marcha una serie de procedimientos que harán desvanecerse de manera progresiva el aura de misterio que viste de mito la figura del cantautor norteamericano.
La entrevista está justificada en la prosecución de este objetivo. Digamos que no importuna tanto como lo suele hacer. Por ejemplo, la introducción a la trama se produce con la convocatoria de cabezas parlanchinas que suplen al narrador extradiegético, testimonios integrados en el texto por una necesidad narrativa que hará avanzar la acción en lugar de obstaculizar la fluidez del relato.
“Searching for Sugar Man” vierte gasolina e inflama el veredicto. ¿Me compro el disco o me lo descargo?
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Anterior entrega de cine: “Un planeta solitario”, de Julia Loktev.
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