«Seguramente, editado con medios, sería hoy día el más claro ejemplo de que hubo una frescura primigenia, un espíritu ultrapop desenfadado y un descaro melódico que iluminó nuestra música un año entero e irremediablemente se perdió»
Paraíso
«Paraíso»
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Texto: CÉSAR PRIETO.
Creo que es la primera vez que esta sección acoge un disco que nunca ha sido editado oficialmente, aunque corra y se adore entre los discos piratas de los buenos aficionados. En todo caso debíamos precisar en qué momento un disco existe como tal, ¿obligatoriamente cuando está en las tiendas? ¿cuando está grabado? ¿cuando tiene número de referencia? Y seguramente deduciríamos qué es un disco que existe. Lo cierto es que lo que iba a ser el elepé de Paraíso ha estado a punto de aparecer en diversas ocasiones, incluso el que esto suscribe ha llegado a ver una portada –se lo puedo jurar– que no tuvo el buen sentido de copiar y guardar ante la segura inminencia de su aparición. De nuevo fue vetado, como siempre.
Vayamos primero a los datos técnicos. Julio del 79, un año después de que el grupo empezara a gestarse, fichan con Zafiro. Exigen cordialmente que no los traten como si fueran rockeros de la panda de Chapa. El 9 de febrero de 1980, justo después del homenaje a Canito, se meten en la grabación de maquetas para un elepé de doce canciones que iba a ser editado por dicho sello. El 15 de abril se presenta el single ‘Para ti’ en la sala El Sol. En un alarde de imaginación Zafiro invita a seiscientos periodistas de toda la península con los gastos pagados, pero no sonoriza la sala. El grupo ha de tocar con el equipo del local de ensayo. Dicen que las canciones no se distinguían unas de otras. El sello, visto el fracaso del intento, anula cualquier otro disco del grupo, pero los inteligentes ejecutivos no les dan la carta de libertad, no fueran a tener éxito en otra compañía. Dicen también que milagrosamente alguien se quedó con una copia de esas maquetas para el elepé, porque las grandes luminarias de Zafiro grabaron encima de la cinta.
El disco iba a constar de doce canciones, aunque grabaron alguna más, y recogía influencias de todas sus etapas, hasta una canción que había diseñado Carlos Berlanga en su breve paso por el grupo: ‘No te equivoques’, aunque en versión acelerada se nota en ella el aire sofisticado, el aroma a bossa del futuro Pegamoide. De este primer repertorio también destaca una de mis preferidas, el saltarín ‘Rock para Vitorichi’, dedicada a Victoria Abril que obsesionaba al Zurdo desde que actuó como protagonista en la olvidada ‘Mater amatísima’.
También de sus primeros tiempos venían las dos versiones, la del ‘Mongoloid’ de Devo y ‘Tío, ¿me puedes prestar?’ (seguramente la más actual y la más rancia), una letra que habla de crisis económica en una adaptación de ‘Brother, you spare dime?’, un viejo clásico de los años treinta que han cantado desde Bing Crosby a Tom Waits. La solución de Paraíso da al tema un extraño aire costumbrista y apocalíptico. Completaban las canciones de sus inicios dos temas de Juan Luis, ‘Jet action’, un sarcasmo contra las actitudes elitistas, y ‘Vacaciones en la morgue’, esta con letra de Fernando, y la que en principio se iba a llamar ‘Algo le pasa a mi beibi’ para acabar convertida en ‘¿Qué es lo que me pasa, baby?’, de Márquez sobre la muerte de la novia de Syd Vicious.
En una actuación en el Teatro Martín el 28 de marzo de 1979 se estrena nuevo repertorio, y algunas canciones de esta segunda tanda pasan también al disco. La introducción al ‘Monday, Monday’ –el grupo hacía siempre gran uso de la intertextualidad– servía para abrir ‘Se una chica de hoy’, una sátira sobre el punk en la que una alusión a Ramoncín les llevó a algún conflicto con el vallecano. También recogieron ‘Lipstick’, de Juan Luis y con música de Mario, un galáctico retrato femenino de esos que tan bien le quedaban al grupo.
De las canciones que el grupo compuso posteriormente recogen una de las más emocionantes ‘(Y al final) Carolina’, respuesta del Zurdo al ‘Caroline says’ de Lou Reed. La elegante guitarra de Antonio Zancajo introduce esa tipología femenina de extraña sensibilidad que tanto gustaba al Zurdo. También llega a entrar otra de mis debilidades. No está claro el título, pero todo apunta a que se iba a llamar ‘No quiero mirar (otra vez atrás)’, otra de Juan Luis; el bajo de Gregorio consigue una perfecta línea rítmica y la historia está dedicada a Ana Curra, antes incluso de que existiesen los Pegamoides.
Es curioso, aún sin haber tenido presencia en el mercado el disco ha sido recogido por grupos que defienden soberanamente investigaciones pop, Los Caramelos, por ejemplo, tienen una versión de ‘No quiero mirar’, que ellos llaman ‘Cigarrillo mentolado’, y los Ginkas han incluido ‘Jet action’ en su último elepé. No es cuestión de hacer ucronías, así que es imposible saber si el disco hubiera estado entre los mejores de los años ochenta; pero seguramente, editado con medios, sería hoy día el más claro ejemplo de que hubo una frescura primigenia, un espíritu ultrapop desenfadado —no solo ellos, también las Chinas o los Bólidos— y un descaro melódico que iluminó nuestra música un año entero e irremediablemente se perdió.
Nota: Fernando Márquez El Zurdo aseguraba hace poco en una entrevista que es posible que este disco salga editado en breve.
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