«Sesenta minutos de pura diversión, con credibilidad, arrastrando su sucia garganta a través de canciones de rock clásico con matices sureños y souleros»
Kid Rock
“Rebel soul”
WARNER
Texto: JUANJO ORDÁS.
La transformación de Kid Rock en rockero norteamericano influido por Fogerty y Seger no ha sido sencilla, más que nada porque alcanzó su fama como músico de rap obsesionado con el rock, con un álbum (el multimillonario “Devil without a cause”) que bebía de la fusión de dichos estilos a los que incluso añadía el country. No era nada nuevo, de hecho habría sido complicado moverse en esa mezcla, avanzar hacia delante. Fue valiente por su parte decidirse y no estirar el éxito más allá de lo necesario, aunque esa reinvención haya sido complicada, perdiendo fans, apostando por el rock USA más comercial, de estribillos hechos a medida de las radios. Nada malo, incluso es fácil imaginarlo triunfando en los ochenta junto a Garth Brooks. Sin embargo, tras un muy buen álbum como “Rock and roll Jesus” pareció perderse en su propio personaje. No me refiero al gigantesco frontman que es, ese que se mueve como pez en el agua entre el estrecho espacio que separa el clamor del público y las explosiones pirotécnicas de su espectáculo, sino al músico con identidad que parecía acercarse al cliché.
Afortundamente “Rebel soul” lo vuelve a colocar como lo que es, puro entretenimiento de calidad. Funciona, rockea de nuevo, vuelve a emocionar. Kid Rock no busca la obra de arte, sino sesenta minutos de pura diversión, con credibilidad, arrastrando su sucia garganta a través de canciones de rock clásico con matices sureños y souleros, haciendo del guitarrista Marlon Young su mano derecha para confeccionar canciones que parecen ser oraciones al más radiante de lo soles y a las más suculenta de las barbacoas. Puede gustarte o no, pero el tipo es real, tanto como para derivar ideológicamente hacia el partido republicano en la misma línea que su compatriota de Detroit Ted Nugent. Y es que Kid Rock es eso, el sabor de la Norteamérica profunda, banda sonora de caravana que mata el tedio a ritmo de este “Rebel soul”, con coros negros, guitarras slide que vuelan y piano de taberna de carretera, todo en una producción de lujo. ¿Cuándo se acaba? No hay más, desde luego, no hagas relecturas que no las hay. Pero el tiempo habrá merecido la pena y habrá estado lleno de buenos momentos. La erótica del artista vagabundo hace de ‘Let’s ride’ el primer gancho, el resto van cayendo solos, incluso ‘Celebrate’ puede recordar a una extraña mezcla entre AC/DC y CCR, pero es que Kid Rock si sabe hacer algo es mezclar en su propia identidad, aquella que hace de títulos como ‘Mr. Rock and roll’ (gran comienzo con voz femenina y feroz solo de guitarra) y ‘Redneck paradise’ orgullosas medallas en su pechera.
Ha llegado lejos, ha amasado público de todo tipo, sus ventas son alabables en estos tiempos y a lo largo de su transformación en rockero ha encandilado a nombres más que respetables como David Hidalgo, el propio Bob Seger y el productor Rick Rubin (que no trabaja con cualquiera pese a su ecléctico gusto), aunque para “Rebel soul” se haya colocado él a los mandos sin necesidad de externos. Ahora parece tener más claro hacia dónde va y el público va con él, lástima que ese incluya a Mitt Romney, pero ya sabéis, la política en EE.UU. es bastante peculiar.
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