El disco del día: Jaco Abel

Autor:

«Sus discos llevan siempre impresa la enseña ‘guitarra eléctrica flamenca’, pero su flamenco es cabal y por derecho»

Jaco Abel
«Ayaya»
GC PRODUCCIONES

 

 

Texto: GERNOT DUDDA.

 

 

Quien lleve ya un tiempo siguiendo la trayectoria de Jaco Abel no necesita de la siguiente explicación: sus discos llevan siempre impresa la enseña “guitarra eléctrica flamenca”, pero su flamenco es cabal y por derecho y no aparece entre sus surcos ningún tipo de fusión jazz o de atisbos progresivos, sin que por ello quiera decir que el flamenco sea malo cuando todo esto aparezca, si es que es bueno. Ni mucho menos, pero esto es flamenco.

Eso sí, “tocao” con guitarra eléctrica, lo que para los ortodoxos no debería suponer ninguna diferencia desde el punto de vista del “oío”. Pero al que esté acostumbrado a los palos y a la expresión flamenca clásica, debería resultarle una delicia que alguien como Jaco haya querido ir más allá. Y lo consigue con creces. De partida, “éste es un disco dedicado a los maestros de la guitarra flamenca y a los cantes de la época dorada del flamenco hace 150 años en Andalucía”, como él mismo señala: Sabicas, Ramón Montoya, Niño Ricardo, Melchor de Marchena, Niña de los Peines, Habichuela (¿pero cuál de ellos? Todos, claro), Mandeli de Granada, Camarón de la Isla, Tomatito, etc, etc. Cuando luego, los que aquí colaboran, también podrían estar en esa categoría: Luis Amador “Pata Negra”, Benji “Habichuela”, Enrique “Piculabe”, Jorge Pardo, Moy, Bernardo Parrilla, etc. etc.

Jaco toca de impresión sus guitarras Daniel Marcovich y no le tiembla el pulso pasar de soleá por bulería (‘Ayaya’) a farruca (‘Dos reyes magos y tercio’) –con lo poco habituales que son en el flamenco–, o de bulería (‘Piripi’) a bambera por fandangos (‘Péinate pastora’), por poner ejemplos sonados de su gran versatilidad y amplitud sonora (teniendo en cuenta que el álbum dura sólo 36:20).

Quien esto suscribe recibe vibraciones muy especiales de esa siguirilla llamada ‘De Túnez a Egipto’ –con flamante flauta travesera– y de esos tangos de ‘Perro canelo’ que, no sé si será por el violín, me traen los maravillosos ecos del ‘Tunisia’ de Rafael Riqueni. Palabras mayores.

Oigan y pellízquense por sí mismos, o pellízquense y oigan por sí mismos.

Anterior disco del día: Cancer Moon.

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