«El tema que sostiene todos los relatos es simplemente la familia. Su existencia, incluso, sus vinculaciones, sus apatencias vampíricas pero también sus dosis de su acogida uterina»
Juan Carlos Márquez
«Llenad la tierra»
MENOSCUARTO
Texto: CÉSAR PRIETO.
El bilbaíno Juan Carlos Márquez publica su tercer libro de cuentos en tres años, demuestra con ello lo solvente de su producción y la vitalidad de un género que resulta especialmente efectivo en la literatura española durante todo este siglo XXI. El tono de «Llenad la tierra» es bien similar al de sus dos primeros libros: una mezcla de extremo y brutal realismo para indagar en imágenes oníricas. Buen ejemplo es el cuento que abre la selección, ‘El corazón de mi padre’, en el que el detalle principal, la caída descuidada del órgano en el ascensor, se relata con detalle clínico y motiva toda una reestructuración de las relaciones familiares. El final, como perfecto cierre de cuento, resulta sorprendente y modélico.
Porque el tema que sostiene todos los relatos es simplemente la familia. Su existencia, incluso, sus vinculaciones, sus apatencias vampíricas pero también sus dosis de su acogida uterina. No es en vano el título que alía el tema del mandato del ‘Génesis’ con un aviso del tono bíblico en el estilo que van a adoptar algunos de los relatos. Aparece en ‘Es solo un hombre’, por ejemplo, el bucle repetitivo del versículo, sentencioso, la grandilocuencia de lo mínimo, el imperativo magnético. También en ‘Un relieve verdoso’ aparece ese tono, la historia del naúfrago sin nombre que ha de empezar a construirse de nuevo.
Es obvio que hay relatos con mayor intensidad que otros, pero los que ganan el pulso al lector son mayoría. Las escasas cuatro líneas de ‘Amigos’ te tumbán en diez segundos; la búsqueda en los barrios de prostitución de Belgrado por parte del portero de la selección alemana, Maier, justo antes de la final con Checoslovaquia explica el penalti de Panenka en la final de la Eurocopa del 76, ‘Restos’ nos enfrenta de forma soberana y fría a los contenedores de un hospital y a los mendigos que rebuscan en él. Seguramente el mejor es ‘Las preposiciones de Blint’, el angustioso relato, casi borgiano, del chico que ve hundirse a su pueblo bajo un pantano y tiene una vida por delante para superar su fobia al agua. Seguramente Juan Carlos Márquez no acierta siempre, pero en las ocasiones en las que acierta es hondo y emocionante, como un realismo mágico sin ninguna magia que lo explique.
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Anterior entrega de libros: “Diarios (Segundo volumen 2004-2007)”, de Iñaki Uriarte.