Operación rescate: Little Steven and The Disciples of Soul

Autor:

«Por aquella época, el músico cambió tanto de nombre artístico como de apariencia. Little Steven no solo dejó atrás a Miami Steve, sino que además sirvió de homenaje a Little Richard»

Little Steven and The Disciples of Soul
“Men without women”
EMI, 1982

 

 

Texto: HÉCTOR SÁNCHEZ.

 

 

“Buena suerte y adiós, Bobby Jean”. Así se despedía Bruce Springsteen de su mejor amigo, su compañero de fatigas, su otra mitad: Steve Van Zandt. El guitarrista había decidido abandonar la E Street Band y emprender su viaje en solitario. “Buon viaggio, mio fratello, Little Steven”, le deseó Springsteen en la funda interior de “Born in the U.S.A.” (1984), y ‘Bobby Jean’, incluido en el mismo álbum, era el emocionante homenaje con el que el Boss daba el último abrazo a Miami Steve antes de marcharse.

“Supongo que necesitaba justificar mi propia existencia”, declaró Van Zandt para explicar su salida de la banda. Antes de su partida de la Calle E, el guitarrista ya dio señales de querer independizarse. “Men without women”, lanzado por EMI dos años antes que “Born in the U.S.A.”, supuso el debut en solitario de Steve Van Zandt. Por aquella época, el músico cambió tanto de nombre artístico como de apariencia. Little Steven no solo dejó atrás a Miami Steve, sino que además sirvió de homenaje a Little Richard. Por otro lado, si Miami Steve, con su impecable traje y su sombrero, tenía pinta de proxeneta, la nueva imagen de Little Steven estaba a caballo entre un gitano y un pirata. Steve Van Zandt se puso en la cabeza su bandana y no se la volvió a quitar.

Aunque él tocaba la guitarra y llevaba la voz cantante, no se embarcó solo en este proyecto; el capitán Van Zandt reunió a su propia tripulación para formar su grupo: The Disciples of Soul. El bajo corrió a cargo de Jean Beavoir, el músico negro con cresta de mohicano de Plasmatics; y Dino Danelli, del grupo de soul blanco The Rascals, se encargó de la batería. Como buena banda de la costa de Nueva Jersey, The Disciples of Soul necesitaban una sección de vientos, para la que Little Steven contó con varios miembros de los Miami Horns y los Asbury Jukes, como Richie «La Bamba» Rosenberg al trombón, Ed Manion al saxo o Mark Pender a la trompeta.

The Disciples of Soul parecían un grupo de pandilleros en busca de camorra, pero lo que en realidad buscaban, y encontraron, era un sonido guitarrero, de garaje, mezclado con los ritmos clásicos del soul y el rhythm & blues de la Stax o de la Motown y con el muro de sonido de Phil Spector como telón de fondo. Todo ello, sumado a la voz de Steve Van Zandt, una voz nasal que puede recordar a la de Keith Richards.

Aparte de a la variopinta banda, Van Zandt también recurrió a sus colegas de siempre de la E Street. Max Weinberg, Garry Tallent y Danny Federici hicieron un hueco en su agenda para colaborar con sus respectivos instrumentos: batería, bajo y teclado y acordeón. Clarence Clemons no tocó el saxo pero participó en los coros, y también lo hizo el recientemente recuperado Gary US Bonds.

El título del álbum estaba sacado de un libro recopilatorio de relatos cortos escritos por Ernest Hemingway, pero todas las canciones estaban producidas y firmadas por el prolífico Little Steven. Y a pesar del título, los temas que lo forman tratan sobre las no siempre fáciles relaciones entre hombres y mujeres. Se notan los orígenes de Van Zandt; el comienzo de ‘Lyin’ in a bed of fire’, canción con la que abre el álbum, es digno de un tema de la E Street Band. De hecho, hasta el propio Bruce participó en el disco; aunque no está acreditado, se nota la presencia del Boss en ‘Until the good is gone’, donde Van Zandt y Springsteen se alternan en los coros como si de la versión en directo de ‘Prove it all night’ se tratara. Los puntos fuertes del álbum son las canciones ‘Inside of me’, con unos vientos que podían preceder a Otis Redding, ‘Under a gun’, el tema más duro, y ‘Angel eyes’, que comienza con un riff que bien podría pertenecer a los Rolling Stones. Sin embargo, la balada ‘Princess of Little Italy’ resulta una canción prescindible dentro del álbum. Todo lo contrario que ‘Forever’, que recuerda a ‘Tears of a clown’ de Smokey Robinson & The Miracles, y que, además de servir como single, es un broche perfecto para cerrar el disco.

La experiencia de ‘Men without women’ animó a Little Steven a llevar el rock un paso más allá y decidió utilizarlo como arma arrojadiza contra la política. Su segundo trabajo, ‘Voice of America’ (1984) ofrecía, sin morderse la lengua, una dura crítica contra Ronald Reagan. Para ello, abandonó a sus compañeros de la Calle E: “Un día me desperté y comprendí que era un ciudadano americano, pero que en realidad no sabía qué significaba serlo. Llevaba con el rock & roll mi vida entera y con Bruce y la E Street Band había llegado a ser tan famoso como quería ser. Entonces quería dejar todo aquello atrás para poder explorar la posibilidad de poner juntos el rock y la política y ver a dónde conducía eso». Y no solo eso, también logró demostrar que no únicamente era el guitarrista de Bruce Springsteen, sino un músico autosuficiente, inquieto y con talento.

Sin embargo, con el tiempo, Steve Van Zandt regresó a la E Street Band. Porque los buenos amigos siempre vuelven. Porque los lazos unen.

 

Artículos relacionados