«Disco ligero pero hondo. Acoge a los Kinks y a Jonathan Richman, a Melodrama y a los Beatles. Habla con palabras cordiales y simples. Te pone, sencillamente, la mano en el hombro»
Roger de Flor
«El mundo está loco, loco, loco…»
BUHARDILLA
Texto: CÉSAR PRIETO.
A veces uno se lamenta de que haya en nuestra música tanto talento que no llega al gran público, tantos músicos con verdadera excelencia que se quedan fuera del camino por convencimiento propio o por desgana de sus oyentes. Hablo no solo de Roger de Flor sino de todo el sonido Ferrol –Quant, Boy Elliott o Todo el Largo Verano–, nacido al amparo de los criterios del festival Felipop y con más de una década autoeditando canciones pulcras, esmeradas. Y hablo también de talento no en el sentido explosivo, el de girar con originalidad y coraje los caminos del pop de nuestros días, sino en el sentido de esponjar toda la música anterior para lograr melodías certeras, pulidas, sentimientos cercanos y emocionantes.
Y eso sí que lo logra en su segundo LP el ferrolano con nombre de almogávar. Quizás en las primeras escuchas la sensación sea de estar ante un disco de apabullante sencillez, cuya única virtud es la jovialidad, el plantar la voz en terrenos llanos y cómodos, pero poco a poco se detecta que realmente el proyecto que nos presenta –bajo capa de naturalidad– conmueve. Y conmueve mucho. Se da uno cuenta cierta vez que escucha ‘Conduciendo’, una «road song» que elogia el escape como medicina tomando la base de la canción italiana, Gino Paoli o Jimmy Fontana la cantarían con placer. O ‘Voy a cambiar de vida’ –el primer sencillo, trompetas impresionantes– y ‘Alguien como tú’, en la más pura escuela del maestro Rodrigo García. O ‘Ay meu amor’ que tiene tanto de Peter Dello como de Andrés do Barro y los funde con suprema elegancia. También ‘Canto eu a quería’, una bossa interpretada como bolero.
El disco, con título de película de Stanley Kramer con Spencer Tracy, es ligero pero hondo. Acoge a los Kinks y a Jonathan Richman, a Melodrama y a los Beatles. Habla con palabras cordiales y simples. Te pone, sencillamente, la mano en el hombro.
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