«Hay interpretaciones para todos los gustos, pero ninguna como la que asegura que ‘Hotel California’ es una invitación al Satanismo y que tanto la cubierta del álbum como la letra de la canción esconden referencias al Diablo y a sus seguidores»
‘Hotel California’ no solo es el tema más popular de los Eagles, también es una de las canciones a las que más vueltas se le ha dado en busca de un significado. ¿Qué es el Hotel California? ¿Un hotel? ¿Un centro psiquiátrico? ¿Una clínica de rehabilitación? ¿La Iglesia de Satanás? ¿Qué se puede esperar de una canción que tiene mensajes ocultos tanto si se escucha al derecho como del revés? Héctor Sánchez tiene algunas respuestas.
Texto: HÉCTOR SÁNCHEZ.
El Hotel California existe. Se encuentra en un pueblo mexicano llamado Todos Santos, situado en la península de Baja California. Se desconoce si los Eagles se alojaron en algún momento en este hotel, así que la única relación que mantiene con la canción es el título. También se conocía como Hotel California al Hospital Estatal de Camarillo, un psiquiátrico entre Los Ángeles y Santa Bárbara que fue cerrado en 1997. Otra interpretación dice que el Hotel California es una clínica de rehabilitación para que los drogadictos se desenganchen de su adicción.
Hay interpretaciones para todos los gustos, desde luego, pero ninguna como la que asegura que ‘Hotel California’ es una invitación al Satanismo y que tanto la cubierta del álbum como la letra de la canción esconden varias referencias al Diablo y a sus seguidores. ¿Y qué tiene de demoniaco el álbum más exitoso de los Eagles? Para empezar, el título podía estar inspirado en la dirección donde se encontraba ubicada la Iglesia de Satán: la avenida de California, situada en San Francisco. También se comentó que el edificio de la portada era el lugar de reunión de los satánicos, aunque en realidad la fachada era la del Hotel Beverly Hills, establecido en el 9641 de Sunset Boulevard.
La fotografía del interior del álbum tampoco se queda atrás a la hora de buscar pistas satánicas. El vestíbulo de otro hotel, el Lido de Hollywood, parece una página para buscar a Wally, pero en lugar de buscar al personaje del jersey a rayas, el juego diabólico consiste en encontrar figuras tan dispares como un murciélago o un hombre completamente calvo y con una perilla afilada que sería el mismísimo Anton LaVey, el fundador de la Iglesia de Satán, también conocido como el “Papa Negro”.
Pero la miga de este misterio está escondida en la letra del tema que da título al álbum. En la canción, el protagonista llega al misterioso Hotel California, un lugar que “podría ser el Cielo o podría ser el Infierno”. Allí es recibido por una mujer que podría ser una sacerdotisa dispuesta a iniciar al nuevo adepto en la Iglesia de Satán. No es el primero en llegar allí, ya que escucha unas voces en el pasillo que le dan la bienvenida; este grupo son los fieles que forman la congregación. Más adelante, las voces le despiertan por la noche para que caiga en la tentación.
El protagonista pide vino a un Capitán, a lo que éste responde: “No hemos tenido ese licor desde 1969”. ¿Por qué no tienen esta bebida? ¿Será porque el vino representa la sangre de Cristo? Además, 1969 fue el año en el que Anton LaVey publicó la “Biblia Satánica”. Entonces, ¿quién es este Capitán? ¿Anton LaVey? ¿El Diablo?
A continuación, el protagonista contempla el ritual de un sacrificio con “cuchillos acerados” aunque “no se puede matar a la bestia”. Así que ante tal situación, se apresura y echa a correr hasta la puerta para intentar escapar de ese maldito lugar. Sin embargo, “el hombre de la noche” enuncia unas crípticas palabras: “Puedes inscribirte cuando quieras pero nunca puedes marcharte”. Al final, el protagonista no tiene escapatoria y acaba atrapado en los brazos del maligno.
Pero aquí no acaba la cosa. La canción también incluye un mensaje oculto que solo puede escucharse reproduciendo el disco al revés. La frase “this could be Heaven or this could be Hell” invertida parece decir “Yeah, Satan. How he organized his own religion / Yeah, well he knows he should. How nice!” (“Sí, Satán. Cómo organizó su propia religión / Sí, él sabe bien que lo haría. ¡Qué maravilla!”). Escalofriante, ¿verdad?
Pero siento decir que el Hotel California no está regentado por Satanás sino que, en palabras de Don Henley, batería de los Eagles, “es una canción dedicada al lado oscuro del Sueño Americano”. En 1976, el año en el que se publicó el disco, los Eagles habían dejado atrás las historias de vaqueros y habían sustituido la furgoneta por los aviones privados. Hollywood y California ya no significaban lo que fueron en su momento dorado. Todo era decadente. Para Henley, la canción «capturaba el espíritu de la época, un tiempo de grandes excesos en este país y en el negocio de la música en particular». Un tiempo en el que los músicos quedaban atrapados en las redes de la corrupta industria discográfica donde todo se movía por dinero, sexo y drogas. En definitiva, la droga es el verdadero sentido de la canción.
Todas las metáforas hacen referencia a la cocaína. La cocaína es la cadena que ata a las voces del pasillo y que no permite la escapatoria del Hotel California. Una vez que se entra en este “Hotel”, es imposible escapar. Así lo reconoció el guitarrista Glenn Frey: “La canción ‘Hotel California’ habla en contra del exceso de cocaína. Nosotros no siempre hemos hecho las cosas con moderación, pero nos estábamos imaginando cómo te quemas lentamente, el largo plazo”. Así que la sacerdotisa que esperaba al protagonista sería el polvo blanco, la congregación de fieles serían los adictos y el Capitán no estaba relacionado con el Satanismo sino que sería un camello. Lo que sí sucede en ambas interpretaciones es que el protagonista finalmente acaba sucumbiendo en dos mundos sin retorno. En conclusión, la moraleja que ‘Hotel California’ ofrece a los oyentes es que uno no debe dejarse llevar por los malos hábitos, ya que después no hay vuelta atrás.
¿Pero qué sucede con el mensaje oculto que se escucha cuando el disco se reproduce al revés? El segundo bajista de los Eagles, Timothy B. Schmit tiene la última palabra: “Lo único que pasa si pones el disco al revés es que se va a rayar, no hay nada de eso en ese disco”.
Así que al final, ni secta ni Satanás ni Anton LaVey ni mensaje oculto. El único paralelismo que se puede encontrar entre ‘Hotel California’ y el Satanismo es que el consumo de cocaína puede llevarte a vivir en el mismísimo Infierno.
Nos veremos en La Cara Oculta del Rock…
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Anterior entrega de La cara oculta del rock: Sid Vicious, lo que el aire acondicionado se llevó.
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