«Dotadísimo guitarrista, lleva ya unos pocos años en esa especie de recuperación de las raíces más puras y profundas de la música norteamericana, del country de los Apalaches al gospel o el glorioso cancionero de Gershwin»
John Scofield
«A moment’s peace»
UNIVERSAL MUSIC
Texto: GERNOT DUDDA.
John Scofield es un dotadísimo guitarrista que ha probado fortuna en muchas plazas sonoras y de todas ha salido muy bien airoso. Lleva ya unos pocos años coincidiendo con Bill Frisell y Pat Metheny en esa especie de recuperación de las raíces más puras y profundas de la música norteamericana, entendiendo como tal tanto el country de los Apalaches, como el gospel o el glorioso cancionero de Gershwin. Y a los tres les ha ido muy bien cultivando esta vena autóctona ya de por sí tan extensa.
Ahora el guitarrista de Connecticut nos vuelve a sorprender con una ligera vuelta de tuerca a su personal estilo, atemperando el tempo y ralentizando intenciones para apelar con ello a los tiempos en que la música no tenía prisas y se disfrutaba con una deleitosa parsimonia que queda muy lejos de los gustos y costumbres actuales. El título del álbum lo dice todo en este sentido.
Por supuesto esto se consigue con un repertorio clásico de lujo, al que ha añadido cinco temas propios que encajan de perlas entre tanta gema. Hablamos de piezas vinculadas de siempre a gente como Billie Holiday, Abbey Lincoln, Nina Simone o John Coltrane, ahí es nada. Cosa que también se hace extensible al ‘I will’ del “White album” de los Beatles o al ‘Lawns’ de Carla Bley.
Lo hace además con su distintiva guitarra eléctrica de seis cuerdas y en formación de cuarteto junto a los siempre excelentes Larry Goldings (piano y órgano), Scott Colley (bajo) y Brian Blade (batería). Por supuesto desde la perspectiva y la disciplina de un combo de jazz, aunque luego las intenciones vengan sinceramente del blues. Que nadie se pierda a Goldings con el solo de órgano a lo Ray Charles que se marca en ‘Gee baby ain’t I good to you’.
Y ojo: aunque esta incursión en el mundo de las baladas también pueda funcionar como tal, no es sólo un disco de perezosa escucha de sofá dominical. Detrás hay vericuetos que son dignos de ser explorados con mucho mucho coco.
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Anterior disco del día: Nito Niko.
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