«Ha integrado el amor infantil y el adolescente, pero también ha sabido hacer que fluyan las relaciones filiales, las ilusiones, los recuerdos que pesan desde la niñez. Si en sus próximas obras sabe asentar todo eso se convertirá en una excelente escritora»
Haley Tanner
«Vaclav y Lena»
LUMEN
Texto: CÉSAR PRIETO.
“Vaclav y Lena” es una novela de amor. No hay mucho más que decir. Una novela de amor que nace a los cinco años y renace a los diecisiete habiendo pasado la mayor parte de la vida en el fantasma del recuerdo. Nada puede inventar, pues, y en parte es amor prohibido de Romeo, en parte separación bizantina, en parte sensualidad intelectual de Abelardo y Eloisa. Pero sí hay algo de pulsión vital en ella, del dolor necesario para que el amor aferre, a pesar del final abierto y lleno de esperanzas.
Es cierto Haley Tanner, narradora que se estrena a los 28 con esta novela y de la que la crítica ha destacado una cierta pureza, una “absoluta falta de cinismo” según el «New York Times», discurre con un limpio optimismo propio de su juventud, pero a la vez con un estilo que maneja el tempo con maestría y los resortes siniestros con secreto. Es impecable la escena de la muerte de la babushka de Lena; la voz narrativa sigue organizando, pero cede la palabra y la perspectiva a la niña y el lector acaba al fin enredado en ese desamparo de sus cinco años. También el reencuentro de los amigos, conversación banal y fría que esconde dentro terremotos de lava.
Otra virtud es la creación de espacios: pisos de inmigrantes rusos en Brooklyn –a veces sobrios hasta la desesperación, a veces destartalados–, el ordenado hippismo de Em; apenas la calle, pero sí que se alza sobre todos ellos Coney Island, revelación y deseo al mismo tiempo el día en que Vaclav y Lena se conocen; es otro magistral episodio del que ya no van a salir nunca.
Construida con casi un centenar de pequeñas secuencias, la autora ha sabido crear un espacio propio. Y en él ha integrado el amor infantil y el adolescente, pero también ha sabido hacer que fluyan las relaciones filiales, las ilusiones, los recuerdos que pesan desde la niñez. Si en sus próximas obras sabe asentar todo eso se convertirá en una excelente escritora.
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Anterior entrega de libros: “El final del amor”, de Marcos Giralt Torrente.
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