«No hay duda de que la escena musical chilena se ha calentado. A veces sucede, un país del área hispana de América alcanza las condiciones de siembra adecuadas para que la música pop florezca. Pasó en tiempos con México y pasó con Argentina, y ahora se ha reproducido en Chile»
Dënver
«Música. Gramática. Gimnasia»
FUP
Texto: CÉSAR PRIETO.
No hay duda de que la escena musical chilena se ha calentado. A veces sucede, un país del área hispana de América alcanza las condiciones de siembra adecuadas para que la música pop florezca. Pasó en tiempos con México y pasó con Argentina, y ahora se ha reproducido en Chile. Ahí están Perrosky, Gepe o Javiera Mena. Precisamente Cristian Heyne, el productor de estos dos últimos, es el que coge las riendas del dúo Dënver en su segundo disco tras el estreno con “Totoral” en 2008.
Dënver es quizás el que más afín se muestra a los sonidos independientes que han conformado treinta años de pop a este otro lado del Atlántico. Van a ir apareciendo nombres, atentos: citan explícitamente a Los Planetas en ‘Lo que quieras’, su electro pop deliberadamente añejo puede recordar a Family y las melodías tienen ese tono ensoñador y naïf de La Buena Vida.
En todo caso el disco toma dos direcciones, en una la frescura olímpica del libreto ofrece canciones dispuestas para el baile, con un leve tono épico en el cuidado de los coros y una recreación del tecno pop de los primeros 80. Ejemplo es ‘Olas gigantes’ –con sus puntadas de bandoneón– o la luminosidad de club en ‘Litoral central’. Lejanamente también recuerdan en ella a La Mode, a esas bases simples y precisas. Como los recuerdan –quizás el mito romántico sea la única conexión– al desplegar la letra de ‘En medio de una fiesta’. Pero todo lo que en el grupo de Fernando Márquez era plácida decadencia, aquí se reafirma en explosión de armonía.
Es la otra dirección, una envoltura melancólica, apagada. La miniatura a lo Chopin que es ‘Segundas destrezas’ representa el extremo, pero el «dream pop» de ‘Diane Keaton’ o el punto lacónico, terriblemente sobrio y espiral de ‘Lo que quieras’ apuntan a terribles evanescencias sentimentales.
No podía ser menos, el disco tiene un eje temático que es la adolescencia y una melodía que se crece y se come a las demás: ‘Los adolescentes’, así de claro, envolvente; indecisa en la letra, un riff adhesivo y un crescendo en las bases instrumentales para conseguir esas extrañas sensaciones a las que apunta un grupo que entrega canciones tan inmensas que se les escapan.
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