«Hendrix decidió disolver su trío Experience y reclutar a dos nuevos músicos (el percusionista Buddy Miles y su viejo amigo, el bajista Billy Cox) en busca de un sonido más duro y compacto, hard-funk / black rock afilado y desprovisto de cualquier otro adorno»
Jimi Hendrix
«Live at The Fillmore East»
UNIVERSAL, 1999
Una sección de LUIS LAPUENTE.
Los tres primeros álbumes de Jimi Hendrix («Are you experienced?», «Axis: Bold as love» y, sobre todo, «Electric Ladyland»), conformaron la leyenda de un guitarrista excepcional y un músico único en su género, capaz de evocar en sus creaciones a los espíritus de Muddy Waters, Bob Dylan, Chuck Berry, James Brown, Cream, Elmore James y The Isley Brothers, el rock, el folk, el blues, el rock and roll y el funk en estado puro. Siempre inquieto y crítico, en 1969 Hendrix decidió disolver su trío Experience y reclutar a dos nuevos músicos (el percusionista Buddy Miles y su viejo amigo, el bajista Billy Cox) en busca de un sonido más duro y compacto, hard-funk / black rock afilado y desprovisto de cualquier otro adorno. La presentación oficial de este nuevo combo tuvo lugar en el Fillmore East de Nueva York, en sendas sesiones ofrecidas el 31 de diciembre de 1969 y el 1 de enero de 1970, resumidas luego por Capitol en el LP «Band of gypsys», último editado por Hendrix en vida.
En 1999, los herederos legales del malogrado guitarrista recuperaron el repertorio completo de aquellas actuaciones en este formidable doble CD titulado «Live at The FillmoreEast», que subraya aún más el carácter rabiosamente funk de su música con piezas tan impresionantes como ‘Stone free’ (casi trece minutos de pura catarsis física), ‘Hear my train a comin» (blues-funk electrizante, en las antípodas del corte acústico incluido en el documental «Hendrix»), ‘Izabella’, ‘Power of soul’, ‘Machine gun’ (dos tomas espeluznantes) y las versiones de ‘Wild thing’ y ‘Stop’ (un clásico subterráneo del soulman Howard Tate), en las que la batería de Buddy Miles ejerce de apisonadora funk mientras la guitarra de Jimi Hendrix decodifica la tradición negra en una apoteosis de feed-backs, riffs y crescendos dramáticos sin parangón en la historia de la música popular.
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