«Chastang mantiene elementos que le funcionan muy bien: la rotación de músicos, dejar generosamente espacio para que aporten sus propias composiciones, incluir alguna suya y, por supuesto, rendir homenaje a sus ídolos con dos o tres estándares que son siempre pata negra»
Miguel Ángel Chastang
«From Harlem to Madrid Vol. 3»
KARONTE
Texto: GERNOT DUDDA.
Continúa el genial contrabajista madrileño con su recolección sonora de los buenos años que pasó a finales de los 80 en Nueva York, tocando y aprendiendo –que en el jazz es siempre una misma cosa–, y alcanzando con tan absoluta naturalidad ese epicentro que hasta su llegada parecía reservado solo a “morenitos”. Y como han sido buenos aciertos de las dos entregas anteriores, Chastang mantiene elementos que le funcionan muy bien: la rotación de músicos, dejar generosamente espacio para que aporten sus propias composiciones, incluir alguna suya y, por supuesto, rendir homenaje a sus ídolos con dos o tres estándares que son siempre pata negra. Esta vez los elegidos han sido Thelonious Monk con ‘Monk’s dream’, Charles Mingus con ‘Orange was the colour of her dress’ y Woody Shaw con ‘The green St. Caper’. También repite en lo de tener un invitado central de relumbrón. Si en el primer volumen éste fue Larry Willis y en el segundo Frank Lacy, esta vez le ha correspondido el honor a Greg Bandy (“the mayor of Harlem”, como se le conoce en su ciudad), que aparte de ser un gran batería, tiene un vozarrón que no le cabe entre pecho y espalda. Suyo es ese ‘Good booty and barbecue’, un poderoso y lubricado llenapistas funk que marca el punto final a un trabajo de jazz de una impecable factura que guarda momentos por igual a piezas así de vibrantes como a otras propias de ese jazz clásico que tanto gusta a los ortodoxos.
El álbum empieza con ‘Just having fun’, un trepidante tema del propio Chastang con un “groove” irresistible que no le haría ascos a los “melones” y “cantalupes” del mismísimo Herbie Hancock, sin faltar a sus humeantes y precisos metales. En general, se trataba de buscar las raíces del propio implicado. De dar varios pasos atrás para avanzar muchos más hacia adelante, según explica el propio Chastang. En este apartado es donde también encaja Jorge Pardo, al que conoció en Madrid en torno a 1974, cuando ambos contaban con 16 y 20 años respectivamente, y que participa activamente tocando saxo tenor, saxo soprano y flautas, y aportando esa sensacional pieza llamada ‘Verso’.
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