«Aquí prima la calidad, la investigación, la reelaboración con criterio y la personalidad puestas al servicio de la diversión. ¿Una orquesta de autor? Muy probablemente»
Orquestra Platería
«Cosmopolita»
ARIOLA, 1984
Texto: JUAN PUCHADES.
¿Qué me dicen de esta portada? Sensacional, ¿no? Pues sepan que se trata de un diseño realizado por Daniel Torres cuando estaba considerado la gran revelación del tebeo europeo, e ilustra (nunca mejor dicho) perfectamente el contenido de este álbum en el que la Orquestra Platería abrazó la religión del funk.
Pero hagamos un poco de historia: la Orquestra Platería es una formación montada por Jaume Sisa y Manel Joseph a mediados de los años 70 para animar un fin de año en la barcelonesa sala Zeleste (ubicada en la calle Platerías, de ahí el nombre de la orquesta). La noche salió tan bien que Joseph decidió darle continuación como orquesta de baile popular, aprovechando el tirón que en esos momentos de democracia recién estrenada tenían las convocatorias municipales y barriales para animar verbenas, mítines y cuanta fiestorra callejera se presentara. A partir de ahí la historia es, más o menos, conocida: la Platería logra salir del circuito habitual al que están condenadas las orquestas de baile y graba discos con mucho gusto en los que interpreta boleros, cha cha chás, mambos, cumbias y lo que se tercie. Pero, y aquí reside su encanto, con una peculiaridad: todo lo que tocan lo hacen propio, suena a la Platería, y en sus filas, además de Manel Joseph (que se encarga de la voz, la dirección y da la cara), se reúnen curtidos músicos barceloneses educados en el jazz y con miles de horas de vuelo a sus espaldas. Un día se les ocurrió grabar una versión del ‘Pedro Navaja’ (antes de que aquí fuera mínimamente conocida la original) de Rubén Bladés y todo se disparó. Hasta el propio Blades cuando visitó España por vez primera agradeció a la Platería la difusión de su canción.
Pero la Orquestra Platería, que ha tenido muchas vidas y ha cubierto diferentes etapas, en 1984, con producción de Rafael Moll, se reorientó con «Cosmopolita» hacia un cierto funky latino que podía emparentarse, salvando distancias, con Kid Creole and The Coconuts (¡chicas incluidas!).
Los nuevos aires, en un viaje realmente cosmopolita que suma referencias caribeñas, brasileñas e incluso japonesas, les sienta francamente bien y dejan grabada su obra más redonda. También es cierto que en ese momento la Platería reúne a su alrededor a un elenco de instrumentistas y arreglistas tremendo: Victor Amman, Toni Saigi “Chupi” (luego en Jarabe de Palo), Ángel Blázquez, Quino Béjar, Papi Nilton, Enric Esteve… Una verdadera banda de estrellas que hace rodar un sorprendente y exuberante álbum de funky en castellano –incluyendo temas propios y ajenos– con momentos tan inspirados como ‘Atrapado’, ‘Alguien como tú’, ‘Cosmopolita’, ‘Me lío’ o ‘Todo es funky’. Pero la pieza mayor es el bolerazo ‘Tal vez vuelvas a llamarme’, con un estremecedor Enric Esteve en la voz.
La platería siguió indagando en las posibilidades del funky latino en el siguiente álbum, «Agárrate» (PDI, 1987), y más tarde, sin renunciar a ese sonido de gran orquesta moderna, continuó su viaje musical hacia otros derroteros –por cierto, la historia, entre otras muchas cosas con las que demostraron un olfato tremendo, tendría que reconocerles que, por ejemplo, cuando aquí nada sabíamos de narcocorridos ellos ya estaban en 1988 (en el disco «Año 13») atacando ‘La banda del coche rojo’–, pero siempre con esa sensación de que esta peculiar orquesta no tiene nada que ver con ninguna de las que conocemos. Aquí prima la calidad, la investigación, la reelaboración con criterio y la personalidad puestas al servicio de la diversión. ¿Una orquesta de autor? Muy probablemente.
[Texto publicado originalmente en EFE EME 55, de enero de 2004]
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