«Me impactó de una manera tan brutal que hasta que no aprendí a tocar y componer, no paré. Este disco me lo sé enteró. Lo compré en el 76 o el 77. Me acuerdo de todo, del orden de las canciones, de la banda, de los créditos, todo. Me lo sé todo de memoria»
Con «Argán», el nuevo disco de Revólver a punto de llegar a las tiendas (lo hará el 29 de marzo), creemos oportuno recuperar el Punto de partida en el que Carlos Goñi nos habló del disco que le cambió la vida, «Rock n roll animal», de Lou Reed.
Lou Reed
«Rock n roll animal»
RCA, 1974
Éste es el primer disco que compré, creo que pagué por él 450 pesetas, que era lo que costaban los LPs cuando comencé a comprar discos. El asunto era que o salía el fin de semana con mis amigos o me compraba un disco. Me compraba el disco. Evidentemente no tenía dinero para las dos cosas, salir y comprarme un disco; lo digo para los chavales que hoy dicen que no pueden salir y comprar discos. Yo tampoco podía. Tenía que elegir.
La historia con este álbum es curiosa: la letra de ‘Rock n roll’ dice que Jenny estaba muy aburrida y un día escuchó una canción por la radio y le cambió la vida. Pues a mí me ocurrió exactamente eso, un día estaba haciendo los deberes y de repente oí aquella canción y me dije, «¡pero qué coño es esto!». Me quedé mirando la radio y pensé «yo quiero tocar eso algún día». No sabía nada de música, pero quería “eso”. Me impactó de una manera tan brutal que hasta que no aprendí a tocar y componer, no paré. Este disco me lo sé enteró. Lo compré en el 76 o el 77. Me acuerdo de todo, del orden de las canciones, de la banda, de los créditos, todo. Me lo sé todo de memoria.
Me sorprendía cómo sonaban las guitarras de Dick Wagner y Steve Hunter, me parecía una cosa que no había oído antes, cómo sonaba el órgano, el bajo, la batería, cómo cantaba aquel tipo; mi madre me decía «¡pero si no canta!». ¿Que no canta? ¡Si le está saliendo de dentro! Me impactó brutalmente. Tengo la versión original española, la que salió sin ‘Heroin’. Los censores eran tan absurdos que metieron en su lugar ‘Vicious’, y no sé cuál era peor.
Claro, conservo el vinilo y tengo un par de copias en CD, lo tengo en el ordenador y lo escucho de vez en cuando. «Rock n roll animal», «Live», «Transformer» y «Berlin» vienen conmigo siempre. Es que esa época de Lou Reed es fundamental en mi vida y a la vez el «Hunky dory» de Bowie, ese disco me mató, es como el «Transformer», son iguales pero cantados por tipos distintos.
Entonces vivía en Alicante y lo compré en discos Sellés, que ya no existe, no me costó encontrarlo y cuando llegué a casa lo escuché y me quedé de piedra. Luego compré a Aerosmith, el «Love you live» de los Stones, el «Born to run» de Springsteen, que me gustaba pero todavía no hablaba bien inglés y no lo entendía, el golpe con Springsteen me dio más tarde, en los 80, pero con los discos de los 70, con diez años de retraso.
Un par de años después estaba con mi familia en Las Lagunas de Ruidera, estábamos en un cámping y en la radio sonó ‘Es una broma’, de Salvador [Domínguez], y cuando la escuché se me iluminó la bombilla: hostia, se podía hacer en castellano; fue cuando ya decidí que quería ser músico, sin ninguna duda. Salvador fue el tipo que me enseñó que se podía hacer en castellano cualquier cosa. Me podrán decir, con razón, que me perdí a Los Sirex, Los Bravos, Lone Star, es indudable, me los perdí. Pero me enganché al rock en español con Salvador. Su primer disco, «Banana», pero sobre todo esa canción, ‘Es una broma’, me pareció acojonante. A Salvador y a Jaime Stinus los sigo cosiderando los únicos «guitar killers» que ha habido en este país. Han estado muy por encima de la media, técnicamente imagino que habrá otros mejores, pero a nivel de concepto, no.
A Lou Reed siempre lo he seguido, tengo todo lo que saca, pero no me interesa tanto desde que decide ponerse él mismo a tocar la guitarrra porque creo que es un guitarrista tremendamente malo. Pero es su obra y hay que respetar que le apetezca tocar la guitarra.
[Texto publicado originalmente en EFE EME 64, de diciembre de 2004]
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Anterior entrega de Punto de partida: Ana Laan y Marvin Gaye.