«Recopilaciones económicas como la que nos ocupa son productos destinados a un público amante del ‘mainstream’ musical, poco habituado a moverse en la jungla de las descargas de internet y que, probablemente, visita con asiduidad grandes superficies comerciales para hacer sus compras»
Varios
«100 essential love songs»
UNIVERSAL
Texto: ÀLEX ORÓ.
Sí, lo sabemos. Este no un disco de los que suelen aparecer en esta sección que, habitualmente, está reservada a lo más granado de las novedades del pop y el rock nacional e internacional. Y no, no nos hemos vuelto locos. Ni hemos transigido ni un ápice en nuestro nivel de exigencia. Solo nos acercamos al mundo real.
El mercado discográfico tal y como lo conocemos, está a punto para su último estertor. Para trampear la situación, las multinacionales han optado por dos tipos de productos para sobrevivir. Por un lado, reediciones de lujo de discos clásicos para fans y coleccionistas a precios poco populares como pueden ser las ediciones “de luxe” de “Exile on Main Street”, de The Rolling Stones o “Live at Leeds” de The Who. La segunda opción son recopilaciones económicas como la que nos ocupa. Son productos destinados a un público amante del “mainstream” musical, poco habituado a moverse en la jungla de las descargas de internet y que, probablemente, visita con asiduidad grandes superficies comerciales para hacer sus compras. Cualquier excusa es buena para editar uno de estos recopilatorios y “100 essential love songs» llegó a las tiendas coincidiendo con la campaña comercial del día de San Valentín.
Esta recopilación está integrada por cinco discos compactos. El primero de ellos está dedicado a canciones aparecidas en películas y, como suele suceder en estos casos, encontramos alguna de cal y muchas de arena. Entre los temas más, digamos, “populares” hallamos canciones no aptas para diabéticos como ‘Say you, say me’, de Lionel Richie o ‘Love is all around’, de los Wet, Wet Wet, por citar dos de las más empalagosas. No obstante, se ha incluido también canciones de Elvis Costello (‘She’), Serge Gainsbourg y Jane Birkin (la tórrida ‘Je t’aime moi non plus’), Jamie Cullum (‘Everlasting love’)… Esta tónica se repite en los demás CDs. En el segundo, dedicado a los duetos y a las armonías vocales, se pueden escuchar clásicos tan potentes y archiconocidos como ‘Ain’t no mountain high enough’, de Marvin Gaye y Tami Tarrell; ‘All I ever need is you’, de Sonny & Cher, ‘You can’t hurry love’, de las Supremes o ‘The girl from Ipanema’ de Stan Getz y Astrud Gilberto, pero también a Maroon 5 y Rihanna y otra vez al bueno de Lionel Richie.
Vamos a por el tercero de los discos, el dedicado a las canciones pop. En este hay un tibio equlibrio entre calidad y comercialidad que se inclina ligeramente a favor de la calidad gracias a las aportaciones de Amy Winehouse, un jovencísimo Michael Jackson, Bing Crosby, The Shangri-las, Pat Boone o Dusty Springfield, entre otros. “Rock love songs” es el epígrafe del cuarto disco y bajo este título encontramos temas tan “rockeros” como la versión del clásico del soul ‘Tainted love’ a cargo de Soft Cell, ‘Lovesong’, de The Cure; ‘Is she really going out with him’, de Joe Jackson; ‘Up the junction’, de Squeeze o ‘You’re the best thing”, de The Style Council (si a Paul Weller le dicen que hacía rock con TSC, se lía a hostias). Pero, ojo, también se ha incluido ‘Pale blue eyes”, de The Velvet Underground; ‘You wear it weall”, de Rod Stewart o ‘Heartbeat”, de Buddy Holly. Pese a lo desafortunado del título este es el CD que atesora mejores temas. El quinto y último compacto tiene un título también algo confuso: “Urban love songs”. ¿Canciones urbanas? ¿Qué son? Pues según los compiladores, parece ser que temas cantados, básicamente, por artistas de color como Jackson 5, The Four Tops, Billie Holliday, Ella Fitzgerald, Smokey Robinson & The Miracles, Kool and The Gang o Marvin Gaye, entre otros.
En definitiva, este es un álbum apto para todos los públicos y que se puede regalar a un suegro o cuñada “melómana”. Si además lanzamientos como este contribuyen, de momento, a salvar las cuentas de las discográficas, bienvenidos sean (pero sin abusar, eh).
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