«Con su sonido tan identificable, despachan sugestivas melodías apoyadas en el firme pulso rockero que los sustenta, con las ya características guitarras afiladas, los bluseros toques que aporta la armónica y la voz de Manolo Bertrán, tan educada en la escuela del mejor pop español»
Doctor Divago
«La belleza muda de los secretos del mar»
LA PRODUKTIVA
Texto: JUAN PUCHADES.
Doctor Divago, veinte años después de estar batallando en el duro campo del segundo frente del rock español, parece sobrevivir donde siempre estuvo, en tierra de nadie. Lo mismo da que carguen tras de ellos con una colección de discos espléndida, que el mundo parece ignorarlos con saña. Tal vez su problema es que siempre fueron demasiado rockeros para la escena indie y puede que demasiado singulares para los seguidores del rock clásico en español, donde estaría su lugar natural. Para colmo, en los primeros tiempos, no tuvieron la fortuna de dar con una discográfica que los proyectara a nivel nacional y apuntalarse así entre audiencias medias, como sucedió con otros grupos bastante más mediocres que han logrado mayores cotas de popularidad. A cambio, han sido libres como pocos, han ido a su aire y, por lo menos desde fuera, parecen inasequibles al desaliento: Utilizando un símil que a Manolo Bertrán le gustaría, son como esos boxeadores que nunca ganan títulos, pero que siempre están en el cuadrilátero, recibiendo golpes, es verdad, pero bien erguidos. A Doctor Divago solo se le vence a los puntos, nunca por K.O.
En este «La belleza muda de los secretos del mar» siguen mostrando que esta banda es lo que fue, hija de la calle, los libros y los discos, de los Beatles, los Stones y Lou Reed, pero también de Los Brincos, Burning y Lapido. Con su sonido tan identificable, despachan sugestivas melodías apoyadas en el firme pulso rockero que los sustenta, con las ya características guitarras afiladas, los bluseros toques que aporta la armónica y la voz de Manolo Bertrán, tan educada en la escuela del mejor pop español.
Estamos ante un disco de actitud contundente, con sus momentos para perderse en riffs psicodélicos, en armonías en espiral, en canciones de textos complejos y sugerentes, de dobles lecturas, de guiños. Canciones matadoras como ‘Aquel accidente’, ‘Los amores faquires’, ‘Silencio’, ‘Rock ‘n’ roll coagulado’, ‘Huele a felicidad’, ‘Mis fallos (uno por uno)’, ‘La oficina de los ojos rojos’, o la misma ‘La belleza muda de los secretos del mar’, obligan a recomendar la pronta escucha íntegra, y con tranquilidad, de este poderoso CD, que luego ya me contarán. No les defraudará, seguro.
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