«Blues vampírico, renovación indie y dolor. El disco es un canto a la taciturnidad, una experiencia personal en la que hay que poner el corazón en una mano, el alma en otra y apretarlos durante cuarenta y dos minutos»
PJ Harvey
“To bring you my love”
ISLAND, 1995
Texto: JUANJO ORDÁS.
‘To bring you my love’ repta por tu pierna, ‘Meet ze onsta’ te agarra y te sumerge en el universo de PJ Harvey. Bienvenidos a “To bring you my love”, el tercer disco en estudio de PJ Harvey y el primero en hacerla explotar comercial y artísticamente, un trabajo sinuoso, oscuro y siniestro, un ejemplo de rock de autor femenino.
Polly Jean Harvey es una mujer tan extraña como su música, que extiende su personalidad a cada una de las canciones que graba. ¡Ese es un gran éxito artístico! Al margen de su firme pulso como «songwritter» de temas aterciopelados, glamurosamente misteriosos y sombríos. Sin duda, “To bring you my love” es su gran obra, aunque sus siguientes encarnaciones para sucesivos discos hayan marcado un buen nivel. 1995 fue el año en que Harvey apuntaló su prestigio musical.
El espíritu melancólico y una instrumentación que retaba constantemente las sonoridades establecidas, prescindiendo de sonidos insustituibles y encajando otros en el entramado sonoro. Blues vampírico, renovación indie y dolor. El disco es un canto a la taciturnidad, una experiencia personal en la que hay que poner el corazón en una mano, el alma en otra y apretarlos durante cuarenta y dos minutos. Entonces hay que observar qué es lo que gotea entre las manos, entender cómo encajan cada una de sus canciones en nuestra propia melancolía. Hablamos de un trabajo variado aunque lo cierto es que, exceptuando las explosivas ‘Meet za mosnta’ y ‘Long snake moan’, el resto del disco se mueve en tempos más pausados aunque cruentos, en los que Harvey narra ásperas historias sobre asesinato emocional, sensualidad, romance macabro y religión envueltas en papel de regalo. El susurro de ‘Working for the man’ es tenebroso, las guitarras acústicas se rompen, las eléctricas acarician, Harvey derrama tristeza en ‘The dancer’, encripta mensajes sobre anhelo y soledad.
Las texturas creadas por Flood (Depeche Mode, NIN, Smashing Pumpkins) como productor ayudan a conseguir una dinámica peculiar, yuxtaponiendo el low-fi con el hi-fi, graves y agudos, una marejada para enmarcar el violento mundo sobre el que Harvey escribe, textos de ficción que guían con su emocionante voz como brújula.
“To bring you my love” alcanzó el éxito y PJ se tornó en la gran dama del rock de autor. Su glamur en escena, su actitud, su ajustado traje de rosa plástico, su maquillaje de diva indie… Todo formaba parte de un fenómeno, el de la personalidad amplificada, el del arte exhibido sin temor al público, doblegando a la audiencia a una manera de hacer las cosas, a una forma de hacer canciones.
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