«Son devotos de unos modos ya desaparecidos en nuestro país pero aún valorados: esa sencillez natural, ese intimismo dichoso, ese deslumbramiento por el detalle cotidiano –y esas guitarras limpias, de campiña»
Fred i Son
«Diu que no sap què vol»
SONE
Texto: CÉSAR PRIETO.
Podemos considerar al pop en catalán ya normalizado. No es que hasta ahora no hubiera grandes artistas, grandes canciones; es que cada época movía todo en un mismo sentido, con un bloque similar de referencias. Faltaba esa variedad estilística, ese asumir géneros desacostumbrados que han proporcionado en los últimos tiempos Manel, Els Trons o nuestros Fred i Son.
De los tres, el trío de Barcelona son devotos de unos modos ya desaparecidos en nuestro país pero aún valorados: esa sencillez natural, ese intimismo dichoso, ese deslumbramiento por el detalle cotidiano –y esas guitarras limpias, de campiña– que conforman una línea que va del C-86 al Donosti sound, pasando por Sarah Records. Si algo se le puede reprochar a las catorce canciones de este disco es que son monocromáticas, pero no el riesgo al dar a luz “Diu que no sap què vol” con un público lejano o inexistente de antemano.
Poco tienen que ver así con la tradición de pop en catalán la morosidad de ‘L’arc de Sant Martí’, el intimismo oxigenado de la que da título al conjunto, ese mundo invernal de ‘Canço de Fred i Son’. Quizás las letras, pequeñas delicias gastronómicas, recuerdos a “El principito” o al mundo de los cuentos infantiles –su nacimiento se gestó en un ciclo de conciertos para niños- sean más cercanos.
En todo caso son canciones, una a una, delicadas y de aire –y entiéndase bien el término– naïf., hasta con un pequeño hit: ‘Plens de vida’. Canciones que quizás sólo puedan asumir los devotos de las hojas secas y los arcoiris en los charcos. Pero para ellos será imprescindible
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