«El formato es lo de menos; la música, lo demás. Escucho en todos los formatos y en todas las posiciones. ¿Cómo me voy a poner estupendo si mi primer reproductor fue un casete mono? Hoy cualquier teléfono móvil da más calidad que aquel humilde pero útil aparato»
Javier Losilla es un clásico del periodismo musical despachado desde Aragón. Ha pasado por tantos sitios, que es difícil resumir, pero quedémonos en que dirigió la revista «Menos 15» y los programas de TVE «Babilonia» y «Cabaret ZZI», que ha escrito en decenas de lugares («Ajoblanco», «Zona de Obras», «La Banda Elástica», «El País de las Tentaciones», «Elle», «El Día», «Babelia», «EFE EME»…) y que desde hace años es habitual leer sus crónicas musicales en las páginas de «El periódico de Aragón». Ha coordinado discos y espectáculos y escrito algunos libros, entre ellos un volumen de conversaciones con Bunbury y una suerte de recorrido por el pop aragonés de título «¿Sueñan los joteros con guitarras eléctricas?». Es uno de los mayores expertos en músicas del mundo de nuestro país. Periódicamente, en esta redacción se recibe un mail suyo asegurando que en breve arranca con una sección que tiene pensada…
Fecha y lugar de nacimiento.
El 18 de febrero de 1960, en Zaragoza
¿Qué música sonaba en tu casa cuando eras niño?
La música de la radio. En casa de mis padres la radio fue el medio de conexión con el mundo. Me encantaba ir saltando de emisora en emisora por el dial. Buscaba, sobre todo, las extranjeras. Y tenía especial debilidad por las estaciones marroquíes. Me embrujaba la música que emitían. Supongo que fue el inicio de mi pasión por la música árabe. ¡Cosas!
¿Cuál fue el primer disco que compraste?
Una cinta de casete de los Beatles, creo.
¿Y el último?
Un recopilatorio de hip hop magrebí.
Selecciona tres discos internacionales esenciales de tu colección.
Francamente, odio estas preguntas. ¿Tres? ¿Por qué no 300? “The Doors”, de The Doors; “Soro”, de Salif Keita, y “The Köln Concert”, de Keith Jarrett.
Selecciona tres discos nacionales esenciales de esa misma colección.
“Por el día y por la noche”, de Mestizos; “Al este del Moncayo”, de Más Birras, y “La canción de Juan Perro”, de Radio Futura.
Un disco doble al que no le sobra nada.
“The Köln Concert”, de Keith Jarrett.
Un grupo o cantante a quien rescatarías del olvido.
The Nits, suponiendo que estén en el olvido.
¿Cuál fue el primer concierto al que asististe?
Francamente, no lo recuerdo bien. Probablemente uno de Los Relámpagos.
¿Y el mejor concierto que has visto?
Lo siento, no soy tan maximalista. He visto muchos conciertos espléndidos.
Elige y razona tu elección:
Serrat/Aute.
Serrat. Especialmente los discos en catalán de su primera época. Aute es más “letanías”, aunque haya compuesto canciones notables.
Sabina/Calamaro.
El Sabina de los últimos años y el Calamaro menos reciente. Razones obvias.
Nacha Pop/Los Planetas.
Nacha Pop. ¿Cercanía generacional? ¿La voz de Antonio Vega? ¿Canciones más propicias para el revolcón? Vaya usted a saber…
Nacho Vegas/Quique González.
Nacho Vegas, sin duda. ¿Quién puede resistirse a propuesta tan alegremente deprimente? Sobre González transcribiría la opinión de mi hija, pero no está bien utilizar a los menores para encuestas tan sesudas.
La Mala/La Bien Querida.
La Mala, siempre que no sea en directo. Maneja muy bien el artificio. Y eso me gusta.
Jacques Brel/Serge Gainsbourg.
Esperaba esta pregunta. Imposible elegir. Uno te encoge el corazón y el otro te expande el pene. Complementarios.
Frank Sinatra/Elvis Presley.
Frank para un cóctel elegante, y Presley para uno gamberro.
Marvin Gaye/Bruce Springsteen.
Lamento no entrar de nuevo en dicotomías. Uno u otro dependiendo del momento y de la canción elegida.
Tom Waits/Lou Reed.
Vaya, otra pregunta trampa. Uno es el puñetazo en la nuca del que hablaba Kafka; el otro, la patada en las pelotas. ¿Dónde duele más?
Michael Jackson/Prince.
No puedo, no puedo… Michael es mi androide favorito, paradigma del hombre del futuro; era pura magia en escena, opinen lo que opinen los falsos profetas. Prince es la lascivia del funk. Me parte el corazón elegir.
The Rolling Stones/The Velvet Underground.
Estamos en las mismas. Puedo pasar sin sobresaltos de ‘Hey, negrita’ a ‘Sweet Jane’. Es lo que tiene criarse con la radio.
Bob Dylan/John Lennon.
Aquí puedo elegir. Aguanto largas temporadas sin escuchar a Lennon; pero no pasa mucho tiempo sin que vuelva a Dylan. ¿Why? ¡Quién sabe!, que decían en “Blade Runner”.
Neil Young/Elvis Costello.
Otra elección imposible. Electricidad y detalle. Justo como el recibo de la luz.
Youssou N’Dour/Fela Kuti.
Uno de los conciertos más emocionantes que he visto fue uno de Youssou N’Dour en Pirineos Sur. Fela murió sin avisarme, y nunca pude verle “live”; pero sus discos (y las grabaciones en DVD de sus directos) son tremendos. Me declaro panafricanista, ¡qué le vamos a hacer!
¿Por qué decidiste dedicarte a la crítica musical?
Cosas del azar, supongo. No recuerdo que de niño manifestara mi intención de ser “crítico musical”, de hecho no manifesté preferencia alguna por el trabajo. Uno, como el poeta romano, ha nacido para el ocio y para beber en una taberna; el resto es casualidad, no causalidad. Escuchas música, te creas un criterio, te gusta escribir y, ¡zas!, de repente te has convertido en crítico. ¡Fíjense qué fácilmente se cae en un error fatal!
¿Quién fue tu maestro periodístico?
Los escritores norteamericanos de postguerra; los escritores norteamericanos de los años 60, los escritores latinoamericanos del boom y del no boom… Lees aquí y allá, coges de allá y de aquí, y si eres listo te creas un estilo. Si eres torpe intentas “escribir como…” Me ha enseñado tanto Balzac como Gay Talese.
Un equipo de fútbol.
Lamentablemente el fútbol no está en mi catálogo de pasiones y perversiones. Fui aficionado de niño; un día me cayó el segundo diluvio universal en el estadio de La Romareda y me retiré del pelotón. Hoy del fútbol sólo me interesan las mujeres de los futbolistas, y no todas. No obstante, veo algún partido en los mundiales.
Un político.
¡Ja! ¿Por qué no una actriz porno?
Una ciudad para vivir.
Quedaría exótico decir Dakar, pero es una ciudad con poca iluminación por la noche. En Zaragoza estoy bien, y bien comunicado con el mundo.
El disco que detestas y que despierta alabanzas entre tus compañeros.
El listado sería interminable
¿Vinilo, CD o mp3?
El formato es lo de menos; la música, lo demás. Escucho en todos los formatos y en todas las posiciones. ¿Cómo me voy a poner estupendo si mi primer reproductor fue un casete mono? Hoy cualquier teléfono móvil da más calidad que aquel humilde pero útil aparato.
La película que nunca te cansas de volver a ver.
Tres: “El Padrino (I, II y III)”, “Blade runner” y “Apocalyse now”.
El libro que nunca te cansas de releer.
Las obras de Shakespeare. Como escribió Harold Bloom, “Shakespeare es la invención de lo humano”.
Una serie de televisión.
Dos, y cortas: “Angels in America” y “Carnivale”, ambas de esa gran factoría de ficción que es la HBO.
Si estuviera en tus manos elegir la música que suena en los supermercados, ¿qué discos seleccionarías?
Grabaciones de: Scott Walker, Bowie, Divine Comedy, Gainsbourg, Brel… Los nabos con glamour son más nabos.
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