Atrium Musicae
«Codex glúteo»
Hispavox, 1978
Texto: LUIS LAPUENTE.
Además de ilustres ensayistas y médicos hematólogos, hay en la familia Paniagua un puñado de músicos visionarios y heterodoxos, permanentemente a medio camino entre la vanguardia y la tradición, en ese oasis fecundo y resplandeciente que ocupan también artistas inclasificables como Luis Delgado, Alberto Iglesias o Javier Paixariño. Integrados con Beatriz Amo, Pablo Cano y Cristina Úbeda en el grupo Atrium Musicae, cuatro de sus miembros, Gregorio, Luis, Eduardo y Carlos Paniagua, participan en este extraño LP publicado en 1978 por Hispavox, y –que yo sepa– nunca reeditado en formato digital. Rescato de las notas interiores del director del grupo, Eduardo Paniagua, la historia de «Codex glúteo»: “En la cara interna de la tabla derecha del tríptico ‘El jardín de las delicias’ de El Bosco, aparece representado un infierno en el que se ven sumidos músicos y cantores. (…) La portada de este disco es un facsímil detallado de una partitura escrita sobre el tetragrama con su clave y su indicación de ritmo terniario. (…) Este códice inédito que denominaré CODEX GLÚTEO tiene la particularidad esencial de ser la única partitura escrita directamente sobre el culo de un ser humano, que a la vez sirve de fascistol o soporte y de pergamino. Un extravagante coro, situado entre una gigantesca zanfona y debajo de la caja de resonancia de un arpa gótica, lee este glúteo y entona la música allí escrita.”
Sobre tan abracadabrante partitura, los Paniagua y su grupo tejen un brillantísimo mosaico de canciones “cacoculofónicas”, intercalando antiguas piezas licenciosas de la época de los Reyes Católicos con composiciones originales de aire gótico-minimalista, que interpretan con los instrumentos más nobles (un arpa del siglo XII, un piano Steinway) y disparatados (“un ramillete de acelgas, un matasuegras en Fa, una caracola mediterránea en Mi bemol”). Digno heredero de la más culta y genuina tradición humorística patria, «Codex glúteo» tiene además la rara cualidad de basar su rica estructura musical en dos únicas páginas, muy gráficamente bautizadas por el propio Gregorio Paniagua: la nalga I y la nalga II. Sic transit gloria mundi.
[Este texto fue publicado originalmente en EFE EME 24, de diciembre de 2000]
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