«Extraordinary Records»
Varios
TASCHEN
Alexandro Benedetti es un afamado coleccionista italiano de discos que, entre sus posesiones vinílicas de varios miles de ejemplares, ha logrado unas 1.200 unidades procedentes de todo el mundo, cuya principal particularidad es que no lucen el típico negro habitual sino que están estampadas en vivos colores y atendiendo a los más diversos diseños y formas que uno pudiera imaginar. A principios de la década de los años 80 empezó a juntar esa clase de vinilos y en 1998 su colección mereció el reconocimiento del Libro Guinness de los records, por su singularidad y por la cantidad de piezas reunidas.
A la espera de cumplir un sueño como sería abrir un museo discográfico en el que poder poner a disposición y disfrute del gran público tan llamativa colección, se ha contentado con este volumen, lujosamente editado con una pequeña aunque ilustrativa selección de esta clase de plásticos musicales propios y unos pocos de otro juntador compulsivo como Peter Bastine quien, como Benedetti, lleva años haciéndose con piezas de vinilo pintado, aunque en su caso, se ha especializado sobre todo en discos históricos del periodo 1905-1956.
Con prólogo a cargo del conocido músico, compositor y arreglista Giorgio Moroder y notas introductorias del propio Benedetti, este librazo se nos antoja interesantísimo porque aúna el gusto por la música pero también por el arte, porque a nadie se le escapa que todos y cada uno de los discos aquí recopilados son eso –a su manera y como aquí se puede comprobar perfectamente– auténticas obras de arte. El vinilo coloreado se destinaba normalmente a una primera edición, con tiradas limitadas de como mucho 500 a 1.500 ejemplares o incluso menos, que se distribuían antes de la oficial con su habitual vinilo negro. Al editarse muchos menos, un disco de color obtiene con el paso del tiempo bastante más valor que los estándares. En otras ocasiones esta práctica se llevaba a cabo para discos especiales como los de aniversario de una discográfica o cuando el título de una canción o del propio álbum incluía alguna referencia al color elegido para adornar la superficie con los surcos. Sellos norteamericanos como RCA o Capitol recurrieron a esta técnica para reeditar discos de algunos de sus artistas estrella como Elvis o los Beatles en los 60 o 70 y otros más minoritarios como Collectable, Swingin’ Pig o Globus Internacional en las últimas décadas y hasta la práctica desaparición del vinilo en detrimento del CD, acabaron convirtiendo los vinilos en color en auténtico reclamo distintivo de sus catálogos.
Los llamados «picture disc» que proliferaron con gran éxito desde 1970 y hasta finales de los años 80, dieron un paso adelante incluyendo estampaciones artísticas en cuatricomía y dando pie a que muchos diseñadores gráficos o artistas multidisciplinares dieran rienda suelta a su imaginación con auténticas creaciones que han hecho las delicias de los fans. Asociado a ello también debe destacarse el salto cualitativo observado en las formas, abandonándose muchas veces el clásico formato circular por formas de fantasía limitadas únicamente a la imaginación y versatilidad de quien se ocupase de tal menester; los troqueles y perfiles han permitido en este caso ensanchar aún más la gama de posibilidades.
Para resumir, comentamos un libro que visualmente resulta tan llamativo e impactante que cualquier descripción detallista que aquí pudiésemos hacer sería injusta con la realidad. Se tocan todos los estilos o géneros derivados del rock que uno pueda imaginar (pop, hard, heavy, folk, folk-rock, sureño, punk, new wave, sinfonic, soul, rap, hip-hop, soundtracks, etcétera) y no existe banda de trascendencia o artista solista de cierta enjundia que no cuente como mínimo con una entrega discográfica de estas características. En cualquiera de los casos, volumen ABSOLUTAMENTE ESPECTACULAR.
JAVIER DE CASTRO.
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«Jacques Brel. Una canción desesperada»
Luis García Gil
MILENIO
Nadie puede ser el mismo después de escuchar a Jacques Brel. Tremenda afirmación, sin duda, que podemos leer en la contraportada de «Jaques Brel. Una canción desesperada». Puede parecer una exageración, un buen gancho para cautivar a los potenciales lectores de este nuevo volumen de la colección Música de Editorial Milenio pero lo cierto es que esta es a la conclusión que se llega tras leer este pormenorizado estudio sobre el carismático cantautor belga.
Luis García Gil ha tenido el acierto de vincular las letras de Brel con la vida del artista. Así podemos conocer cómo su infancia, sus temores, su concepción de la amistad y el amor marcan la trayectoria del cantautor del “país llano”. García Gil desarrolla un brillante discurso durante todo el libro. Bien escrito y bien argumentado, descubrimos en sus páginas la génesis de canciones como ‘Ne me quitte pas’ y ‘La Fannette’, que no se pueden entender sin conocer la biografía de Brel. Poética, canción y vida es un trinomio indisoluble en la trayectoria de Brel, que, además, destacaba por su “saber estar” en el escenario. Ninguna canción, ningún momento vital, escapan de la pluma y el análisis del autor.
Pero García Gil ha tenido más aciertos. Explica en el texto la influencia y magisterio de Brel en artistas internacionales como Bowie y Sinatra, Sting o Franco Battiato pero también en cantantes españoles como Quico Pi de la Serra, Serrat, Paco Ibáñez y Loquillo. El prólogo de Gabriel Sopeña no hace más que aumentar el valor de este libro, una herramienta imprescindible para acercarse a uno de los más brillantes representantes de la chanson de todos los tiempos.
ÀLEX ORÓ.
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«El videoclip en España (1980-1995). Gesto audiovisual, discurso y mercado»
Eduardo Viñuela
INSTITUTO COMPLUTENSE DE CIENCIAS MUSICALES (UCM)
La historia del videoclip en España guarda pocos puntos en común con su evolución en el ámbito anglosajón. Allí, las grandes inversiones de las discográficas y el impacto de la cadena MTV convirtieron al vídeo musical en un elemento promocional prácticamente indispensable desde principios de la década de los 80. En nuestro país, en cambio, este género audiovisual de desarrolló de forma más pausada, siguiendo la estela del crecimiento del mercado musical iniciado en los primeros años de la democracia y la evolución de las políticas públicas en materia televisiva, dando lugar a la elaboración de productos de connotaciones singulares en su configuración formal.
El presente volumen, consecuencia editorial inmediata de una tesis doctoral leída en la Universidad de Oviedo por el profesor universitario de comunicación estudioso sobre la relación de la música con los fenómenos audiovisuales, Eduardo Viñuela, traza un recorrido por los primeros años del vídeo musical en España, un patrimonio videográfico musical que ha pasado bastante desapercibido por la escasa atención en cuanto a estudios monográficos que ha recibido. Para reparar tal carencia, esta investigación profundiza en los aspectos que dan entidad al videoclip como género audiovisual autónomo, revisando las principales aportaciones teóricas en este campo.
Tras introducir al lector de forma muy minuciosa en la definición y singularidad del género y repasar en lo metodológico los principales aspectos distintivos de tal vehículo expresivo, a continuación se pasa a saco al caso español para determinar la relación entre la industria musical y la televisión. Asimismo, se ocupa tanto de la interacción de la música con otros lenguajes integrados en el audiovisual como de la relevancia del clip musical como símbolo de modernidad en una España que deja atrás los años de la Transición y comienza a proyectar una imagen más exportable. La argumentación plantea un enfoque metodológico interdisciplinar adecuado al análisis integrador del videoclip que establece puntos de encuentro entre la musicología, la comunicación audiovisual y los estudios culturales. Lo más interesante es conocer el devenir de este fenómeno en nuestro territorio porque se va destacando todo aquello que marcaría su evolución como, por ejemplo, la paulatina mejora formal con cada vez mayor inversión al respecto por parte de las discográficas o los propios artistas o la emisión durante la década de los 80 de programas más o menos especializados como “Pista libre” o “La bola de cristal” que aunque –evidentemente– no fueron los pioneros en la emisión de videoclips en nuestro país, si que ayudaron a regularizar su utilización y fomentaron su universalización a nivel popular. Hablamos tanto del clip rodado como vehículo promocional de tal o cual canción de cualquier artista o banda, así como aquellos números grabados en “vivo” ex profeso como contenido temático de los programas y que revisados con la perspectiva que otorga el tiempo aportan información más que interesante sobre contexto histórico y social en que se gestaron.
En el último cuarto del libro, el tono discursivo entra en una fase eminentemente práctica en la que se estudian unos cuantos ejemplos extraídos de nuestra propia industria musical –tres en concreto, procedentes del rock– que el autor fija como paradigmas analíticos del género videográfico musical. A saber, ‘Hombres’ de Loquillo y Trogloditas; ‘Blanco y negro’ de Barricada; y ‘Entre dos tierras’ de Héroes del Silencio, que son desmenuzados desde todos los puntos de vista: musical, estético, ideológico, de presunta modernidad, lenguaje visual, argumentación cinematográfica, literalidad, madurez expresiva, etc.
JAVIER DE CASTRO.
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