Rockola, Discos. 5 de febrero de 2010

Autor:

rosanne-cash-05-02-10

“Ritmos suaves, instrumentación sin florituras y una voz potente sabiamente contenida son los tres pilares que hacen de éste un disco agradable e interesante que invita a ser escuchado varias veces sin resultar cansino”

Cash-05-02-10Rosanne Cash
“The list”

MANHATTAN/EMI

Cuando la joven Rosanne tenía dieciocho años, su padre le dio una lista de cien canciones que debía escuchar. Un centenar de temas que “el hombre de negro” consideraba importantes para la formación no solo musical sino también espiritual –más allá del sentido religioso– de su pequeña. Varias décadas después, la hija agradece al padre la lección editando este disco con doce de aquellos temas.

Lo mejor de la selección es que no se nutre de grandes éxitos, sino más bien de pequeñas joyas. Probablemente el corte más conocido sea ese ‘Girl From the North Country’, que papá Cash grabó junto a Bob Dylan en 1969. Tal vez podría señalarse ésta como una de las mejores piezas del álbum, aunque sería difícil, incluso injusto, subrayar unos cortes sobres otros en un trabajo tan homogéneo. Dada la variedad de autores y estilos reunidos, es digno de destacar el trabajo realizado por Cash, con la inestimable ayuda de John Leventhal como arreglista y productor, a la hora de dotar de un estilo propio a cada una de estas canciones al mismo tiempo que logra que todas funcionen como parte de un proyecto conjunto. Un disco de versiones muy por encima de la media.

Para lograrlo, Rosanne se aleja del country y el folk más clásicos, de los que nacieron la mayoría de estas canciones, y apuesta sin embargo por traerlas al terreno de la «americana» actual, donde ella se mueve con soltura desde hace años. Las guitarras acústicas y el fiddle llevan el gran peso del proyecto, aunque en algunos pasajes lleguen incluso a escucharse sonidos eléctricos que no llegan a romper el clima. Ritmos suaves, instrumentación sin florituras y una voz potente sabiamente contenida son los tres pilares que hacen de éste un disco agradable e interesante que invita a ser escuchado varias veces sin resultar cansino.

A ello ayuda la citada selección de temas, que va desde el ‘Long black veil’ que hiciese popular el propio Johnny Cash al ‘500 Miles’, cuya interpretación aquí poco tiene que ver con la de Peter, Paul & Mary, o esa maravilla de Merle Haggard que es ‘Silver wings’.

La guinda al pastel la ponen cuatro invitados de excepción: Jeff Tweedy, Elvis Costello, Rufus Wainwright y Bruce Springsteen, protagonizando este último con Rosanne el dueto más interesante en ‘Sea of heartbreak’.
JAVIER MÁRQUEZ.



Suaves-05-02-10Los Suaves
“Adiós, adiós”

SONY MUSIC

Pese al título de su nuevo disco y al margen de los rumores de los últimos años, Los Suaves no se despiden. Por lo visto, la actitud autodestructiva de Yosi a punto estuvo de finiquitar la existencia del grupo gallego, con el guitarrista Alberto Cereijo anunciando su salida de la banda. Afortunadamente, todo ha vuelto a su cauce, el grupo continúa unido y “Adiós, adiós” es un disco notable, sin relleno y con canciones tan potentes como emocionantes.

El rock duro y metalizado del grupo regresa para revestir nuevas canciones muy bien acometidas (‘Adiós, adiós’, ‘Cuando los sueños se van’), con la guitarra maestra de Cereijo y la voz de Yosi al mando, aunque también hay espacio para el rock de corte más clásico (‘Esa noche te perdí’ es uno de los grandes momentos del disco) e incluso una muy buena versión de Gary Moore (‘Thunder rising’, ahora rebautizada ‘Se alza el trueno’). Las letras de Yosi continúan la línea existencialista que ha marcado gran parte de su producción, con inteligencia, fatalismo y talento. Y es que Los Suaves no van a reclutar nuevos fans gracias a “Adiós, adiós”, pero sus seguidores van a quedar, no solo satisfechos, sino complacidos y muy emocionados.
JUANJO ORDÁS.



Wave-05-02-10The Wave Pictures
“If you leave it alone”

V2/NUEVOS MEDIOS

En estos tiempos en que el pop es un producto de consumo rápido que caduca más rápido que un yogur, merece la pena detenernos en «If you leave it alone», el tercer disco del trío británico The Wave Pictures. La formación liderada por el guitarrista y cantante David Tatterseall nació como un divertimento de tres estudiantes universitarios que a finales de los noventa llegaron a editar y distribuir en sus conciertos diversos discos en CD-R. Con el nuevo siglo, consigueron publicar sus cancioines en “formato profesional” y dar salida a sus composiciones de pop pristino. «If you leave it alone» contiene una docena de temas a medio camino entre el folk y el pop con bonitos arreglos de viento. No obstante, uno de las bazas ganadoras de The Wave Pictures es la voz de Tattersall, que por momentos evoca al Jonathan Richman de finales de los setenta y principios de los ochenta. El tema que da tiítulo al LP es un buen ejemplo de esta información.

La cara más folk del trío la descubrimos en canciones como ‘Canary wharf’ o ‘I Thought of you again’. ‘Strawerry cables’ o ‘Nothing cna change this love’ son otro par de opciones para saborear y paladear la calida y amable propuesta de The Wave Pictures, un trío de amanuenses a los que habrá que seguir la pista.
ÀLEX ORÓ.



Vulcano-05-02-10Nueva Vulcano
“Los peces de colores”

BCORE

Como un cuadro de Picasso, las canciones de Nueva Vulcano escupen lo cotidiano en su más cruda y plana frontalidad. El trío barcelonés no se parece a nadie. Precisamente, por ese carácter singular se les adora. Entrañables en su especie dentro del patio rockero español, tampoco resulta sencillo conectar con su mundo: áspero, oscuro y enigmático. Y eso a pesar de utilizar –sobre todo en este álbum– el castellano con total transparencia. Sin embargo, se han convertido en una banda de culto para los que localizaron su imán. Una rara avis con sonido propio que ha puesto banda sonora al underground de la ciudad condal en el último lustro. Después de los celebrados «Principal primera» (2004) y «Juego entrópico» (2005), así como su notable trabajo compartido con los estadounidenses The Life and Times, llega su tercer largo. El disco de la confirmación de lo que todavía se murmura por los mentideros: Nueva Vulcano poseen una extraordinaria capacidad para la narración a través de la parquedad del rock minimalista.

Temas que en pocos casos superan los tres minutos, pero que, ups, condensan la realidad cercana y palpable. Descripciones poéticas de andar por casa, chispazos reflexivos de dos segundos y memoria proustiana. Ajenos a la pedantería y multiplicando su poder evocador gracias a la voz rasposa de Artur Estrada y a una inusitada expresividad de bajo, guitarra y batería sin necesidad de alardes. ‘Dulce y ácida’ y ‘Te debo un baile’ alcanzan su techo compositivo. Y atención a la letra de ‘Níquel y canela’. Conmovedores, espídicos y fieles a su ética.
EDUARDO TÉBAR.



Nouvelle-05-02-10Nouvelle Cuisine
“La guerra del volumen”

AUTOEDITADO

Siempre me sorprendieron estos chicos, recibir cada uno de sus muestrarios de canciones resultaba estimulante, vivo. Daba igual que fuera una de las cuatro maquetas o cualquiera de los dos discos autoeditados, todo abrazaba un pop elegante y honesto, moldeado con naturalidad y atravesado por esas pequeñas emociones que perduran. Dibujaban humildemente, desde A Coruña, paisajes de ojos azules y jardín. Luminosos e íntimos.
Por ello no pude menos que esbozar una sonrisa leve cuando supe que a los ocho minutos de repicar las campanas de la Puerta del Sol para anunciar el nuevo año ya estaba colgado su nuevo disco aquí, querían conseguir el primero del año. Y ésta fue la primera sorpresa. La segunda fueron unas orfebrerías electrónicas en segundo plano que no eran acostumbradas en sus casi diez años de carrera.
Y de nuevo, como siempre, lo intensamente feliz eran las canciones, siete canciones, pastiches deslumbrantes en una galaxia de influencias que puede abrazar cualquier estética y la adapta a su sobriedad estilística. Palabra mayor es, por ejemplo, ese ‘Sin embargo’ que abre el disco y que acoge ese ritmo sincopado de Derribos Arias, esas melodías de montaña rusa de Glutamato Yeyé, esos coros guturales que no se oían en castellano desde el 84. Uffff, aludir en la letra a «muchachas en flor» la convierte en un artefacto que no hubiera desmerecido en Sindicato Malone, por ejemplo.

Pero es que la siguiente, ‘Pinturera’, se aparta de este espíritu y cita a Sr. Chinarro. Y, desde luego, sin plagiarlo alcanzan ese espíritu de elevación que se confunde con ligereza del andaluz. Aunque en ocasiones caminan hasta la grandilocuencia nunca se instalan en ella y la resuelven en tensión y no en estética. El tono menor domina. ¿Cómo, si no, construir una canción sobre intervenciones en la rodilla con tanta levedad? Un empaque vocal parece dominarlo todo, pero al fin triunfa lo sport, el empuje atlántico que siempre ha sostenido al grupo.

Así que enfrentarse a estas canciones es enfrentarse a bandazos de referencias, ¿cómo si no se puede explicar que ‘Vestido de fan’ recuerde a Sisa, su deje nasal incluso, para de golpe sonar a los Héroes del Silencio? Pues porque Nouvelle Cuisine no desprecian nada ni hacen gala de nada. La prueba cierra el disco, una versión de ‘Basta de peleas’, canción olvidada de la primera Massiel. Escúchenla en su web y convendrán en que la música ligera puede tratarse para inyectar en ella verdadera emoción.
CÉSAR PRIETO.



Valdés-05-02-10Pablo Valdés & The Crazy Lovers
“Noches de ciudad”

SANTO GRIAL RECORDS

Buenísimo disco de rock español. Es normal que con el paso de los años y la cantidad de bagaje histórico-musical que España va amasando en lo referente a rock y pop, vayan surgiendo nuevos músicos con pocos prejuicios, que otorgan la misma importancia en su formación musical a Burning que a Los Secretos. Es decir, valoran legados al margen de clichés. Y es así como avanza la música, es así como crece la cultura.

Pablo Valdés es un tipo que no tiene problemas en firmar buenas melodías y revestirlas de generosas dosis de limpia electricidad. “Noches de ciudad” es un disco francamente vital y elaborado, una colección de canciones marcadas por su particular voz (entre el desdén rockero y la fragilidad del songwritter), con intenciones situadas entre la banda de Johnny Burning y la de Álvaro Urquijo, pero sin nostalgia, con mucha frescura. Aquí hay temas que suenan a hit (‘Lo que no está en los escritos’), otros que a Loquillo le encantaría cantar (‘Antes de que amanezca’), canciones que emocionarían a los seguidores de Fito Fitipaldi (‘Me espera mi chica’) y a los fans de Pereza (‘Más de lo que soy’, ‘Billete de ida’), incluso por momentos se transforma con acierto en un híbrido entre Cash y Kristofferson (‘Mi guerra’) llegando a sonar al primerizo Quique González (‘Desaparecer’, ‘Botas rojas).

¿Lo mejor? La personalidad del tipo, capaz de someter todas las citadas influencias con soltura, ya sean patrias o norteamericanas (sí, también se nota la influencia bien digerida de Tom Petty y Springsteen; atentos a la maravillosa ‘Nuestra ciudad’). Precioso trabajo sin puntos flacos, un músico a tener muy en cuenta.
JUANJO ORDÁS.


Anterior entrega de Rockola.

Artículos relacionados