“No sé si ‘The Pursuit’ alcanzará el éxito comercial de algunos de sus discos precedentes, pero es una apuesta que merece la pena. Cullum no se duerme en los laureles y se arriesga al adentrarse en sonidos más pop, alejándose gradualmente del estilo jazzero que le encumbró”
Una sección de ADRIAN VOGEL.
“The Pursuit” (La Búsqueda) es el nuevo álbum de Jaime Cullum. El quinto de su carrera. En esta ocasión ha grabado en Los Ángeles, y ha cambiado de productor. Ha recurrido a los servicios de Martin Terefe y Greg Wells (Rufus Wainwright, Mika, OneRepublic, Katy Perry). Encontramos algunas novedades a su mezcla habitual de composiciones propias –junto a su hermano Ben– y standards (Cole Porter, Stephen Sondheim, ‘If I Ruled The World’, un clásico original de un musical del West End londinense, que aquí recibe un tratamiento a lo Portishead). Sorpreden por ejemplo las claras influencias house en ‘Music Is Through’ o la increíble versión del ‘Don’t Stop The Music’ de Rhianna.
En Los Ángeles se trabajó sobre los temas grabados a piano en su estudio casero. Ahí se sumaron la Count Basie Orchestra o la sección de metal que participó en el “Thriller” de Michael Jackson.
El jazz vocal vive un momento espléndido. Me atrevería a decir que es una época de oro. Antes del verano escribí sobre Las jazzeras. Y para ser justos es preciso reconocer que este renacer se debe a Harry Connick Jr. El pianista y cantante de Nueva Orleans recogió la tradición del mejor Sinatra: el swing y también el crooner. Su primer álbum data de 1978. Un año después nacía Jamie Cullum.
Lo que a finales de los 70 era una rareza hoy es algo más que una tendencia. Y representa fielmente el ciclo de vida de la música y su evolución.
El británico Jamie Cullum bebe de las mismas fuentes que el estadounidense Harry Connick Jr. Ambos cantan y tocan el piano. Cullum además domina la batería y la guitarra. Y su repertorio es más profundo, porque se adentra en el territorio pop-rock. Como se comprueba sobre todo en sus conciertos, donde los temas fluyen improvisadamente. No hay un set list prefijado, y eso que suelen durar alrededor de las dos horas.
No sé si “The Pursuit” alcanzará el éxito comercial de algunos de sus discos precedentes (“Twentysomething” es el álbum de jazz más vendido de la historia en UK) pero es una apuesta que merece la pena. Cullum no se duerme en los laureles y se arriesga a la inversa, al adentrarse en sonidos más pop, alejándose gradualmente del estilo jazzero que le encumbró. Quizás la clave esté en ese piano reventado de la portada…
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Anterior entrega de La Música de El Mundano: Formación musical en las escuelas.