Rockola, Libros. 20 de noviembre de 2009

Autor:

Motown-20-11-09«50 años de Motown: El sonido de la joven América en España»
Pedro García y Félix A. Dóminguez

AUTOEDITADO

Bien. Parece ser que ya está, parece ser que tras tantos años de clamar inútilmente ya puedo estar tranquilo y feliz. La producción editorial en el campo de la música se ha normalizado. Prueba de ello es que en las grandes superficies han abierto una estantería, bastante a la vista, para los manuales sobre grupos y estilos. Y bastante bien surtida también: editoriales especializadas, traducciones, guías de mejores discos, reedición de clásicos que costaba encontrar hasta en librerías de viejo, volúmenes de regalo atentos a la atracción por el tamaño y las fotos. Están muy de moda los libros que recopilan portadas.

Pero, frente a esto, siguen apareciendo textos que eluden los canales habituales, gracias a Dios. El que presentamos es un buen ejemplo y no deja de ser una recopilación de portadas, aunque desde luego es mucho más que eso. Atentos a la historia: un par de coleccionistas madrileños –Paloma y Pedro– poseen todos los discos que se editaron en España bajo la etiqueta Tamla Motown, y con ellos montaron una exposición para el Euro Yeyé. Los asistentes, maravillados, les pedían catálogo y por ello decidieron, a posteriori, construir el libro de la exposición. Y aquí lo tenemos, algo bonito desde su esencia porque está hecho con pasión de aficionado y alma de coleccionista y a pesar de ello no cae en los vicios del amateurismo. El tamaño es exactamente el de un siete pulgadas; el papel, satinado y brillante; el diseño, especial. Especial significa que cada página es diferente, en algunas aparece la portada a tamaño original, en otras combinan dos, tres, hasta cuatro. Y siempre hay un pequeño párrafo que las sitúa.

En esencia se trata de recopilar los discos pequeños que aparecieron en España bajo la etiqueta del sello de Detroit: unos pocos EPs de cuatro canciones, escasísimos discos promo y todos los singles de la serie 5000 que se inició en 1966, casi 150 producciones que resultaron minoritarias y hoy vemos como un prodigio, el vinilo y la carpeta, ambas cosas. Curiosidades aparte –el primer disco de esa serie 5000 estaba patrocinado por Los 40 Principales– el periodo que se observa es el que va de 1959 a 1973, tras ello acaba la época dorada y cambian la serie a la 20000. Pero es que aparte de todo este primor incluyen breves introducciones, cronologías, historias y el material que se enviaba a los medios: postales, hojas promo y un librito que en 1972 presentaba la historia de la compañía.

Ojalá las estanterías de música nunca dejen de estar surtidas, pero ojalá también que nunca falten aficionados que pongan lo que falta en esas estanterías: pasión y mentalidad artesana. En este caso y a un módico precio podrán servirle el libro –160 páginas a todo color en tirada de sólo 1000 ejemplares– en este mail. En casi ningún sitio más lo van a encontrar, en casi ningún sitio más van a ver volcada tanta sabiduría.

Entre el 4 y 18 de diciembre de 2009 la exposición de Tamla Motown se podrá ver en la Sala de Exposiciones El Albeitar (Avda de la Facultad, 25), de León.
CÉSAR PRIETO.



Velvetlibro-20-11-09«Up-tight. La historia de la Velvet Underground»
Victor Bockris y Gerard Malanga

DISCOS CRUDOS

Érase una vez una banda que fue calificada como la más influyente de la historia del rock. Su nombre era Velvet Underground y estaba formada por John Cale, Lou Reed, Moe Tucker y Sterling Morrison. Allá por el año 1967 grabaron un disco con el apoyo de Andy Warhol y la colaboración de la bella cantante Nico que apenas vendió unos miles de copias. Fue el inicio de una leyenda que Victor Bockris puso en negro sobre blanco allá por 1983 con la ayuda de Gerard Malanga, uno de los creadores que vivían bajo el paraguas de Warhol.

El libro se tituló «Up-tight» y es uno de los grandes clásicos de la literatura del rock. Se ha reeditado en numerosas ocasiones. Discos Crudos acaba de publicar en exclusiva su última actualización, lo que supone una buena ocasión para recuperar la historia de aquella banda que fue calificada como la más influyente de la historia.

Bockris logró entrevistar a todos los miembros del grupo y a los artistas que pululaban por la Factory warholiana. Malanga actúa como una especie de “localizador de personajes”, fue la persona-puente entre el autor principal y los protagonistas de la historia. El libro apenas tiene texto corrido. Bockris basa su discurso en las entrevistas a los integrantes de la Velvet, que paso a paso, disco a disco, van reconstruyendo la historia del grupo. Están tan bien canalizados los mensajes de Reed, Cale, Tucker y Morrison que el lector enseguida se percibe de la lucha de egos que hubo en el seno de la banda y que el papel de “malo de la historia” enseguida queda adjudicado al malcarado y prepotente Lou, al que se culpa de la marcha de John Cale del grupo.

Son de gran utilidad para el lector testimonios como el de Jonathan Richman, que escudriña la técnica de Reed como guitarrista y cantante y los de personajes como el propio Malanga o la esposa de John Cale para hacerse una idea aproximada de cómo era el día a día de la Velvet a finales de los sesenta.

Entre las novedades de esta nueva versión de «Up-tight» destacan la actualización de los apartados discográficos y videográficos, incluyendo las ediciones más destacadas de sus discos oficiales y también piratas, llegando hasta otoño de 2009.

El texto incorpora también detalles de la gira que la formación original hizo a mediados de los noventa e incluye reseñas de conciertos de bandas del llamado Nuevo Rock Americano como Dream Syndicate, que reivindicaron con su música el legado de la Velvet, esa banda que fue calificada como la más influyente de la historia del rock… aunque no todo el mundo esté de acuerdo.
ÀLEX ORÓ.



Trillo-20-11-09«Identidades»
Miguel Trillo

ACTAR/CENTRO ANDALUZ DE ARTE CONTEMPORANEO

Hablar del fotógrafo Miguel Trillo es hablar de uno de los mejores cronistas gráficos de las últimas tres décadas. Sí que es verdad que a nivel de gran popularidad aún no ha alcanzado el nivel de proyección de un Alberto García-Alix, una Ouka Leele o de un Pablo Pérez-Mínguez, galardonados todos ellos con todo merecimiento en sucesivas ediciones del “Premio Nacional de Fotografía”, aunque su trabajo más oscuro y sin tantas alharacas mediáticas igualmente debería ya haber sido reconocido con tal distinción.

Trillo, que puede vanagloriarse de haber expuesto con éxito ya en plena movida –mucho más desde entonces y desde diferentes perspectiva creativas– y aparecer en la mítica “Edad de Oro” de Paloma Chamorro justo en el momento álgido de aquella cabecera televisiva gracias a su excelente trabajo para montajes ya entonces innovadores como “Pop Purri” (1982) o “Fotocopias. Madrid-London” (1983), ha desarrollado todos estos años un trabajo paciente, constante y de una calidad notabilísima. Fanzines, carátulas discográficas, material gráfico para entrevistas, cartelería, flyers, portadas de revistas, libros y catálogos, y otro largo etcétera de aportaciones, singulares cada una de ellas por su forma, el contenido y las necesidades históricas que motivó a unas y a otras. Él, como nadie, ha sabido retratar en su contexto original a los personajes humanos y al entorno de las principales bandas urbanas de aquí y de allí (desde mods a rockers, pasando por punks, heavys, grounges, hip-hoperos, grafiteros, góticos, latins, y el largo etcétera que uno quiera imaginar); los ambientes musicales y los garitos y salas que acogían a los protagonistas directos e indirectos de tantas movidas de treinta años para aquí.

Sobre su forma singular de hacer las cosas, debería destacarse de entre su técnica de trabajo, su afán por captar realidades sin artificios, huyendo de los excesos de la labor de laboratorio y de las artimañas y trampas del “Photoshop”. La fotografía sencilla pero impactantemente real de Trillo busca huir de la fórmula del fotoperiodismo, cosa que ahonda, además, en la manera y en el momento de comunicar al público su trabajo, proyectando y realizando sus montajes e instalaciones con un afán experimentador incorregible como en los casos prácticos de “Miguel Trillo. Fotografías” (1989), “Souvenirs” (1992-1993), “Retratos de los 80” (1997), “Parejas y pasiones” (1998), “20 años y un día” (1999), “Reencuentro” (2001), “Similitudes” (2001), “Geografía Moderna” (2004), “Habaneras” (2005), “Grandes éxitos” (2006), “Gigasiápolis” (2008) o “Identidades” (2009), entre bastantes más. El volumen titulado, precisamente, “Identidades” que ahora comentamos, fruto de esta última instalación, vendría a ser como una especie de diario de viaje de estos más de treinta años de actividad de Miguel y un más que ilustrativo compendio de este tiempo transcurrido y de los jugosos frutos que ha obtenido. En él, se recoge su filosofía artística: la inmediatez del momento, escenas humanas, sus protagonistas y ese valor supremo que es que cada imagen, cada instante recogido por su cámara, son actos irrepetibles. Lo fueron en su momento aquellos protagonistas, conocidos o anónimos, de la movida y otros momentos culturales irrepetibles en diferentes ubicaciones glamourosas o no, como lo son ahora otros tantos personajes de cualquier latitud planetaria que también han llamado su atención en parajes sociales y culturales muchas veces antagónicos aunque siempre atractivos. En este sentido Trillo siempre ha defendido que la ilusión que le impulsa día a día a seguir descubriendo e inmortalizando motivos y tipos humanos no es en absoluto la nostalgia si no el descubrimiento de lo nuevo. Lo que ya se hizo, hecho está. No le interesa revisar nada de lo visto; busca encontrar, eso sí, aspectos de entonces como el deseo de libertad, pero expuestos desde la realidad más actual e inmediata.

Configurado en varios apartados que han contado con textos de auténtica enjundia aportados por firmas como las de José Lebrero Stals, Stephen Bull, Laura Terré, todos ellos profundos conocedores de la obra y las aportaciones del fotógrafo andaluz, donde en conjunto se marcan muchas de la claves para interpretar mejor y entender en su contexto esta obra gráfica excepcional. A continuación viene la selección de fotografías, sobresaliente en cuanto a calidad, que repasa un profundo conocimiento visual sobre la fauna humana de Madrid, de Barcelona, de Londres o de cualquier otra capital europea; de Nueva York, de La Habana, Manila, Tokio, Bombay, Seul, o Dubai… En blanco y negro o a todo color, tipos humanos distantes entre sí, con inquietudes seguramente dispares, pero que, a través del objetivo de Trillo, aparecen hermanados por una característica esencial: la sinceridad y, si se quiere, ese arrogante desparpajo no exento de cierta inocencia, aún, de esta juventud multirracial e intrépida que clama y reivindica, de la misma forma que ya lo hacía hace 25 años, su irrenunciable principio de comportamiento vital: “¡Ahora! No mañana”.
JAVIER DE CASTRO.



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