«Sobre todo lo que hay es tesón, perseverancia y creer en el trabajo hecho. Eso es lo que reúne esto y no es fácil en cualquier trabajo en la vida. Pero lo importante en un trabajo son los resultados y este es un buen resultado»
Con “Rock & roll star. 30 años / 1980-2010”, la caja antológica de Loquillo, recién editada, aprovechamos para conversar con el Loco para repasar algunos momentos clave de su carrera y para saber de sus próximos pasos. Una entrevista larga, tanto que saldrá en dos partes, hoy y mañana.
Texto: JUANJO ORDÁS.
Fotos: THOMAS CANET.
Con motivo de la recién editada caja recopilatoria “Rock & roll star. 30 años / 1980-2010”, volvemos a hablar con Loquillo. Esta vez la cita es en el salón VIP de un hotel madrileño; lujoso hotel, como no podía ser de otra manera. Cordial y centrado, impresiona verle más metido que nunca en su papel de creador, con una carrera de futuro diseñada según sus intereses culturales. Hay mucho de lo que hablar, de treinta años de música y aún más, de sus próximos movimientos.
Celebras treinta años en el negocio, ¿pensaste que durarías tanto?
Sí. Pero además, absolutamente sí. Básicamente porque, ¿si no hacía esto qué hacía? O sea, lo tenía muy claro [risas]. ¿Sí no hago esto, qué hago?
¿Cómo se te ocurre celebrar estos treinta años con una caja así de especial?
Es una idea de la compañía que me llena de orgullo y satisfacción porque soy el primer artista de mi generación que la tiene. También la tiene Andrés [Calamaro], pero Andrés es de Argentina, no español. Es un lujo y, aparte, también es una caja así porque hay todo un trabajo ahí. No es un recopilatorio de diez años, eso es muy fácil [risas].
Creo que también con esta caja se pone fin a todos estos recopilatorios que han venido saliendo durante los últimos años, porque este es el más extenso.
Hay unos cuantos, sí. No todos los que yo hubiera querido, pero son unos cuantos. Sí que es la primera vez que un recopilatorio reúne a todas las compañías con las que he trabajado, algo extraño en los tiempos que corren. Yo consigo, digamos, unir y no desunir, consigo que haya un nexo.
Cuando echas la visa atrás, a tu pasado, a estos treinta años metidos en una caja, ¿qué te pasa por la cabeza?
Solo te das cuenta de eso cuando lo ves, antes no lo piensas. Supongo que cuando llegue a casa y lo escuche todo me daré más cuenta aún. Pero sobre todo lo que hay es tesón, perseverancia y creer en el trabajo hecho. Eso es lo que reúne esto y no es fácil en cualquier trabajo en la vida. Pero lo importante en un trabajo son los resultados y este es un buen resultado.
¿De qué manera se ha cuidado el sonido, de qué forma se ha masterizado para que no chirríen unas canciones con otras? Porque ha habido una evolución sonora constante.
He querido mantener el sonido original en todo, y equilibrarlo porque hay que equilibrarlo, pero mantener ese sonido original para que precisamente eso ocurriera, que hubiera diferencia. Creo que el sonido del primer disco, “Los tiempos están cambiando”, comparado con “Balmoral” es, no digo abismal, sino distinto. Creo que cada sonido pertenece a una época y cada época define una manera de entender la música y define también al artista en ese momento. Esto es casi una memoria audiovisual de treinta años de historia, no solamente mía, sino también de la evolución de la música en España. Y no es algo grandilocuente lo que estoy diciendo, es real.
Incluso a nivel social.
Sí, incluso a nivel social. No es ninguna broma y creo que es un documento de los últimos treinta años de la historia musical de este país, sin dudarlo ni un momento.
Creo que es muy importante señalar la cantidad de inéditos que contiene, ¿cómo ha sido la búsqueda por los baúles? ¿Ha sido complicada?
Ha sido divertida más que complicada. Porque yo sabía que había grabado aquello pero no sabía dónde estaba y ha habido una búsqueda. Solo hay una canción que no está, una sola que falta, que es la que cantamos Carlos Segarra y yo a dúo en Memphis, Tennessee, una canción de “La rosa y la cruz” [disco de Los Rebeldes] llamada ‘Barcelona Memphis’. Esa canción no está, sencillamente, porque la compañía de Los Rebeldes la perdió.
Por esa época, cuando estuviste en Memphis con Los Rebeldes, la revista “Popular 1” os dedicó una portada.
Sí, y yo escribí un artículo muy extenso sobre esa cosa que fue tremenda, que Los Rebeldes grabaran allí. Fue todo un hecho no reconocido y no recordado. Recuerdo eso con mucho cariño porque llegué y Carlos me dijo “tienes que hacerme tres letras en exactamente doce horas” [risas].
Y eso que tú te has ido calentando como escritor de canciones, especialmente, en los últimos años.
Bueno, uno tiene también que aprender y tener buenos maestros, y por otro lado saber también cuáles son las temáticas que puedes tratar. Yo siempre digo que puedo hablar de lo que sé, de lo que he vivido y de lo que me rodea, ¿no? Jamás canto algo que no tenga que ver conmigo, ninguno de los compositores que ha trabajado conmigo ha compuesto algo con lo que yo no tuviera relación.
¿Es importante que encaje con tu papel?
Sin duda, sin duda. Tiene que ser así. Por eso, los escritores de canciones que han trabajado conmigo han sido siempre personas muy vinculadas a mí. Porque es la única manera de trabajar, conociendo al personaje. Soy un actor que necesita buenos guiones y buenos papeles.
Para aquellos fans que ya tengan todos los grandes éxitos que vienen en la caja, es importante señalarles que contiene un disco con una gran cantidad de inéditos. Es muy bonito verlo así, porque es como un recorrido a través de tu trayectoria pero mediante las carreteras secundarias.
Sí. Siempre que he hecho un trabajo de ese tipo me ha llevado a otro sitio. Y cada una de esas canciones que hay en esos inéditos, que forman esas carreteras secundarias como tú dices, me han llevado después a la autopista. Siempre utilizo esas carreteras para llegar a otra parte.
Entre las novedades se encuentra la más conocida a día de hoy, que es la nueva versión de ‘El hombre de negro’. ¿A quién se le ocurrió la idea de grabarla así, en plan country alternativo?
A Jaime Stinus. Jaime Stinus es el master. Los grandes guitarristas de este país son dos: Pepe Risi y Jaime Stinus, con permiso de Salvador [Domínguez, mítico guitarrista de Banzai y Miguel Ríos entre otros]. Son los dos grandes.
¿A Ariel Rot dónde le metemos?
Viene detrás de Jaime. Cuestión generacional también. Jaime es un gran master, es un tipo que está siempre al día en todo y me conoce muy bien, sabe todo lo que quiero hacer y sabe qué paso tengo que dar. Digamos que con Jaime siempre trabajo hablando, nunca en estudio, siempre hablamos, hablamos, hablamos… Entonces, él trabaja en estudio lo que hablamos, sabe perfectamente a dónde quiero ir musicalmente y sabe perfectamente que estamos en un inicio de camino, que lo que va a venir va a ser mucho más interesante porque musicalmente estamos mucho más allá de lo que la gente puede pensar. Sin duda.
¿En que sentido?
En el sentido de que… Tú has dicho el country alternativo. Estamos mucho más allá siempre. El tema es que a veces vamos siempre un poco por detrás, en el sentido de que las evoluciones tienen que ser muy poco a poco, no pueden ser de un día para otro.
¿Me estás diciendo que eres capaz de ver tu carrera dos discos por delante?
Sin duda, vamos. Tengo muy claro cómo van a ser los dos siguientes.
Dime cómo van a ser los dos siguientes
El primero va a ser un disco dedicado a la poesía de Luis Alberto de Cuenca, que llevamos trabajando ya un año, está muy avanzado y va a ser un disco muy eléctrico. Es lo único que te puedo decir. El segundo, posiblemente sea un disco en el que vuelva directamente al garaje. Y te lo digo sin ningún problema, no sé si alguien va a copiarlo o no pero tengo muy claro que lo voy a hacer, me siento así y es lo que voy a hacer.
Bueno, si te copian esta entrevista da fe de que lo has dicho.
Me refiero a que he hecho un disco como “Balmoral”, un disco técnicamente perfecto y muy elegante. Necesito mi dosis de salvajismo para poder equilibrar.
¿Y cómo se llevan el traje y el salvajismo del garaje?
Se llevan muy bien porque cuando ocurre eso es evidente que tienes que trabajar con gente joven. Es fácil: sabiduría y juventud.
No tienes más que ver a gente como Dylan o Iggy Pop, que se rodean siempre de músicos jóvenes.
Sí, eso es así, pero eso es un clásico. Como decía Pepe [Risi]: Puedes aprender mucho, ser técnicamente mejor, pero nunca debes dejar el corazón. El equilibrio, siempre. Por eso trabajo con Jaime Stinus como productor y con Igor Paskual como guitarrista.
Hablando de Igor, me ha sorprendido que no metiera guitarras en la versión del ‘El hombre de negro’, que solo hiciera coros.
Era un tema muy de Jaime, yo en eso dejo espacio. Igor es un artista en crecimiento, tiene que currarse el escenario, tiene que currarse el estudio, tiene que aprender. Hay que dejar a la gente en cada sitio, es momento de que Jaime Stinus ofrezca su legado y mientras que Igor siga aprendiendo. Yo ya me aprovecharé de eso [risas].
Otra regrabación muy digna a comentar es la ‘Charnego’.
Sí, es curiosa.
Tenías ganas de meterle mano otra vez a esa canción, ¿eh?
Jaime tenía muchas ganas. Se quedó a medias, los Troglos nunca entendieron lo que quería hacer con esa canción y desgraciadamente entendían muy poco de rumba. Yo nunca hablo de rumba catalana, la rumba es barcelonesa. Ese nombre ha sido posterior, la rumba es barcelonesa y es un sonido de mi ciudad. Mi ciudad suena a rumba, es así. Siempre quise grabar esta canción de esta manera.
«Lo que jamás he hecho ha sido repetir. No entiendo a esos artista que se pasan el día haciendo cinco discos iguales, debe ser aburridísimo seguir siempre el mismo patrón. Hostia, haz algo distinto, tío, aunque lo hagas mal pero haz algo»
MEMORIA DE JÓVENES AIRADOS
Vamos a comentar lo que han sido las cuatro etapas de tu carrera. La primera con Sabino como compositor, la segunda con Gabriel Sopeña, la tercera con Jaime Stinus y la cuarta que es en la que estás ahora, con “Balmoral” y la caja “Rock & roll star. 1980-2010”. Vamos, cambiando fases.
Bueno, todo tiene que tener un principio y un final y ese final tiene que servir para volver a crear. Y yo creo que mis etapas son muy claras y muy definidas, una lleva a la otra. Lo que jamás he hecho ha sido repetir. No entiendo a esos artista que se pasan el día haciendo cinco discos iguales, debe ser aburridísimo seguir siempre el mismo patrón. Hostia, haz algo distinto, tío, aunque lo hagas mal pero haz algo. Investiga, métete en camisa de once varas, yo qué sé, muévete, escucha, vete a otro sitio, trabaja con otros músicos, trabaja con otras influencias. Debe ser así, si no te aburres como un hongo.
Ahora que ya has recuperado tu amistad con Sabino, ¿cómo percibes tu primera época con Los Trogloditas, con él como máximo compositor?
Yo creo que era necesario porque yo en aquel momento estaba en otra cosa, estaba en aprender lo que era un escenario, por lo tanto está bien así. El aprender el escenario me hizo después trabajar con Gabriel, que también aprendí el escenario. La escuela con Sabino, con Troglos y la escuela con Gabriel en teatros me han servido mucho para definir el personaje final del dos mil.
Me atrevería a decirte que quizá con Sabino y Los Troglos al principio aprendiste la agresividad y con Gabriel la intensidad.
Sí, es una manera de verlo, sin duda. Lo que es cierto es que los textos que después vinieron con Gabriel eran los más adecuados para mí, de la misma manera que los textos de Sabino en aquel momento fueron los más adecuados para mí. Hubiera sido ridículo seguir en la etapa adolescente con treinta años, porque no hay nada más ridículo que ver a músicos de mi edad cantando canciones para niños de quince. O sea, es que esto es absurdo.
Y eso pasa.
Y eso pasa, y mucho. Creo que cada década ha significado una puesta de largo distinta y siempre empezando por el principio. Siempre hemos empezado por un inicio y hemos terminado esa década haciéndolo todo. Empezamos con “Cuero español” en el 99 y hemos llegado a “Balmoral”.
Una cosa importante que creo que pasó con Los Troglos fue que una canción como ‘Chanel, cocaína y Dom Perignon’ supuso un toque de atención para Sabino en el sentido de que demostraste que podías hacer equipo con otros. Y eso, quieras que no, ha marcado tu forma de obrar en los años sucesivos, que es hacer equipo con los más aptos.
Pero ya hice eso, ya lo hice con “Los tiempos están cambiando”, recogí a tres bandas que tenían algo que decir en Barcelona y lo que hice fue reunirlas y trabajar con cada una de ellas. Lástima que no haya nada de C-Pillos grabado, era una excelente banda de power pop. Esa ha sido mi forma de trabajar siempre, reunir a un equipo y trabajar. Por otro lado, sí que es cierto que tengo un don y eso es verdad, que es que veo el talento en los otros.
¿Cómo se tomó Sabino cuando vio, “coño una canción tan redonda como ‘Chanel, cocaína y Dom Perignon’ y no he metido yo mano”?
Bueno, éramos muy jóvenes y muy ingenuos por un lado y muy atrevidos por otro. Siempre digo que bien está lo que bien acaba, y viéndolo con distancia te diría que si Sabino no hubiera dejado a los Troglos no sería el escritor que es hoy, y si yo no hubiera dejado de trabajar con Sabino no habría llegado hasta aquí. Creo que esa es la lectura que hay que hacer y por otro lado la relectura que hay que hacer es lo que podemos hacer a partir de ahora.
Yo estoy seguro de que tu obra desde “Hombres” hasta “Arte y ensayo” supera tu época inicial con Trogloditas a nivel creativo. ¿Qué necesidad tenías de traer de vuelta a Sabino a tu ámbito creativo? Quiero decir, ¿no bastaba con recuperar la amistad y una cena?
No. Sigo diciendo que Sabino tiene mucho que decir, porque el que tiene talento con veinte años tiene talento con cincuenta. Es una cuestión de esperar y una cuestión también de que cada uno tiene su camino. Sabino es un escritor consolidado y tiene que hacer su gran obra también.
¿Crees que se reactivará el tándem Sabino-Loquillo de nuevo?
Lo hemos hablado muchas veces Sabino y yo, de hecho he quedado hoy para cenar con él. Claro que haremos algo juntos, eso no lo dudes, no sé en qué espacio de tiempo, pero lo haremos. Tanto él como yo lo sabemos. Además, nos hace mucha gracia decir “Hostia, lo vamos a hacer, ¿no?”, y si lo hacemos será con Jaime Stinus, porque en eso sí que coincidimos los dos. Él siempre dice que las canciones suyas con Jaime Stinus hubieran sido de otra manera.
Hombre, lo que hizo Stinus con ‘Sol’ es maravilloso.
‘Sol’ es un gran tema. Para el fan decirle que Sabino me pasó esa canción en un casete.
¿Sí?
Es buenísimo. Llegué a casa con el casete, me dije “bueno, voy a ponerlo” y me di cuenta que no tenía ni un puto radiocasete. Entonces, como guardo todas las cosas de mi adolescencia y mi niñez, tenía un viejo radiocasette Philips, de aquellos típicos y tópicos de los años setenta [risas], y puse la canción. Después pensé “Sabino me ha dado en el año 2008 ¡una canción grabada en un casete!”. Es brutal, es una de esas cosas que dices “increíble”.
¿Cuál es tu opinión sobre Los Trogloditas clásicos: Ricard, Simón y Vila?
Talento malgastado.
¿En el caso de los tres?
Sí. Eran grandes. Lo malgastaron. Una pena, lo digo así y lo reafirmo. Ninguno de ellos tres ha vuelto a… Eso indica que ellos tres tenían la magia. Se disolvieron entre ellos, creo que es la palabra exacta. No cuadraron, dejaron de tener magia entre ellos tres, que es lo importante. En una banda tiene que haber esa magia entre los miembros del grupo, sino… Si entre ellos no había magia o dejó de haberla es una cosa suya. Por eso digo que talento malgastado.
¿Tienes contacto con alguno de ellos?
Ninguno. No he vuelto a tener contacto de ningún tipo y prefiero que sea así. Hay gente que habla incluso de volver a reunir al grupo para hacer una serie de galas, que me hace mucha gracia. Yo siempre les digo “te voy a decir lo que decía Morrissey cuando le hablaban de los Smiths: Antes me como mis huevos”. Eso es inviable, ¡por favor! “Es el veinte aniversario de ‘A por ellos que son pocos y cobardes’, ¿por qué no os reunís otra vez y tocáis todo el concierto?”, eso es un charlotada, ni por dinero, eso no se puede hacer. Sería una falta de respeto tremenda hacia la historia y hacia lo que supuso eso. Las cosas no se pueden hacer por dinero y de un día para otro, por favor, eso queda y ahí está y es lo que hay, pero “voy a reunir al grupo y me voy a llevar un montón de kilos por unir a la banda y hacer cuatro galas”, perdón, conmigo no. Yo no soy de esos.
Ahora que hablas de Morrissey, a veces en escena, si os comparamos a los dos, tenéis puntos en común.
Alguien dice que vinimos los dos en un platillo volante y dejaron a uno en Manchester y a otro en Barcelona. Hay una teoría sobre ello, de hecho hay alguien que está haciendo incluso una tesis sobre ese tema. Es muy curioso pero tiene mucha gracia [risas]. La verdad es que sí. Hombre, los dos tenemos en común que somos unos bocazas y eso tiene su qué [risas].
Bueno, pero Morrissey es vegetariano.
Sí, yo soy carnívoro. Pero insisto, que nos trajeron en un platillo volante y nos dejaron a cada uno en cada sitio.
¿Habrías preferido que te dejaran en Manchester o que te dejaran en Barcelona?
Hombre, yo soy más amigo del sol y de la paella, lo siento [risas].
Una canción clásica de los primeros Trogloditas es ‘La mataré’, que resultó polémica y que has recuperado en tus últimas giras. ¿Por qué?
Por que estaba hasta los cojones.
¿De qué?
No sé de qué, pero estaba hasta los cojones. Estaba hasta los cojones de que ocurriera eso, estaba hasta los cojones de que no pudiera tocar esa canción por una polémica en un momento determinado. Se nos acusó de un montón de cosas cuando al mismo tiempo se estrenó una película como “Átame”, donde a una tía se la secuestra… ¡Por favor!, éramos unos críos, nos metieron en un follón y un lío que parecía que fuéramos asesinos en serie. Entonces, pasado el tiempo, pasada la polémica y pasado todo, digo “perdón, yo canto lo que me da la gana” y punto. Es una canción que habla de lo que habla, ¿qué pasa?, ¿qué no se puede hablar de eso? Y más aún, ¿puedes comparar ‘La mataré’ con un montón de canciones que hay hoy en día de rap, de heavy, de trashmetal, donde se dicen verdaderas barbaridades?, ¿puedes comparar ‘La mataré’ con programas de televisión que muestran imágenes, etc, etc, etc? Por favor… Insisto, si tiene que ser así entonces eliminemos los tangos, eliminemos muchas rumbas… Me parece una exageración lo que ocurrió con esa canción. Posiblemente si hubiera cantado esa canción con cuarenta y cinco años hubiese hecho otra cosa, pero es que nos cogió como unos críos. Insisto, ¿y ‘Chanel, cocaína y Dom Perignon’ qué?, estamos hablando de la cocaína, algo que sería impensable hoy en día. Chaparían todo, porque todo es políticamente correcto. Insisto, éramos unos críos. Tenía veintiséis años, ¿qué quieres que haga cuando me pasa esto?, cagarme en los pantalones, digo “¿Ehhhh?, ¿hemos hecho algo malo o qué?” Pues es normal y la reacción es la lógica. Una vez eso, dices: “Yo canto una canción, ¿vale?, dice eso, ¿vale?, ¿quieres que te ponga un montón de canciones que dicen muchas otras cosas?”. Si nos ponemos así, vámonos. Insisto, si entramos en alegatos políticos te puedo dar alegatos políticos del quince que hablan de muchas más cosas y mucho más heavys. Aquí únicamente estamos hablando de un tipo que maltrata a una tía, punto. Lo estamos denunciando, lo estamos diciendo, lo estás interpretando, ¿vale? No saquemos las cosas de quicio.
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