“Aquí estamos desnudos. Faltan apoyos. Y lo más importante: falta concienciación del problema que representa la falta de formación musical. Los ministerios de Educacion y de Cultura no ayudan. Los recortes presupuestarios tampoco”
Una sección de ADRIAN VOGEL.
La educación musical en España tiene un déficit en colegios, escuelas e institutos. Estudiar música requiere sacrificios –como actividad extraescolar– para alumnos y padres. Y por otra parte cada vez está más claro que es un arma pedagógica de primer orden. Un lenguaje universal que rompe barreras sociales, raciales, religiosas, etc. Tan sólo el deporte está a su altura.
El año pasado daba cuenta de la experiencia del método del Maestro Abreu y de su alumno más aventajado, el director de orquesta Gustavo Dudamel, que ya estaba asombrando al mundo entero. Fue en el antiguo formato de EFE EME y titulaba “La música salva vidas”. El venezolano ya ha aterrizado en Estados Unidos y se ha puesto al frente de la Filarmónica de Los Ángeles. Y está rompiendo la pana.
La música no es una asignatura “maría” en EE.UU. Y sus escuelas gozan de prestigio y reputación. Y desde hace tiempo confirman lo afirmado por el joven director (“la música salva vidas”). Pero no es oro todo lo que reluce.
Carmine Appice es una leyenda del rock. Si visitáis su web podréis comprobar su impresionante curriculum. Fue el primer baterista de rock en impartir “clinics” en universidades, auditorios y tiendas de instrumentos. Su libro “The Realistic Rock Drum Method”, publicado en 1972, sigue siendo el referente para todos los que quieren aprender a tocar la batería.
Little Kids Rock es una ONG que ofrece gratuitamente instrumentos y clases en zonas deprimidas de USA. Donde los recursos de la enseñanza pública son limitados. Cuentan con 45.000 niños. Carmine Appice colabora con ellos (lo explica muy bien en este vídeo) así como Bonnie Raitt, Slash, Joe Satriani, BB King, Paul Simon, Steve Vai, y Dave Mason entre otros músicos. El recientemente fallecido Les Paul era un colaborador asiduo. Un plantel de lujo, excelente músicos con dotes para la enseñanza.
Una leyenda viva, Quincy Jones, también está comprometido. Recientemente viajaba a Israel para reunirse con varios Jefes de Estado. Siguiendo el camino iniciado por Barenboim y Metha.
La prioridad, hoy en día, para Q es la educación musical. Ha fundado la Quincy Jones Music Consortium. Le ayuda Jeffrey Walker, profesor en la Escuela de Negocios de Harvard. Hace unos días celebraron su segunda reunión (en Nueva York). Asistieron profesores de música, Marty Albertson (dueño de la cadena de tiendas Guitar Center) y Herbie Hancock. Se debatieron las necesidades de equipamiento del profesorado en la educación pública. No solamente instrumentos. ¡Faltan tizas, papel pautado, atriles, etc.! Y se escucharon testimonios de educadores del Bronx: han creado organizaciones benéficas para recaudar fondos. El director de un instituto del Bronx confirmaba la tesis de Dudamel. “Las clases de música mantienen a los chicos en el colegio, los aparta de la calle. Vienen a tocar. Si no se quedarían en casa o se enrolarían en gangs.”
Ahí se movilizan para mejorar y tapar agujeros. Aquí estamos desnudos. Faltan apoyos. Y lo más importante: falta concienciación del problema que representa la falta de formación musical. Los ministerios de Educacion y de Cultura no ayudan. Los recortes presupuestarios tampoco. Las desafortunadas declaraciones de la Ministra sobre Mozart no son esperanzadoras. Mientras tanto la Ley de Música sigue siendo una quimera.
–
Anterior entrega de La Música de El Mundano: Las memorias de Chris O’Dell