«Películas clave del cine musical»
Rafael Miret / Carles Balagué
ROBIN BOOK
Entretenidísimo volumen para todos aquellos que quieran acercarse al mundo del cine musical con mayúsculas. Y es que si alguien quiere aproximarse con garantías a un texto teórico sobre el género, actual, ameno, bien escrito, con apañada organización y clara estructura, este libro cumplirá de largo todas las expectativas planteadas.
Introducida por un prólogo del conocido especialista cinematográfico catalán Álex Gorina y una presentación de los autores, absolutamente recomendable por su sencilla sistemática y por la claridad expositiva de sus objetivos, la narración está estructurada en tres grandes apartados estancos titulados “Historia del género”, “Las películas claves” y “Grandes iconos”, que aparecen complementados con diversos apéndices documentales informativos.
Entrando ya en materia, se trata de un aparentemente completo recorrido por esta historia del cine musical, mediante el análisis de más de un centenar de películas, que se inicia en 1927 con «El cantor de Jazz», el primer film hablado y, quizás, el primero calificable con propiedad como del género musical, y concluye hace cuatro días, apenas en 2007, con la mención a «Sweeney Todd» del imprevisible Tim Burton. Entre medio, una selección coherente y bien razonada de películas superlativas, donde conviven grandes clásicos de la época dorada del género desde los años 30 y hasta finales de los 50, aquella en la que grandes compositores, enormes letristas y eficaces directores y coreógrafos, plasmaron su arte en obras maestras –la mayoría– primero estrenadas como teatro musical en los escenarios de Broadway y otras pocas –las menos, sin lugar a dudas– producidas especialmente para la gran pantalla, cuando los adelantos del formato panorámico o del technicolor hicieron aún más grandes y atractivas aquellas producciones. Los años 60 –pese a algunas excepciones de gran calidad y considerable (todavía) éxito de taquilla– y aún en mayor medida, los 70 y los 80, notaron un descenso del interés en esta clase de cine que, de nuevo en los últimos 15 o 20 años, ha vuelto a ponerse de auge con exitosas propuestas que de alguna manera han revolucionado el lenguaje visual y expositivo de esta clase de cine apto para todos los públicos a partir de títulos como el inquietante «Bailar en la oscuridad «(2000) o el sorprendente y anacrónico, musicalmente hablando, «Moulin Rouge» (2001). El repaso a filmes inmortales como «Sombrero de copa» (1935), «Levando Anclas» (1945), «Cantando bajo la lluvia» (1952), «Melodías de Broadway» (1953), «Pal Joe» (1957), «Porgy & Bess» (1959), «West Side Story» (1961), «Los Paraguas de Cherburgo» (1963), «La leyenda de la ciudad sin nombre» (1969) o «Hair» (1979), entre muchos más de idéntica categoría –he citado sólo algunos de mi preferencia particular– incluye una corta serie de largometrajes producidos en España –supongo que el cine de nuestro país no ha dado demasiadas joyas musicales que subrayar con absoluta garantía de calidad– repasando trabajos de la época gloriosa de la copla cuando artistas como Imperio Argentina o Estrellita Castro eran lo más; la siguiente cuando las primeras figuras eran Lola Flores, Luis Mariano o Sarita Montiel y hasta producciones de cine musical inequívocamente contemporáneas con brillantes aportaciones de realizadores como Carlos Saura o Emilio Martínez-Lázaro, cada uno a su estilo singular. A reseñar la inclusión en la lista del centenar de escogidas, cintas inclasificables de nuestra cinematografía como «Diferente» (1961) de Luís María Delgado y Alfredo Alaria –una reveladora aproximación al baile desde el mundo gay– o «Los Tarantos» (1963) de Francisco Rovira Beleta, donde se trataba el mundo del flamenco huyendo de los tópicos típicamente españoles.
Interesante igualmente resulta el apartado introductorio que resume de forma modélica «La Historia del Género» y la selección de «Grandes Iconos» que diserta sobre las grandes personalidades del séptimo arte musical; un acercamiento a las estrellas rutilantes del género que incluye actores, directores, compositores, coreógrafos y todo aquel artista que logró poner acento propio e inigualable personalidad en su quehacer profesional. Todo en conjunto, una auténtica delicia, vaya.
JAVIER DE CASTRO.
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«Guía Esencial de la Nueva Ola Española»
Pablo Carrero y otros
ROCK INDIANA
La música que empezaba a generarse en España a finales de los años 70 tuvo una buena cobertura editorial en esa época. Recuerdo ahora a Paco Martín, la colección «¿De qué va…?» con volúmenes de Ordovás o Diego A. Manrique, el libro de El Zurdo, desde luego, e incluso algún manual sobre nuevas tendencias electrónicas editado algo entrados los 80. Pero tardó un buen tiempo –veinte años– en sancionarse como historia y tratarse como una época bien cerrada y digna de ser analizada desde libros atentos al detalle erudito y no a la crónica periodística
Recién entrado el siglo XXI coincidieron en el mercado dos estudios sensacionales y llenos de claves. El primero «¿Sólo se vive una vez?», de José Luis Gallero, ofrece testimonios, entrevistas mediante, de los protagonistas, importantes todos pero no todos de primera fila. El segundo una enciclopedia preparada por el equipo de Rock Indiana con análisis de todos los grupos, los principales –Nacha Pop, por poner el ejemplo de quienes tienen la entrada más extensa–, aquellos de un solo single –María Lanuit, para indicar que también aceptaban solistas– e incluso aquellos que no editaron un disco ni por asomo, como Ella y Los Neumáticos, que bajo el pronombre escondía a uno de los iconos actuales de nuestra escena independiente.
El valor, y el objetivo, de la guía eran dobles: por un lado ordenar jerarquías, establecer la importancia de cada carrera, de cada disco y de cada banda en un marco general; por otro lado, recuperar grabaciones olvidadas, canciones de increíble dulzura –Los Modelos– o increíble energía –Los Zoquillos. A partir de ahí el panorama se desquició y asistimos a un escaso y dudoso revival y a un interés de los nuevos grupos por esa estética, en algún caso con resultados dignos.
Por su propia naturaleza, la dinámica del proyecto requiere revisiones cada cierto tiempo. Y a ello se han dedicado los autores para recoger los nuevos discos –de Los Rebeldes, por seguir citando nombres– e incluir grupos que se les habían quedado en el tintero –los asturianos Equos, con un clásico olvidado–. Simplemente es eso: el corpus de la nueva ola española, la única época en la que los grupos de segunda división eran mejores que los de primera.
CÉSAR PRIETO.
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«Historia trágica del rock»
Gary Herman
ROBIN BOOK
El subtítulo que los editores han otorgado a este libro habla desde buen principio y bien a las claras de cuáles son los objetivos expositivos de esta historia trágica de la música rock. Esto es hablar con pelos y señales de –cito textualmente– “escándalos, vicios y dramas de los grandes mitos del rock que no pudieron sobrevivir a su fama”. Poca broma pues; una especie de “Qué me dices” o de “El tomate” del bussiness musical, por el que deambulan todos esos mitos conocidos del gran público y unos cuantos más desconocidos de la mayoría no introducida que hicieron buena aquella afirmación de algún filósofo moderno que rezaba “vivir lo más deprisa posible y morir joven”, como romántica aunque excesivamente macabra ecuación de vida.
El volumen refiere muchísimas de las historias que rodearon a los grandes caídos y malditos del rock and roll poniendo el énfasis en grandes y pequeñas historias que los tabloides se han encargado de divulgar –y muchas veces exagerar– durante las cinco o seis últimas décadas. Esta especie de historia negra de la música moderna –en el análisis sobre los entresijos del rock, el autor se hace extensivo al jazz y al blues, además de a otros géneros derivados o paralelos de la llamada música del diablo– no deja títere con cabeza y relaciona con pasmosa habilidad anécdotas trágicamente reveladoras, noticias escandalosas que lo fueron en su día, y toda clase de bulos y leyendas urbanas que magnificaron muchas de las actitudes revoltosas de las grandes estrellas y aquellas vidas excesivamente distendidas que en el peor de los casos acabaron con su protagonista o protagonistas en algún nicho mortuorio. Por el texto deambulan los inexcusables Hank Williams, Brian Jones, Jimi Hendrix, Janis Joplin, Jim Morrison, Sid Vicious, Otis Redding, Sam Cooke, Keith Moon, John Bonham, Elvis Presley, John Lennon, Duanne Allman, Tim Hardin, Nick Drake, los Buckley –padre e hijo–, Freddie Mercury, Florence Ballard, Kurt Cobain y otro largo etcétera de segundos, terceros, cuartos y quintos espadas, que tiñeron de pasión pero también de color de luto prematuro, el punto y final a sus respectivas trayectorias vitales y artísticas.
El texto se extiende sin miramientos haciendo especial y muy detallado hincapié en temáticas recurrentes como el sexo, las drogas, y las escandalosas cifras que se mueven en este negocio sin parangón. Al lado de los artistas, legendarias groupies, ambiciosos managers, despiadados productores, periodistas lameculos y otra larga nómina de sanguijuelas de toda condición que igualmente han dado color a estas historias y han puesto su granito de arena para mitificarlas. En fin, un libro por lo demás harto entretenido que seguramente permitirá a la mayoría de los lectores que nos hemos acercado a sus apasionantes 450 páginas enterarnos de la parte vital más truculenta y, en algunos casos, más desconocida de muchos de nuestros ídolos. Porque, la verdad, consumidos uno a uno y con suma atención todos sus capítulos e interiorizadas la mayoría de las citas biográficas referidas, uno diría que bien pocos de estos iconos “inmortales” para la mayoría de nosotros pueden presentar un currículum más o menos inmaculado.
JAVIER DE CASTRO.
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«La creación musical en el cine español contemporáneo»
Teresa Fraile Prieto
EDICIONES UNIVERSIDAD DE SALAMANCA
Aunque el soporte en el que se puede conseguir actualmente esta obra es el de CD-ROM, dado que la entidad que lo ha publicado es una editorial universitaria y su contenido es el resultado de una investigación dada a conocer este mismo año como tesis doctoral, no me resisto a comentarla en esta sección de reseña bibliográfica a tenor del gran interés que encierra y su indudable actualidad. No obstante, deberá esperar para ser lanzada en formato de libro convencional para el gran público lector, cuando su autora despoje al original de toda la parafernalia formal que suele acompañar esta clase de textos, necesaria por otro lado para que pueda ser leída ante un tribunal de cátedros que si es menester acabarán, como aquí ha sido el caso, otorgándole el preciado cum laude.
El caso es que, si pasamos de largo sus dos primeros capítulos “Introducción. Revisión histórico-metodológica de la música de cine en España” y “Corrientes teóricas de la música en el cine” (que pese a su innegable atractivo informativo, adolecen de un perfil descriptivo excesivamente teórico y de considerable longitud por lo que pueden resultar un tanto cansinos al lector no acostumbrado) entraremos en el meollo de la cuestión. Es decir, la auténtica aportación de la obra: un análisis profundo y exhaustivo de lo que ha supuesto en conjunto la composición musical en el contexto del cine contemporáneo español. En este sentido, cabe destacar el magnífico estado de la cuestión que se nos propone puesto que no sólo incluye un breve aunque completo repaso histórico a través de las décadas de los 30, 40, 50, 60, 70 y 80, en el que se detallan las aportaciones musicales hechas, amén de los compositores que las han protagonizado, si no que de una manera aún más precisa se describe lo sucedido desde 1990 y hasta 2005 en un capítulo modélico que ahonda en la personalidad de los creadores de las dos últimas generaciones. Esto es desde compositores cinematográficos convencionales a artistas formados en la música clásica “readaptados” al trabajo para bandas sonoras, pasando por gente, proveniente del pop u otros géneros musicales alternativos, también reciclada al séptimo arte, y nuevos compositores muy brillantes que han desarrollado casi toda su actividad en este sector del cine.
No se pierdan, tampoco, apartados concretos como el que versa sobre el cine patrio que ha utilizado para amenizarse la “música pop” de grupos, solistas y niños prodigio varios; el que habla del empleo para estos menesteres de la llamada música “popular” (diferenciarla de la anterior) en tanto que en este apartado lo que se ilustra es la música digámosle “del pueblo” o tradicional en sus múltiples acepciones posibles; otro también muy notable sobre los significados identitarios de la música del cine español, con observaciones desde el punto de vista sociológico y un análisis de rasgos propios de nuestra cultura a lo largo de los tiempos; y el final (amén de anexos bibliográficos, de fuentes, índices varios, etcétera) que versa sobre el futuro de este género en nuestro país, arrojando luz sobre las tendencias más o menos recientes y aquellas que se vislumbran para los próximos años, planteando curiosos binomios analíticos a partir de la relación de directores nacionales con compositores asiduos suyos, como serían los casos, por ejemplo, de Alberto Iglesias-Julio Medem; Alfonso Vilallonga-Isabel Coixet; Lucio Godoy-Miguel Alvadalejo; Eva Gancedo-Ricardo Franco; Pablo Cervantes-José Luís Garci; Carles Cases-Ventura Pons; o Roque Baños-Carlos Saura.
En fin, una auténtica pasada de casi ochocientas páginas que constituyen, no lo duden, la mejor aportación hecha hasta la fecha en este renglón del conocimiento. Ya se me hace la boca agua pensando en el estupendísimo y completísimo volumen a que puede dar paso esta tesis doctoral, con abundantes ilustraciones y todo eso que nos gusta a los consumidores insaciables de literatura musical de primer rango.
JAVIER DE CASTRO.
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