10 frases inolvidables de inicio en discos de rock (parte 2)

Autor:

frases-inolvidables-27-02-15

 

Hace siete días repasamos algunas de las frases de inicio más impactantes contenidas en discos de rock, escritas por artistas como Ramones, Bob Dylan, The Clash, David Bowie, Nirvana, Leonard Cohen, The Smiths o Iggy and the Stooges. El recorrido nos llevó desde el miedo al folio en blanco que Elvis Costello no sabía muy bien cómo vencer hasta la inmersión plena en el sistema, tanto para intentar romperlo desde dentro (Leonard Cohen) como para sacarle el mayor provecho sin el menor atisbo de remordimiento (Happy Mondays). Hoy le damos continuidad.

 

Selección y textos: XAVIER VALIÑO.

 

1. Marvin Gaye vs. Prince

Asumidos los parámetros de nuestra sociedad –aunque simplemente sea porque no queda otra–, algunos músicos tienen claro su compromiso social desde un principio y otros lo llegan a sentir en algún momento de su trayectoria. El caso más evidente lo representa Marvin Gaye, quien compuso y grabó la cima del soul “What’s going on” (1970) a partir de su situación en aquel momento, con su hermano Frankie de vuelta de Vietnam contando unas historias terroríficas, su consumo de cocaína desbocado y distanciado definitivamente de su mujer. Así se iniciaba el tema que abría el disco, de título homónimo: “Madre, madre, hay demasiadas como tú llorando. Hermano, hermano, sois muchos de vosotros los que estáis muriendo” (“Mother, mother, there’s too many of you crying. Brother, brother, brother, There’s far too many of you dying”).

Al igual que Marvin Gaye 16 años antes, Prince recogió en “Sign o’ the times”, su cumbre creativa de 1987, una letanía de problemas que aquejaban a la sociedad de entonces. La canción homónima que inauguraba este disco doble no dejaba dudas: “En Francia un hombre delgado murió de una gran enfermedad con un pequeño nombre. Por casualidad su novia se encontró una aguja y pronto acabó igual” (“In France a skinny man died of a big disease with a little name. By chance his girlfriend came across a needle and soon she did the same”). Por supuesto, se refería al SIDA, en una letra que también mencionaba el crack, las armas de fuego, las pandillas juveniles, los desastres naturales, las contradicciones de la sociedad del bienestar, el escudo antimisiles de Reagan frente a la amenaza nuclear o el accidente del transbordador espacial Challenger el 28 de enero de 1986.

2. Nick Cave vs. Patti Smith

Reveladas estas contradicciones sociales y políticas, cabría acudir a la predestinación o las responsabilidades de otros seres superiores para encontrarles explicación. Sin embargo, Nick Cave lo tenía claro: el mal está en nosotros. “No creo en un Dios intervencionista” (“I don’t believe in an interventionist God”) era su reflexión teológica al inicio de la tierna balada ‘Into my arms’, la apertura de “The boatman’s call” (1997).

Años antes, Patti Smith había llegado a la misma conclusión. Curiosamente, esa deducción iba en primera línea de ‘Gloria’, su debut en disco (“Horses”, 1975), una frase definitiva como pocas: “Jesús murió por los pecados de otro, pero no por los míos” (“Jesus died for somebody’s sins but not mine”).

3. The Stone Roses vs. The Rolling Stones

Todos llevamos un demonio en nuestro interior, se manifieste más o menos. Y pocos lo han reconocido como la frase que abría el debut homónimo de The Stones Roses (1989), jugando con la leyenda que dice que Robert Johnson había vendido su alma al diablo. ‘I wanna be adored’ reconoce que su autor no necesita hacer tal cosa… ¡porque Belcebú ya habita su cuerpo! “No tengo que vender mi alma. Él ya está dentro de mí” (“I don’t have to sell my soul. He’s already in me”).

De nuevo, años atrás alguien había saludado al demonio interno en términos similares, un ser con capacidad de seducción… y destrucción. Era The Rolling Stones cantando al inicio de “Sympathy for the devil”, en su álbum “Beggars banquet” (1968), “Deja que me presente, soy un hombre opulento y con gusto” (“Please allow me to introduce myself, I’m a man of wealth and taste”).

4. Spiritualized vs. Carole King

De esos demonios interiores es difícil escapar, aunque la solución la expresó mejor que nadie Jason Pierce al frente de Spiritualized en la canción que titulaba y abría “Ladies and gentlemen we are floating in space” (1997), una declaración que se revelaba perturbadoramente triste y hermosa al mismo tiempo: “Todo lo que quiero en la vida es un poco de amor que se lleve mi dolor” (“All I want in life’s a little bit of love to take the pain away”).

Entendido el amor como uno de los escasos sustentos a los que agarrarse en esta inexplicable existencia, solo queda vivirlo intensamente. Puede que haya sido Carole King quien mejor ha explicado esa plenitud de la experiencia amorosa en el inicio de un disco, concretamente en ‘I feel the earth move’ de “Tapestry” (1972): “Siento la tierra moverse bajo mis pies, siento el cielo desplomarse. Siento cómo mi corazón empieza a temblar cuando estás cerca de mí” (“I feel the earth move under my feet, I feel the sky tumbling down. I feel my heart start to trembling whenever you’re around”).

5. The Righteous Brothers vs. The The

Llegado el momento de mayor pasión, uno pierde completamente el uso de la razón e incluso llega a negar los instintos naturales de su organismo. Eso es al menos lo que aseguraba The Righteous Brothers en ‘You’ve lost that lovin’ feelin’, la canción que iniciaba su álbum homónimo de 1965: “Ya jamás cierras los ojos cuando beso tus labios” (“You never close you eyes anymore when I kiss your lips”).

Tal sensación de plenitud con uno mismo y su otro yo puede conducir a dejarse llevar, a rendirse incondicionalmente a la otra persona, sin importar las consecuencias. Matt Johnson lo tenía claro en ‘Infected’, el corte que fijaba el punto de partida del álbum del mismo título (1986) de su grupo The The: “¡Inféctame con tu amor! (“Infect me with your love!”).

6. PJ Harvey vs. Leonard Cohen

La dependencia emocional y física puede conducir a conductas que no todo el mundo comparte o ha practicado alguna vez, pero seguro que todos conocemos a alguien en esa situación. PJ Harvey las hizo más visibles al comienzo de su segundo álbum “Rid of me” (1993) con el corte del mismo título: “Encadénate a mí. Nadie más, no, no te has deshecho de mí” (“Tie yourself to me. No one else, no, you’re not rid of me”).

Claro está, para tener una relación no es absolutamente necesario sentir amor. Y aunque pueda que uno lo llegue a intuir, seguro que hay demasiadas distracciones esperando en la puerta como para no avanzar. Una vez se escucha, es difícil olvidar el relato que Leonard Cohen hizo del encuentro con Janis Joplin en ‘Chelsea hotel no. 2’ (“New skin for the old ceremony”, 1974): “Te recuerdo perfectamente en el Hotel Chelsea. Hablabas con tanta valentía y dulzura haciéndome una mamada en la cama deshecha mientras las limusinas esperaban en la calle” (“I remember you well in the Chelsea Hotel. You were talkin’ so brave and so sweet givin’ me head on the unmade bed while the limousines wait in the street”).

7. The Kinks vs. Arab Strap

Cohen, con esa imagen tan gráfica, resumía como nadie la liberación sexual de los años 60, dejando muy atrás la posguerra y un pasado no tan lejano que The Kinks evocaba en ‘Victoria’, el tema que abría “Arthur or the decline and fall of the british empire” (1969): “Hace tiempo la vida era limpia, el sexo era malo y obsceno y los ricos eran tacaños” (“Long ago life was clean, sex was bad and obscene and the rich were so mean”).

Otro grupo que como The Kinks solo podía provenir de las Islas Británicas, Arab Strap, fue más allá al principio de “Philophobia” (1998) con ‘Packs of three’, una visión de la sexualidad de fin de siglo sórdida… y peligrosa: “Era la polla más grande que habías visto, pero no tenías ni idea de dónde había estado esa polla” (“It was the biggest cock you’d ever seen but you’ve no idea where that cock has been”).

8. Lucinda Williams vs. Palace

Todos estos episodios de una agitada vida sentimental suelen dejar una marca indeleble, un poso inolvidable del que cuesta desprenderse. Así lo reconocía Lucinda Williams en ‘Right in time’ al inicio de “Car wheels on a gravel road” (1998): “No pasa un día en el que no piense en ti. Has dejado una marca en mí, un tatuaje permanente. Penetra la piel y la sangre corre por él” (“Not a day goes by when I don’t think about you. You left a mark on me, a permanent tattoo. Pierce the skin and the blood runs through”).

Poner fin a una ruptura sentimental, dejarla atrás, cuesta y mucho. Si se consigue, llegará la sensación de que vivir, amar y sufrir podría ser mejor que no sentir nada en absoluto. La triste confesión de Will Oldham en ‘You will miss me when i burn’ de su grupo Palace al principio de “Palace brothers” (1994) es rotunda: “Cuando no tienes a nadie, nadie puede herirte” (“When you have no one, no one can hurt you”).

9. Pet Shop Boys vs. Belle and Sebastian

Las separaciones llevan a refugiarse en la melancolía, recordando tiempos pasados y recreándose en la aparente belleza de aquello que se fue. Resulta imposible permanecer frío ante la evocación de ‘Being boring’ de Pet Shop Boys en su álbum “Behaviour” (1990), seguramente su canción que más toca la fibra: “Me encontré con una colección de fotos antiguas e invitaciones a fiestas adolescentes” (“I came across a cache of old photos and invitations to teenage parties”).

Esa evocación, lo que recuerda y añora es un tiempo de dicha idealizado, que da por perdido y olvidado todo lo demás. ‘The state i am in’ de Belle & Sebastian abría “Tigermilk” (1996) con una frase que bien podía sintetizar la primera etapa de su discografía: “Me sorprendió haber sido feliz por un día en 1975” (“I was surprised I was happy for a day in 1975”).

10. Simon & Garfunkel vs. Four Tops

De ahí a la desazón absoluta no hay más que un paso. Sin esperanza, poco queda que no sea recrearse en la desdicha. Así lo representaba el dúo Simon & Garfunkel en ‘The sounds of silence’ (“Sounds of silence”, 1966): “Hola oscuridad, mi vieja amiga. He venido para hablar de nuevo contigo” (“Hello darkness, my old friend. I’ve come to talk with you again”).

La ausencia de cualquier atisbo de consuelo conduce inexorablemente a un círculo vicioso y sin salida. Four Tops abrían ‘Reach out, I’ll be there’ de “Reach out” (1967) con “Si sientes que no puedes seguir adelante porque toda tu esperanza ha desaparecido” (“Now if you feel that you can’t go on because all your hope is gone”).

Bonus track: The Cure

Más que un corte extra, ‘One hundred years’ de The Cure en “Pornography” (1982) es la conclusión a todo lo anterior (o la sinrazón de esta vida). Aunque el tema acabe diciendo “debo luchar contra esta enfermedad, encontrar una cura”, su inicio no deja lugar a dudas: “No importa si todos morimos” (“It doesn’t matter if we all die”).

Anterior entrega: 10 frases inolvidables de inicio en discos de rock (parte 1)

Artículos relacionados