A propósito de la reciente publicación del nuevo álbum de estudio del estadounidense Ray LaMontagne, Long way home, María Canet regresa sobre su discografía para destacar las canciones que lo han ido convirtiendo, con el paso de los años, en una figura indiscutible de la americana y el folk.
Selección y texto: MARÍA CANET.
Las canciones de Ray LaMontagne parecen destinadas a colarse por los rincones infranqueables del alma humana, por esas aristas donde anida la vulnerabilidad y cuyo acceso guardamos bajo llave para evitar cualquier daño. Tímido y huidizo en el trato con la prensa y el público, dejó su trabajo en una fábrica de zapatos tras escuchar a Stephen Stills. En la actualidad, tras veinte años de trayectoria, el artista de New Hampshire se ha erigido como uno de los compositores con mayor sensibilidad con su delicada mezcla de soul y música de raíces norteamericana. Su voz rasgada, que emana desde el estómago, ahí donde se instalan los miedos y los anhelos, es un arma de doble filo: capaz de acariciar y encender el espíritu, pero también de arrastrar hasta los pozos más profundos de la tristeza. Con motivo del lanzamiento de su nuevo trabajo, Long way home (Liula Records, 2024), recién publicado, repasamos su trayectoria a través de diez canciones esenciales de su discografía.
1.- “Jolene” (Trouble, Liula Records, 2004)
Perteneciente a su debut Trouble (Liula Records, 2004), “Jolene” es una preciosa balada de folk introspectivo, un guiño al célebre tema de Dolly Parton, del mismo nombre. LaMontagne conmueve al presentarse como un perdedor, magullado y con los bolsillos vacíos que vive en una espiral de drogas y alcohol; alguien que aún no ha comprendido lo que es el amor, pero que ha perdido a la persona amada. La guitarra acústica vertebra un tema sutilmente aderezado con notas de piano y un violín que remite a la tradición irlandesa, tan presente en la música popular norteamericana.
2.- “Empty” (Till the sun turns black, RCA, 2006)
Una de las composiciones más demoledoras del músico, perteneciente a su segundo álbum de estudio, Till the sun turn black (RCA, 2006), donde LaMontagne demuestra que no solo persigue la belleza, sino también apretar el nudo en el estómago al mirar a sus demonios a los ojos. Una solemne composición donde las crudas reflexiones de la letra —«¿voy a sentirme siempre así? ¿tan vacío, tan extraño? / hay muchas cosas que pueden matar a un hombre, existen muchas formas de morir»— se entonan con una voz compungida que, junto a la sección orquestal, ahonda en esa sensación de vacío ensordecedor que deja la soledad, a la vez que la incertidumbre ahoga como soga al cuello.
3.- “Three more days” (Till the sun turns black, RCA, 2006)
La vis más animada del compositor sale en relucir en piezas como este “Three more days”, donde LaMontagne conecta con el soul de Stax, seductor gracias a los vientos que caldean el ambiente, pero también al explorar su vertiente más funky setentera, con una fuerte impronta a lo Stevie Wonder. Los teclados vibran a lo “Superstition” en un ejercicio de puro groove. Su voz frágil y rota se ensancha, como el aire al inundar los pulmones, prueba de su versatilidad como vocalista, y descubre al soulman que oculta tras su sombrero de cantautor: una de esas voces blancas que, como Van Morrison o Joe Cocker, guardan un espíritu negro.
4.- “You are the best thing” (Gossip in the grain, 14th Floor Records, 2008)
“You are the best thing” no es solo una canción redonda, es el himno que abría el mítico Gossip in the grain (14th Floor Records, 2008), el que quizá sea el trabajo más destacado de LaMontagne, con el que se consagró como soulman por excelencia de la americana. El tema capta como una fotografía sonora la esencia del enamoramiento: uno de esos pocos instantes en la vida donde se es consciente de haber alcanzado la felicidad mayúscula. Desde los primeros acordes, la sección de metales inunda el cuerpo de alegría; no puede tocarse, pero se siente dentro. Los vientos responden a un LaMontagne que canta pletórico, con una voz que ya no araña, sino anticipa que algo glorioso está a punto de ocurrir. La euforia metálica crece hasta llegar al estribillo, ese momento de eclosión, cuando el pecho se desborda de orgullo y la mirada se enciende por la emoción. Los coros femeninos subrayan la confesión del músico antes de sentenciar: «eres lo mejor que me ha pasado nunca en la vida».
5.- “Henry nearly killed me (it’s a shame)” (Gossip in the grain, 14th Floor Records, 2008)
Una armónica asalvajada que parece emanar del pantano; una percusión que, a baches, imita el traqueteo del tren por unos viejos raíles; una voz escurridiza, que a ratos trata de esconderse con el susurro, y otras clama al cielo, como un predicador poseído por el fervor. Con “Henry nearly killed me (it’s a shame)” Ray LaMontagne firma una persecución digna de western, un duelo sonoro que capta la esencia de un paisaje polvoriento y pantanoso que entronca con el country y el blues. Una de sus piezas más singulares con la que, una vez más, demuestra que serpentea como pocos por los recovecos de la tradición.
6.- «Repo man» (God willin’ & the creek don’t rise, RCA, 2010)
En 2010,decidió por vez primera dejar de lado su faceta como solista y colaborar con una banda. Los elegidos fueron The Pariah Dogs, músicos que ya le habían acompañado en sus directos. Grabado en la casa de LaMontagne en Massachusettes, God willin’ & the creek don’t rise(RCA, 2010), es un álbum que destila la mejor grasa del blues y la mística de la cosecha. Con poso de jam session, “Repo man” es un blues de granero con latido funk donde la voz del artista se arrastra a lo Tom Waits, en una afanada búsqueda por encontrarse con su Muddy Waters interior.
7.- “Supernova” (Supernova, RCA, 2014)
Tras su alianza junto a The Pariah Dogs, LaMontagne se tomó un descanso de cuatro años antes de regresar con un nuevo trabajo en solitario. El elepé Supernova (RCA, 2014) ofrecía una faceta hasta el momento más desconocida del compositor al acercarse a la órbita del pop y de la psicodelia. El tema que da nombre al disco es una inocente declaración de amor casi adolescente («quiero que seas mi chica») que, a un trote acústico animado por palmas, gira las riendas hacia un universo próximo al pop rock, con dulces coros, sintetizadores y guitarras eléctricas que elevan hasta hacer levitar a quien escucha. Una pulida joya pop que pone de manifiesto la polivalencia del de New Hampshire como artesano de la melodía.
8.- “No answer arrives” (Part of the light, RCA, 2018)
Part of the light (RCA, 2018) es quizá el trabajo más experimental y transgresor de Ray LaMontagne, al combinar delicadas piezas de folk luminoso con otras oscuras que ahondan en una sonoridad cruda y electrificada. Próximo a los Black Keys e incluso, en ocasiones, a Black Sabbath o The Doors, el músico quiso explorar con este álbum su faceta más lisérgica y rockera. Composiciones largas, cambios de ritmo constantes, fuerte presencia de guitarras eléctricas y sintetizadores marcan un trabajo donde destaca “No answer arrives”. La fuerte distorsión de un sonido eléctrico punzante, envuelve un blues clásico que acaba convertido en un órdago de tenebrosa psicodelia gracias a los órganos, sintetizadores y una contundente batería. El vocalista se aleja de su habitual delicadeza para dejar salir el dolor, entre preguntas que plantea entre gritos («¿dónde está la luz en mí?/ ¿dónde está la felicidad?»), como retorcido por la rabia.
9.- “Strong enough” (Monovision, RCA, 2020)
Ray LaMontagne firmó uno de los elepés más redondos del 2020. Monovision (RCA, 2020) posee un arrebatador aroma retro en su producción, que viste una colección redonda de canciones que ponen banda sonora a diferentes escenas de la paisajística norteamericana: la intimidad del porche en la noche, los vastos campos de trigo teñidos por el sol, los amplios valles entre montañas, la infinidad de la carretera… En “Strong enough”, LaMontange, arropado por coros góspel, ejercita su músculo soul, al desplegar su potencial vocal sin contención alguna; canta con mayor aplomo, con fuerza, sin miedo a que esa voz vidriosa pudiera romperse. El ritmo, acelerado, impaciente pero no desbocado, perfecto para perderse en alguna carretera secundaria, evoca ese espíritu rural de los medios tiempos de Creedence Clearwater Revival y de un John Fogerty en búsqueda de su voz negra.
10.- “Step into your power” (Long way home, Liula Records, 2024)
“Step into your power” fue el tema escogido como primer adelanto de su recién publicado nuevo disco, Long way home (Liula Records, 2024). Un diamante pulido con finura y un gusto exquisito por la música negra de los sesenta y setenta. LaMontagne parece convertirse en un pastor que, en diálogo un coro góspel que responde a su sermón, anima a sus particulares fieles a vencer sus miedos y creer en sí mismos. El groove de la batería y los teclados intensifican la atmósfera casi religiosa y se acerca, una vez más, a los Staples Singers.