«El duelo’ es un disco bastante adulto, muy coherente y muy consecuente con nuestra edad, no tenemos veinte años, y tampoco era cosa de hacer un disco que no fuera honesto con nosotros mismos»
Diego Vasallo y Mikel Erentxun, tras doce años de separación, han vuelto a poner en pie a Duncan Dhu, una de las formaciones históricas del rock español. Juan Puchades los entrevista a ambos por separado, para testar sus impresiones.
Texto: JUAN PUCHADES.
Hace unas semanas, EFE EME ya publicó una entrevista con Diego Vasallo y Mikel Erentxun, y no estaba previsto seguir incidiendo en ellos. Pero tras escuchar «El duelo», el valeroso nuevo disco que han grabado y que se ha lanzado junto al recopilatorio «1», comenzaron a surgir montones de preguntas. Comentándolo por mail con Mikel Erentxun, siempre dicharachero, respondió, «venga, ¡dispara!». Así que pensé que podría estar bien entrevistarlos a los dos, por separado, para conocer sus opiniones. Lo organizamos, y aquí está la primera de las entrevistas, con Mikel Erentxun.
¿Cuál fue la semilla que dio origen al regreso de Duncan Dhu, al reencuentro?
Es difícil ponerle una fecha o determinar un momento al reencuentro, es algo que viene de unos años hacia aquí, hubo un progresivo acercamiento musical entre Diego y yo, y eso ha sido la base para que el reencuentro se diese. También estuvo la colaboración para mi disco «Eléctrica PKWY», en el que hay un tema de Diego, y el haber compartido escenario un par de veces en los últimos años. Eso ha sido determinante, pero sobre todo, insisto, el compartir gustos musicales, el volver a hablar de Bob Dylan, de Johnny Cash, que él me descubra grupos y que yo le descubra grupos, un poco lo que era el comienzo de Duncan Dhu y que se perdió al final del grupo. Esa ha sido la base fundamental, sin eso no hubiese habido reencuentro. A partir de ahí, claro que han pasado cosas: el detonante fue una propuesta directa de México, que iban a sacar un grandes éxitos, lo que abría la puerta a hacer algún concierto allí, que era una especie de asignatura pendiente, unido un poco a la crisis en la que estamos metidos aquí, dijimos, «¿y por qué no?». Fue una suma de cosas que al final han sido desbordadas por la más importante: que hemos empezado a trabajar y nos hemos olvidado de todo lo demás y nos hemos vuelto a convertir en Duncan Dhu. Teníamos previsto grabar solo una canción y hemos acabado grabando más y nos vamos a embarcar en una gira mucho más potente de lo que iba a ser inicialmente. Además hay un convencimiento total de que tenemos algo interesante que proponer.
¿Cómo escribisteis las canciones nuevas, quedasteis o fue por mail: tú le enviaste unas músicas a Diego y él les puso letras?
Sí, efectivamente, fue por mail, que era como trabajábamos en los últimos tiempos de Duncan Dhu, con la diferencia de que ahora hay internet y antes no lo había. Yo tenía varias melodías y se las iba mandando por teléfono y Diego iba eligiendo cuál le gustaba más y cuál le gustaba menos, e iba poniendo palabras, abocetando frases. Ese fue el paso uno. El paso dos fue quedar en mi casa, guitarra en mano, y pasar sus ideas a mi voz, para ver cómo funcionaban con mi voz. Y de ahí vamos al paso tres, que es ponerse en serio a maquetar las canciones, a arreglarlas y a darnos cuenta enseguida de que lo que estábamos haciendo nos trasladaba a los orígenes del grupo. De repente, sin quererlo y sin buscarlo, vimos que estábamos muy cercanos otra vez al rockabilly, a los ritmos acelerados de «Canciones» [1986] y de «Por tierras escocesas» [1985] , y eso le dio sentido y coherencia a las canciones y, en definitiva, a este mini-elepé.
¿En ese paso dos que comentas, cuando os reunisteis para trabajar en tu casa con las guitarras, lo viviste como algo especial?
Sí, sí… no quiero pecar de hortera, pero fue muy emocionante. Volver a estar Diego y yo con una guitarra en la mano, en el sofá de mi casa y cantando una canción de los dos por primera vez en muchísimos años, fue muy bonito. Además enseguida nos dimos cuenta que volvía a haber química, que volvíamos a manejar un lenguaje común, que volvíamos a hablar el mismo idioma y que ese idioma era el de Duncan Dhu. Hubo un momento en el que perdimos las identidades de Diego Vasallo y Mikel Erentxun y estábamos trabajando por una cosa que se llama Duncan Dhu.
Menos una, habéis firmado las canciones como Erentxun/Vasallo, ¿se corresponde con la realidad de la composición o es un acuerdo del tipo Lennon/McCartney o Jagger/Richards?
No, no, se corresponde, yo me he ocupado de las melodías y Diego se ha ocupado de las palabras. No en el cien por cien, pero sí en el noventa por ciento, es lo mismo que hicimos en el último disco, «Crepúsculo» [2001], que quizá es la fórmula con la que más cómodos trabajamos. Yo tengo más facilidad para las melodías y Diego tiene más facilidad para las palabras. Con eso formamos un buen equipo.
En esa vuelta a los orígenes del rock and roll, al sonido del sello Sun, también a la búsqueda de Dylan o Cash, no solo habéis vuelto a vuestros orígenes como Duncan Dhu, sino que tengo la impresión de que habéis regresado a vuestra base como aficionados a la música. ¿Es así?
Sí, eso es, porque en definitiva, cuando empezamos con Duncan Dhu, a lo que nos agarramos es a lo que los dos escuchábamos de nacimiento, que es lo que has dicho. Y sí, sí que es una vuelta, pero realmente no es tan sorprendente, porque en mi carrera en solitario últimamente me estaba escorando mucho hacia esos terrenos, pero Diego también. Diego lleva dos años presentándose en locales con una formación muy cercana al country. Y ese lenguaje en estos momentos nos resultaba muy próximo, así que ha sido muy natural. Imagino que si esto lo analizase un musicólogo, diría, «no, es que Diego y Mikel estaban abocados a llegar ahí otra vez».
«El duelo» se ha divido en dos sesiones de grabación, ¿no?
Sí, ha habido dos sesiones, principalmente por mi cardiopatía. Mis problemas hospitalarios hicieron que todo se retrasase. En principio iba a ser un epé de cuatro canciones, que iba a ser un formato nuevo para Duncan Dhu, porque nunca habíamos grabado un epé, además, por tiempo era lo que nos venía bien, y cuando ya estaba todo grabado, mezclado y preparado para lanzar, ocurrió mi movida y todo se retrasó varios meses, y al retrasarse, nos encontramos con más tiempo y recuperamos las últimas canciones que habíamos escrito, concretamente la última que grabamos, que además se llama así, ‘La última canción’. Esa canción se la había enviado a Diego para las grabaciones de la primera sesión, pero por quedarnos fuera de tiempo, a Diego no le dio tiempo a escribir la letra, y en cuanto tuvimos más tiempo, la recuperamos.
¿Y la otra canción de la segunda sesión, cuál es?
La única canción que firma Diego, que es ‘Los días buenos’.
¿Esa es enteramente de Diego?
Sí, así es.
¿Grabasteis el cuarteto tocando a la vez, juntos?
Sí, grabamos a la vieja usanza, primero en analógico, cosa muy importante, y segundo nos fuimos a un estudio donde entrábamos amplia y cómodamente y grabamos las bases en directo los cuatro. De hecho, el sonido de este disco nos pertenece a los cuatro: a Felix Buff en la batería, Joseba Irazoki en las guitarras, y Diego y yo.
¿Fueron grabaciones rápidas, salió todo con fluidez?
Ehhh… sorprendentemente, sí. Y digo sorprendentemente porque una de las dudas era cómo iba a responder Diego con el bajo, porque hacía como catorce años que no se colgaba un bajo, y lo ha hecho francamente bien. Increíblemente no ha perdido ni el pulso, ni el «timing», ni las ideas. Son líneas de bajo muy sencillas pero que llevan su sello personal y que hacen que esto suene a Duncan Dhu.
La recuperación del sonido es también la recuperación del sonido clásico del grupo, el que ha permanecido en la memoria de la gente…
Joder, eso es curioso, porque Duncan Dhu ha hecho de todo, ha sacado doce discos, ha escrito muchísimas canciones y ha tocado muchísimos palos, pero si le preguntas a la gente qué es Duncan Dhu, te va a decir que ‘Cien gaviotas’, es como la canción bandera, por la que todo el mundo identifica el sonido de Duncan Dhu. Y este disco tiene bastante de eso.
Al final, ¿en Duncan Dhu menos es más?
Sí, sin duda. Duncan Dhu siempre se ha caracterizado por eso, salvo en alguna época o algún disco en concreto, Duncan Dhu apostó por la sencillez. Lo cual no quiere decir que eso sea menos trabajo o más fácil, al contrario, que las cosas sean sencillas, suenen fluidas y naturales es muy complicado. De todos modos, no solo en la música, en arquitectura, en la vida en general, me gustan las cosas muy sencillas, muy minimalistas. El eslogan menos es más, que creo que es de [Ludwig] Mies Van der Rohe [arquitecto y diseñador industrial, formó parte de la corriente artística de los años treinta (desarrollada principalmente en el diseño y la arquitectura) Bauhaus, asociada a la escuela del mismo nombre, de la que fue director] lo llevo a rajatabla.
En realidad, en tus últimos discos andabas despojándote de arreglos y de instrumentaciones, son discos conceptualmente más sobrios pero resulta que son mucho más intensos, que es lo que sucede también con «El duelo».
Sí, es que no van reñidas la sobriedad y la intensidad o la emoción, pueden ir perfectamente de la mano, no son antagónicas. En cualquier caso, «El duelo» puede parecer un disco sencillo, pero hay bastante miga en él, pasan muchas cosas, lo que sucede es que por la forma en que está mezclado, casi que se intuyen, quedan como en un segundo plano, pero pasan muchas cosas. Si escuchas los «American recordings» de Johnny Cash, dices, «bah, esto es Johnny Cash y una guitarra», pero no, hay muchas cosas detrás de esa guitarra y esa voz, hay pianos, reverbs de pianos, coros escondidos… Pues esto tiene más cosas que las grabaciones de Johnny Cash, pero muchas han quedado casi ocultas, y eso hace que parezca sencillo pero que a la vez tenga mucho cuerpo.
Hay algo que vuestros detractores, que los hay, y tú lo sabes, y muchos…
Sí, claro, muchos, muchos.
…lo que no podrán decir es que os habéis agarrado a los parámetros de lo comercial, porque no es así, habéis hecho un disco realmente intenso, crudo y para escuchar con mucha calma. No es un disco que entre a la primera.
Sí, así es, para disgusto de la compañía de discos hemos hecho un disco que quizá no es el que ellos esperaban, de canciones hiperredondas e hiperfáciles, no, no, yo creo que todas las canciones mantienen estribillos muy grandes y muy definidos, que eso es seña de identidad de Duncan Dhu, pero… los estribillos no llegan fácil, y las armonías y la producción hacen que al final prime más la calidad que la comercialidad. Me parece que es un disco bastante adulto, muy coherente y muy consecuente con nuestra edad, no tenemos veinte años, y tampoco era cosa de hacer un disco que no fuera honesto con nosotros mismos.
«Vamos a ser cinco personas sobre el escenario, una banda muy clásica y queremos que el sonido sea muy sobrio, muy elegante y nada sofisticado»
Sinceramente, ¿qué piensas de las letras que escribe Diego?
A mí Diego me parece un maestro, si no el mejor, desde luego uno de los mejores escritores de rock and roll, ahora mismo, vivos en España.
Al escuchar «El duelo» se ha descubierto que a ‘Cuando llegue el fin’ le quitasteis la intro instrumental, de casi un minuto, para el videoclip.
Sí, eso como te imaginas es cosa de la compañía: la canción duraba muchísimo e hicimos una versión «edit» para radio y para el vídeo. Pero, efectivamente, la versión real es la que aparece en «El duelo», con ese minuto previo. A mí me pasó lo mismo con ‘Ángela’ [del álbum «Detalle del miedo», 2010], un single mío. Siempre que saco una canción muy larga me meten la tijera para el single.
Recortar canciones largas para los singles, es parte de la historia del pop.
Sí, ya. Siempre ponemos el mismo ejemplo, pero Héroes del Silencio tuvieron un hit con una canción que duraba muchísimo, que era ‘Entre dos tierras’, aunque seguramente los locutores la pisaban por delante y por detrás. Ese debió de ser el último hit del rock español que dure más de cinco minutos.
Estaba recordando un caso muy gracioso: ‘Hurricane’, de Dylan, que la canción era tan larga que para el single se partió en dos partes: comenzaba en la cara A y continuaba en la B.
[Risas] Es que esa dura muchísimo, como nueve minutos. Ese quizá sea el caso más extraño.
¿Te gusta cómo suenan las canciones remasterizadas que se han incluido en «1»?
Sí, están acertadas. Es una forma de unificar, porque con Duncan Dhu es difícil, porque suena muy distinto de disco a disco y se trataba de que todas sonasen al mismo nivel y que no perdiesen el sonido original. Probablemente, si escuchas los discos por separado, me quedo con los originales, pero si vas a escucharlos juntos, en canciones como en un pupurrí, está bien que todas se acerquen para que las diferencias de sonido no se descontrolen mucho.
El otro día escuché los dos «1» seguidos, y la sensación es que tanto las canciones como los discos –excepto «Supernova» [1991], que es el disco raro–, se mantienen muy bien, el tiempo no los ha erosionado en exceso.
Es verdad, alguna canción me parece que no ha envejecido muy bien, pero en general los discos de Duncan Dhu, sónicamente, han envejecido muy bien. A mí lo que más me chirría ahora mismo son las voces, concretamente mi voz, es lo que más lejano siento, sobre todo las del medio, en «Por tierras escocesas» y «Canciones» incluso la voz ha envejecido mejor, luego me gusta menos la de los siguientes discos y me vuelve a gustar en «Crepúsculo».
Hace poco me decías que los oyes y te entran ganas de grabar las voces de nuevo.
[Risas] Sí, eso es algo que me encantaría, todos los de Duncan Dhu, ¡y alguno mío también!
¿Tienes la sensación, y no sé si es un objetivo comercial, de que «El duelo» o «1» conseguirán llegarle a un público joven que no conoce al grupo?
Lo veo difícil, ojalá, pero lo veo difícil. Con «El duelo», muy difícil. Quizá el grandes éxitos pueda acercarnos a un público que no nos conozca, a los hijos de nuestros seguidores originales. Pero es difícil por cómo se entiende la música ahora mismo. Yo escucho a Duncan Dhu y pienso que eso es perfecto para todo el mundo, pero luego pongo la radio y escucho lo que suena y entiendo que eso es lo que gusta y comprendo que estamos en otro mundo. Y entonces es cuando me doy cuenta de que es muy muy muy difícil.
En todo caso, las cosas gustan porque alguien decide que eso es lo que hay que radiar.
Sí, efectivamente, volvemos al tema de siempre de que en este país falta una emisora de radio que programe otro tipo de música.
Me parece que hay una deuda histórica con la obra de Duncan Dhu, y al escuchar «1» se ha hecho muy evidente, que es remasterizar y poner al día la discografía, con extras, en ediciones «deluxe», como hacen los guiris. ¿Eso se ha planteado?
No, no se ha planteado, pero a mí me encantaría porque hay muchas rarezas, hay margen de mejora y, bueno, ahora que vuelve a haber un culto al vinilo, a mí me encantaría, con Duncan Dhu y con mi discografía, que hubiera una reedición lujosa completada con maquetas de la época, versiones alternativas, etc. Pero ahora mismo proponer este tipo de cosas a las compañías de discos es harto complicado.
¿Con qué formación vais a salir en directo?
Pues no va a ser posible repetir la formación del disco, porque el batería, Felix Buff, es un batería francés que está muy ocupado, y va a ser imposible. Así que va a haber un cambio en la batería y, finalmente, el elegido es Karlos Arancegui, un viejo conocido mío, conmigo ha girado bastantes veces. Joseba Irazoki sí que viene en la guitarra, llevamos un teclista, Mikel Azpiroz, con el que yo también he trabajado, y Diego y yo. Vamos a ser cinco personas sobre el escenario, una banda muy clásica y queremos que el sonido sea muy sobrio, muy elegante y nada sofisticado, muy clásico.
¿Vais a darle a las viejas canciones un sonido similar o parecido al de «El duelo»?
Sí, no vamos a ser tan radicales como Bob Dylan, pero sí le damos un lavado de cara al viejo repertorio, mantendrá la esencia, pero se acercará mucho más a «El duelo». Intentaremos que todo el repertorio resulte homogéneo, aunque en el repertorio, ahora que estamos con él, nos damos cuenta que hay muchos saltos, va a haber rock and roll eléctrico, va a haber folk, va a haber country, todos los palos que Duncan Dhu toca, pero todos desde un punto de vista sónico clásico. No pretendemos descubrir la Luna a estas alturas, lo que queremos es que los conciertos suenen muy bien y que la gente disfrute.
El mes que viene empezáis en América y en noviembre en España. Pero, ¿hay planes de que Duncan Dhu perviva más allá de esta gira?
Ahora mismo, no, pero las puertas quedan abiertas a cualquier cosa. Una opción es «se acabó, esto ha sido muy bonito y muy divertido pero cada uno vuelve ya a su trabajo en solitario». La opción b es meternos en el estudio y grabar un larga duración y continuar con la carrera de Duncan Dhu. Y la opción c es no grabar nada pero seguir de gira el año que viene. Digamos que todo está abierto a ver qué sentimos Diego y yo después de esta gira. Si tenemos fuerzas y ganas para seguir, si la gente ha disfrutado, si ha sido un fracaso… habrá que analizar un montón de cosas. En principio esto se planteó con fecha de caducidad, que es diciembre, cuando se acaba la gira, y ahí se acabó. Pero, a la vez, de verdad que estamos tan contentos con el proyecto, que por qué no darle una continuidad. Ya te digo que las puertas están abiertas, si bien es cierto que tanto Diego como yo tenemos muy avanzados nuestros nuevos discos en solitario… Esto es como volver a los años noventa, cuando manteníamos tres carreras en paralelo. A mí me hubiese gustado sacar mi disco en solitario este año, y a Diego también el suyo. Pero las cosas pueden esperar si hay algo más interesante, que sería lo de Duncan Dhu. Pero todo está en el aire.
¿Y no te genera un poco de inseguridad el no saber qué harás el año próximo?
Sí, siento cierta inseguridad. Más que nada por organizarme, por no saber cómo organizarme. Lo que pasa es que esto va a sonar a tópico, pero desde el susto cardíaco, que fue un susto de cojones, trato de vivir el día a día y no hacer muchos planes a medio ni a largo plazo, sino que trato de vivir intensamente el presente. Y el presente ahora mismo es que estamos metidos en lo más bonito, acaba de salir el disco de Duncan, estamos en los ensayos, tenemos una gira por delante en principio muy apetecible, son todo auditorios, yo creo que vamos a llenar, todo eso está muy bien y luego, el futuro, pues sí, está abierto. Puede que haya un disco de Duncan, puede que haya un disco mío, puede que haya gira de Duncan, en cualquier caso, todas las opciones son muy apetecibles.
Si echas la vista hacia atrás, ¿qué ha representado Duncan Dhu para ti, qué es Duncan Dhu?
Hombre, Duncan Dhu es mi grupo. Y ha sido el culpable de que yo esté aquí ahora. He sido el cantante de Duncan Dhu durante muchos años y es algo que me llena de orgullo. Aparte de que me ha dado muchísimo. Ahora, tampoco quiero renunciar a mi carrera solista, porque también me ha dado mucho. Pero ahora que llevaba mucho tiempo trabajando en solitario, la verdad es que trabajar con Diego es una gozada. Ahora mismo está muy aparcado el Mikel Erentxun en solitario y estoy integrado en Duncan Dhu.
¿Y quién es para ti Diego Vasallo?
Lo primero que hay que decir es que es mi mejor amigo. La persona que mejor me conoce y con la que tengo una buenísima relación, y eso es acojonante después de tantos años. Además, como he dicho antes, me parece el mejor letrista vivo de rock and roll y de pop en España. Dicho eso, está claro que es un placer trabajar con alguien así. Si no lo hemos hecho mucho más es porque musicalmente hemos estado muy separados, entre otras cosas porque Diego es terriblemente camaleón y cambia muchísimo de gustos, y durante muchos años ha navegado en un mundo musical que a mí me interesaba cero o nada. Pero ahora mismo hay que aprovechar que estamos los dos en sintonía y tratar de exprimirnos mutuamente.
Mientras decías esto, pensaba que tu carrera solista, que es un largo viaje en el que has dado muchas vueltas, sin embargo mantiene más coherencia que la de Diego.
Sí, Diego pega unos cambios de timón muy muy bruscos, ahora parece que con la edad está un poco calmado, pero siempre ha sido el más loco de los dos. Y ahí tenemos cosas como «Supernova», esas cosas tan extrañas nuestras se deben a él, para lo bueno y para lo malo. Siempre ha cambiado muchísimo, pero ahora estamos los dos muy en sintonía en cuanto a gustos, es como que ha vuelto al origen y tiene unos gustos mucho más clásicos.
¿Estás completamente recuperado de tu cardiopatía?
Sí, estoy haciendo ya vida completamente normal, pero cuidándome mucho, cuidando la alimentación, las horas de sueño. En fin, llevando una vida menos de rock and roll y más de deportista. Pero dicho esto, no he vuelto a tener molestias, y no pienso en ello salvo que, claro, tengo una medicación diaria, que te recuerda que tienes algo ahí. Pero estoy haciendo una vida normal.
¿La medicación es de por vida?
Creo que de por vida algo va a quedar, tipo una aspirina, pero durante el primer año tengo que tomar cuatro o cinco pastillas diarias. Llevo seis meses, así que todavía me queda para rato.
Lo bueno que tiene eso es que te permite recordar que has de andar con cuidado, y te hará frenar un poco, ¿no?
Tengo muchas cosas que me hacen no olvidarlo, de entrada mi familia, mi mujer, y hay una serie de condicionantes, como las revisiones periódicas, que hacen que no te olvides. Pero no me afecta nada, la única diferencia es que en los camerinos va a haber comida más sana y vamos a ser unas viejas estrellas del rock ya de vuelta de todo.
Vamos, que después de los conciertos no os busquen en los bares.
Efectivamente, después de los conciertos Diego y yo estamos para irnos al hotel [risas].
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En unos días, podrás leer en EFE EME la entrevista con Diego Vasallo.
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Estas son las fechas de la gira española de Duncan Dhu:
01-XI Pamplona. Auditorio Baluarte.
08-XI Barcelona. Palau de la Música.
10-XI Madrid
- 11-XI Madrid (segunda fecha). Teatro Circo Price.
15-XI Huesca. Palacio de Congresos.
16-XI Donostia (San Sebastián). Auditorio Kursaal.
22-XI Sevilla. Auditorio Fibes.
29-XI Valencia. Palacio de Congresos.
30-XI Murcia. Auditorio Victor Villegas.
14-XII Zaragoza. Sala Mozart.