La cara oculta de las canciones: ‘Dear Prudence’, la canción de autoayuda de los Beatles

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«Prudence meditaba e hibernaba. Durante las dos semanas que estuvimos allí solo la vi dos veces. Todos golpeaban en su puerta: ¿Estás viva?»

El retiro espiritual de los Beatles a la India resultó muy inspirador. Durante su estancia junto al Maharishi, John Lennon compuso ‘Dear Prudence’ con la intención de rescatar a una persona encerrada en sí misma y en una cabaña.

 

Una sección de HÉCTOR SÁNCHEZ.

 

La muerte de Brian Epstein el 27 de agosto de 1967 dejó a los Beatles huérfanos. Los músicos necesitaban un guía y el Maharishi Mahesh Yogi se convirtió en esa figura; por ello, los cuatro de Liverpool aterrizaron en Rishikesh, India, para participar en un curso impartido por su nuevo líder espiritual en febrero de 1968. Los Beatles no eran los únicos músicos que habían viajado para aprender las enseñanzas del Maharishi; allí también se encontraban Mike Love, de los Beach Boys, y Donovan. Aquel encuentro tenía como objetivo conocer y aprender las técnicas para la meditación trascendental, sin embargo, algunos alumnos se tomaron el curso más en serio que otros.

La actriz Mia Farrow era otro de los famosos presentes en el evento. Pero no estaba sola, ya que le acompañaba su hermana pequeña, Prudence Farrow. Según como se mire, la estancia de Prudence en el campamento podría considerarse discreta porque no era muy habitual verla, aunque llamó mucho la atención. La hermana de Mia Farrow se tomó la meditación tan a pecho que se encerró en una cabaña y decidió no salir de allí. Prudence meditaba y volvía a meditar. No hacía otra cosa. Más que encerrada en una habitación, lo que Prudence Farrow hacía era estar encerrada en sí misma. El hecho de que además sufriera una profunda depresión no hacía otra cosa que facilitar el enclaustramiento. Para Ringo Starr, esta reclusión voluntaria era preocupante: “Prudence meditaba e hibernaba. Durante las dos semanas que estuvimos allí solo la vi dos veces. Todos golpeaban en su puerta: ‘¿Estás viva?’”. Más adelante, la propia Prudence recordó su actitud en el campamento: “Yo siempre volvía directamente a mi habitación después de las conferencias y las comidas para poder meditar. John, George y Paul solían sentarse a improvisar y a pasar un buen rato y yo me iba volando a mi habitación. Todos se tomaban en serio lo que estábamos haciendo pero no eran tan fanáticos como yo”. Otro de los asistentes, el flautista Paul Horn, describió el estado físico y mental en el que se encontraba la confusa Prudence: “Estaba pálida y no reconocía a nadie. Ni siquiera reconocía a su propio hermano, que estaba en el curso con ella. La única persona a la que reconocía ligeramente era el Maharishi. Todos estábamos preocupados por ella y el Maharishi le asignó una enfermera a tiempo completo”.

Ante este panorama, a John Lennon, que estaba impresionado por la situación, no le quedó más remedio que tomar cartas en el asunto: “Nos eligieron a mí y a George para intentar sacarla, porque ella confiaría en nosotros. Estaba completamente ida. Si hubiera estado en Occidente, la habrían encerrado. La sacamos de la casa. Llevaba tres semanas encerrada y no quería salir, quería encontrar a Dios antes que nadie. Ésa era la competición en el campamento de Maharishi: quién sería el primero en alcanzar un estado cósmico”. Para conseguir que su mente volviera a aterrizar en su cuerpo, Lennon encontró una solución: “Nadie sabía que tarde o temprano se volvería completamente loca bajo el cuidado de Maharishi Mahesh Yogi. Todos estaban muy preocupados porque estaba perdiendo el juicio. Así que cantamos para ella”. La canción ‘Dear Prudence’ era la forma con la que John Lennon pedía a Prudence Farrow, de forma infantil, que abandonara definitivamente las cuatro paredes de la cabaña en la que estaba encerrada para “salir a jugar”.

Este tema se incluyó en el primer disco del álbum doble “The Beatles”, publicado en 1968 y denominado el “Álbum blanco”. La técnica para tocar la guitarra empleada por Lennon la aprendió de Donovan durante la estancia en la India y una de las peculiaridades de ‘Dear Prudence’ fue la batería, tocada por Paul McCartney ante la ausencia de Ringo Starr, que abandonó el grupo temporalmente. Ringo explicó los motivos que le llevaron a tomar esa decisión: “Me marché por dos razones: pensé que no tocaba bien, y que los otros tres se sentían felices y unidos y yo no encajaba en el grupo. Fui a ver a John, que se había mudado de Kenwood y vivía con Yoko en mi apartamento de Montagu Square, y le dije: ‘Abandono el grupo porque no toco bien, no me siento querido y vosotros estáis muy unidos’. John respondió: ‘¡Pues yo creía que quienes estabais unidos erais vosotros tres!’. Luego fui a ver a Paul a su casa. Le dije lo mismo: ‘Abandono el grupo. Vosotros estáis muy unidos y yo me siento marginado’. Y Paul repuso: ‘¡Yo creía que quienes estabais unidos erais vosotros tres!’. No me molesté en ir a hablar con George”. Por su parte, Harrison también opinaba lo mismo: “En realidad todos nos sentíamos igual. Yo pensé: ‘¿Qué hago aquí? Los otros forman una piña y yo no encajo en el grupo’”. No obstante, McCartney tenía su propia teoría acerca de por qué Starr se sentía acomplejado: “Creo que Ringo siempre estuvo obsesionado con que no era un buen batería porque nunca ejecutaba un solo. Detestaba a esos tipos que pretenden lucirse y se ponen a tocar un solo interminable mientras los otros van a tomarse una taza de té o algo por el estilo”. Ringo Starr no tardaría en regresar al grupo ante la petición de sus compañeros y con su correspondiente celebración. La otra canción del álbum grabada sin Ringo es ‘Back in the U.S.S.R’, que precede a ‘Dear Prudence’.

Cuando Prudence Farrow escuchó la canción por primera vez quedó encantada: “Me sentí halagada. Fue una cosa muy hermosa”. Prudence y Mike Love lograron convertirse en profesores de meditación trascendental, sin embargo, los Beatles tiraron la toalla cuando empezaron a sospechar que su visita al Maharishi no había sido tan buena idea como pensaban. Ese suceso inspiraría otra canción, pero esa es otra historia.

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