Juan Aguirre (Amaral): El hombre tranquilo

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Entrevista: Juan Aguirre (Amaral) El hombre tranquiloSegunda entrega de las entrevistas con Amaral a propósito de su último disco, el doble Gato negro-Dragón rojo. Ahora con Juan Aguirre, el otro 50% del dúo.

 

 

 

Texto: JUAN PUCHADES.

 

 


Llega Juan Aguirre al aeropuerto de Manises al mediodía, tras perder un vuelo anterior por culpa de un taxista, y empezamos bien: Subimos a un taxi, nos bajamos y un malentendido casi nos lleva a ahostiarnos con su conductor. Ante las malas vibraciones, decidimos quedarnos a comer en el aeropuerto. Lo cual tiene su punto surrealista: Juan, entre vuelos y cuando regrese a Madrid, no habrá abandonado la Terminal valenciana. Buscamos un restaurante tranquilo en la última planta y la charla la dejamos para los postres. Llevo preparadas preguntas similares a las realizados por mail a Eva Amaral para que así se puedan apreciar las diferentes –o similares– respuestas que ofrece cada una de las dos cabezas pensantes de Amaral.
El periodista trata de llevar al amable Juan contra la cuerdas teóricas de la confrontación artística y comercial, pero no hay manera. El guitarrista está en forma y preparado para el diálogo correoso: Le das caña y no sólo le encanta sino que parece pedir más. Por momentos desarma a su interlocutor. Cuando no tiene taxistas delante es como el hombre tranquilo de la película de Ford.

¿Cuando uno saca un disco doble como Gato negro-Dragón rojo, que es algo muy arriesgado, está muy seguro de todas las canciones, lo consulta con alguien, pone la idea en cuarentena?
Honestamente, todas las canciones, incluso las más difíciles de escuchar, nos representan. Lo que hicimos fue reducir al máximo el número de canciones, porque teníamos muchas más, incluso algunas mucho más radiantes y mucho más directas. Pero pensamos que estas diecinueve eran las que reflejaban el momento que el grupo estaba viviendo y había vivido inmediatamente antes. Fue, además, un debate entre Eva y yo, y lo hicimos aun a sabiendas de que un día llegaría un periodista y nos haría esta pregunta. Pero sí, tengo que decir que hay canciones que están hechas para escucharlas de forma muy inmediata y otras que la apuesta sería escucharlas con la luz apagada, tirado en la cama y, a lo mejor, necesitan más de una escucha. Pero todas ellas ofrecen una semblanza bastante fiel de lo que es el grupo en este momento.

Te confieso que este disco al principio me enfadó. Me costó varias escuchas entrar en él.
Me encanta lo del enfado.

Tanta canción y tan dispar… porque sois muy dispares.
Y cada vez más.

Ya, pero en diecinueve canciones se nota mucho más. Pensé que se os había ido la pinza. ¿No pensasteis si era más conveniente hacer un álbum sencillo y, yo qué sé, reservar canciones para singles? En el fondo estamos ante el drama de los discos dobles.
Estoy de acuerdo, y me encanta la pregunta, por incómoda. Porque para regalarnos los oídos ya nos los han regalado mucho. Creo que fue una pulsión que sentíamos los dos, sin haberlo hablado. Y cuando lo hablamos, tanto Eva como yo nos reafirmamos, y creo que fue bueno porque era un disco que nos daba aire. Es un disco que si lo escuchas de una determinada manera, está apuntando al futuro. Creo que Amaral en el quinto disco tenía que apuntar al futuro. Y había un reto: grabar canciones que no sean inmediatas, en detrimento de otras que eran muy inmediatas y que se han quedado fuera. Y todos sabemos lo que es una canción inmediata.

También, en una primera escucha, no están aquellas canciones luminosas, las que entran a la primera…
Hay muchas de ésas…

No creas, por momentos casi parece un disco de caras B, y no lo digo con ánimo peyorativo, sino por esa falta de canciones radiantes.
Eva y yo somos los críticos más feroces de nosotros mismos. Incluso he bromeado con algún compañero de profesión tuyo diciendo que su crítica al lado de la mía palidecía. Porque las nuestras podían ser más cañeras. Son canciones que ganan en sucesivas escuchas. Y hay un gran número de canciones inmediatas.

Mi sensación es que hay dos discos: el segundo parece más intimista y el primero más comercial. ¿Es premeditado el orden de las canciones?
No, ordenamos las canciones de la forma en que a nosotros nos gustaba escucharlas y quedó así. Lo hicimos de una forma muy impulsiva: una tarde en Real Word, había nevado a muerte, y mirando por la ventana preparamos el orden: Eva hizo el suyo, yo el mío, cambiamos algunas cosas, charlamos lo que dura un té bien caliente y se quedó así. Y nos sigue convenciendo. Sinceramente, es el disco que necesitábamos hacer y es un disco que nos ha hecho muy felices. Es un disco hedonista en el sentido de que a nosotros nos ha hecho mucho bien. A Eva le ha permitido exorcizar muchas cosas y es un disco que el que lo quiera escuchar desde un punto de vista de “me pongo una puerta”, lo puede hacer y no entra, Ok. Pero el tío que se quiera dejar llevar y olvidarse de que el grupo ha crecido mucho y todo eso, lo puede disfrutar. Lo creo honestamente.


ENREDADOS CON “KAMIKAZE”

Dices que mira al futuro, sin embargo parece que estéis en una encrucijada, debéis tomar una decisión de cara al futuro. Y es qué grupo quiere ser Amaral. Porque mi sensación es que hay varios Amaral metidos en este disco. Es decir, los que escriben, producen y arreglan “Kamikaze” y los que dan forma a “De carne y hueso”.
Son las dos caras de una misma moneda. En el caso concreto de esas dos canciones las veo muy equidistantes. Hay más distancia entre “La barrera del sonido”, que es una canción más narrativa, costumbrista si quieres. Pero en el caso de “Kamikaze” y “De carne y hueso” hay un punto de relación, separado directamente por el tempo y por la instrumentación. “De carne y hueso” es muy folk, la hicimos premeditadamente acústica.

Es muy Pentangle.
Totalmente. Seguramente es el tema más Pentangle que hemos escrito nunca. Bueno, salvando la distancia de que John Renbourn [guitarrista de Pentangle] es un absoluto monstruo de la guitarra y yo no. Pero Eva sí que está al nivel de Jacqui McShee [vocalista de Pentangle]. Volviendo a esas dos canciones, “Kamikaze” en el fondo es una melodía folk acelerada.

No.
¿No estás de acuerdo?

Sí, pero no me refiero a eso. “Kamikaze” tiene un sonido que si la cantara, tal cual está grabada, Chris Martin podría pasar por un tema de Coldplay. Es decir, está tratado como cierto rock…

¿Atmosférico?

Rock atmosférico, vale. A lo que voy es que es como un estándar sonoro del primer decenio del siglo XXI, un tema que no le aporta nada a Amaral, lo podría cantar un grupo guiri y sería exactamente lo mismo. Hablabas de “La Barrera del sonido”. ¿Crees que “La barrera del sonido” le puede interesar al mismo oyente que al que le interesa “Kamikaze”? ¿Cómo conviven estéticas tan enfrentadas?
No sé si al que le interesa esa canción le interesa la otra, no lo sé, sinceramente. Te cuento cómo fue la gestación de “Kamikaze”. La clave de “Kamikaze” se resuelve en una letra, en un trocito de la letra que tardamos en encontrar. La canción no estaba resuelta, incluso era una canción que probablemente no habría llegado a entrar en el disco hasta que no llegamos a un punto en la letra que era “equivocados o no”. De hecho, durante mucho tiempo, la estuvimos llamando “Equivocados o no”, porque para nosotros era la piedra angular de la canción: “Por eso estamos aquí, equivocados o no”. Es la letra que más bebe de la capacidad que hemos visto en el flamenco de decir muchas cosas con palabras muy sencillas. Cuando llegó “Equivocados o no” encajaba en la melodía, dijimos “esta canción tiene que ser la que abra el disco”.

Es una canción confesional.

Totalmente. También hay una parte muy desafiante que es “y dime si estás conmigo o contra mí”, tenía la suficiente osadía, la suficiente capacidad de desplante, el groove de abrir un concierto, el riff de guitarras que nos gustaba, que podía ser una melodía de voz, una melodía de piano, una melodía de guitarras y tenía un punto épico. Decías que “De carne y hueso” es la canción más Pentangle que hemos escrito, probablemente “Kamikaze” es la canción más épica que hemos escrito nunca. Pero cuando la tocábamos con un piano o con una guitarra acústica aguantaba, de hecho la tocamos en Hyde Park con chelo, cajón flamenco y guitarra acústica y la canción tenía poder de emoción.

A eso es a lo que voy todo el rato.
Si la hubiéramos grabado así se vería muy próxima a “De carne y hueso”, lo que pasa es que el cuerpo nos pedía hacerla con un poco de trepidación.

En directo, en acústico y en eléctrico, todo Amaral tiene sentido. Pero puede ser que en los discos estéis cocinando demasiado algunas canciones o dándoles tratamientos muy dispares a diferentes canciones. Algo que “canta” mucho más en 19 temas.
En el fondo, hay una manera de tocar las guitarras, porque Eva también toca bastante en este disco, y una manera de cantar que es una especie de sonido común a todas. Igual ahora exclamas algo, pero creo que es el disco en el que más unidad tienen todos los temas. Porque además lo hemos querido así. Todas se basan en nuestra manera de tocar las guitarras y en nuestra manera de cantar. Y las mezclas han sido muy rápidas, no son unas mezclas demasiado maquilladoras de cosas, o con muchos efectos, porque mezclamos 19 canciones en veinte días, con un día de descanso. Y es un disco bastante inmediato, en el sentido de que lo que escuchaste el otro día en Ávila, lo que la banda estaba tocando es exactamente lo que está grabado, lo que pasa es que lo tenías amplificado. A lo mejor, delante de un escenario todo cobra sentido. Es como cuando sale el toro y sólo hay suerte y verdad. De todos modos, me encantan todas estas elucubraciones. Incluso esa polémica sobre si somos pop, rock o folk-rock, que eso lo habéis dicho en EFE EME, a mí me encanta. Incluso las contracríticas a críticos… Ha habido periodistas que han alabado el disco y otros que han contracriticado a los otros… me parece positivo. Que un quinto disco de un grupo que viene de Zaragoza genere esto me parece positivo para nosotros.

Que seáis de Zaragoza no tiene nada que ver en esto.

Creo que este es el disco más zaragozano que hemos hecho nunca. Porque se gestó mucho durante la gira anterior y la mayoría en Zaragoza. Y Eva me decía “quiero que tu guitarra suene como cuando tocabas en Días de Vino y Rosas y yo te iba a ver, y no quiero que pongas arreglos de cuerda ni teclados, ni nada, quiero oír tu guitarra”. Creo que es el disco más zaragozano que hemos hecho y el que más unidad tiene dentro de la distancia. El otro día leí un comentario de Víctor Lenore diciendo que éramos unos farsantes, entre comillas, decía que por qué nos declarábamos del rock and roll si no somos un grupo de rock and roll. Y me encantó, era un comentario negativo en el que decía que no le gustábamos, pero me encantó porque hace pensar a los demás. Porque contradice a otras críticas positivas que hemos recibido y nos hace pensar a nosotros. No estaba diciendo Eva y Juan son idiotas, estaba diciendo “estos tíos me están engañando”, hablando en el plano abstracto de lo artístico. Y es genial, agradezco esa crítica. Y Eva dijo “me encanta, me encanta que haya una polémica sobre si somos rock, si somos pop, si somos folk-rok”. Honestamente, creo que no somos un grupo de pop aunque adoro el pop, que es una música que no generaría todas estas polémicas.

Pues con “Kamikaze” lo disimuláis bastante bien.
¿Por qué te parece una supercanción pop? Pues fíjate, a mí me parece una canción de las más profundas que hemos escrito.

Sinceramente, ¿no hay temas que los pensáis para que suenen en la radio?
Para nada. Te doy mi palabra. Eva y yo nunca hemos hecho una canción pensando en si de esta manera iba a sonar mejor en la radio o no. Te doy mi palabra. Pero piensa que nos emociona Nick Drake y el otro día compramos una reediciones de The House of Love y Eva me decía, “tío, cómo suenan estas guitarras” y yo le decía son Rever, una 335, que es un modelo de Gibson, y la guitarra está saturada y grabada como si pusieras un ampli allí y el micro lo pusieras aquí. Decía que qué sonido más grande y yo le decía que eso lo podemos conseguir. Tiene un sonido grande la canción, pero la podríamos tocar aquí para ti y seguiría siendo una buena canción.


EL TIEMPO DIRÁ

Antes hablabas de críticas, y con este disco he leído algunas que aparentaban ser positivas pero no sé si lo eran, ya que venían a decir que sobresalís para la media de la música comercial que se oye. Pero no sé si eso es un piropo, sobre todo porque qué entendemos por música comercial, ¿a David Bisbal, Chenoa, Luis Miguel y demás?
No te puedo responder a eso con exactitud porque nunca he oído un disco de David Bisbal o de Luis Miguel entero, sólo he oído canciones de refilón, con todos mis respetos hacia ellos como personas y como cantantes. Y ante eso sólo tengo una respuesta: el tiempo dirá lo que fuimos. Es una canción nueva, por cierto.

¿Una canción nueva?
Sí, “El tiempo dirá lo que fuimos”, no sé si alguna vez la grabaremos, pero es una canción nueva.

Veamos, vosotros sois un grupo comercial porque las circunstancias, las que sean, os han llevado a vender mucho. Como en otros momentos ha sucedido con otras bandas. Pero no creo que seáis comerciales en ese sentido en el que no es lo mismo que te compongan a que compongas, no es lo mismo que pienses a que piensen por ti. No es lo mismo que uno provenga de una cultura musical a que provenga de otra cultura musical. Sin embargo no sé dónde se ubica vuestro público: el otro día veía en vuestra web los comentarios de vuestros seguidores sobre el concierto de Hoyos del Espino junto a Dylan y la mayor parte comentaba cómo se había aburrido con él.

A mí me da pena. Pero nosotros gran parte de las cosas que hacemos últimamente tienden a tratar de normalizar la situación. Es decir, nosotros quisimos estar en Hoyos del Espino y no en otro festival. Es una manera de rendir tributo, de pagar cuentas en el sentido artístico, y es una manera de que haya gente de la que nos sigue que diga, “bueno, cuando Amaral tocan con este hombre no es porque los dados tirados al aire hayan dicho que hoy tocan aquí”. Nosotros ante eso poco margen más tenemos, podemos hacer nuestros discos que te desconciertan, y espero que en el siguiente te podamos seguir desconcertando porque eso significará que hemos dado un paso más, equivocados o no, y espero que podamos seguir tocando con la gente porque nos late.

A Amaral podríamos definirlos como un fenómeno de ventas: los niños y las niñas quieren tener vuestro discos, los jóvenes lo mismo y un público más mayor probablemente también. ¿Pero no os preocupa que esa credibilidad que teníais como oyentes de Elliott Murphy o de Love, por citar dos ejemplos dispares, o como lectores de Ruta 66 se pueda diluir por esas grandes ventas entre un público que consume de forma masiva música comercial?
De hecho creo que se diluye.

¿Y no te preocupa?
No es una gran preocupación, porque como te comentaba antes los grandes críticos de Amaral somos nosotros mismos, somos críticos feroces. Y Eva y yo, sobre todo cuando estamos de gira, pasamos mucho tiempo charlando sobre lo que hicimos, lo que vamos a hacer… sobre cosas con las que la gente fliparía. Somos críticos feroces y la credibilidad que nos importa es la nuestra con nosotros mismos. Hace poco nos preguntaron si nos gustaría ser portada de Rockdeluxe, hasta ahora creo que es la mejor pregunta que nos han hecho. Respondí: “Interrogación, me quedo desbordado ante una pregunta tan buena”. A la prensa musical le tengo mucho respeto, porque hay mucha gente que está luchando contra viento y marea por defender una música más digna en un país donde no es fácil. Pero entiendo que a veces las cosas se desvirtúan y que cuando una canción la escuchas 5.603 veces puede perder su sentido. Yo estoy encantado de vender discos, nunca el fin último ha sido ese, y te lo digo de corazón, pero estoy encantado. Y entiendo que nuestra imagen se puede desvirtuar, por eso digo que el tiempo dirá lo que fuimos. Ni tú ni yo podemos saber hoy lo que es Amaral porque Amaral nos sobrepasa, a ti como director de EFE EME, a mí como guitarrista del grupo y a Eva como cantante. Estamos en una gran crecida, es como la crecida del Ebro, cuando baje veremos lo que quedó.

¿Te preocupa que medios como Los 40, con el que vuestra discográfica pacta primicias y demás puedan dejar de apoyaros?
No.

Pero eso puede suponer menos ventas.
Sinceramente no me preocupa. Cuando nos han contado cifras de venta, cuando nos han contado niveles de radiación y cuando nos han contado niveles de aceptación y todas esas cosas de nivel masivo, he dicho que me alegraba, que agradecía la deferencia, porque si alguien de una radio gigante viene a oír nuestro disco lo agradezco igual que cuando vienes tú a vernos a la Boca del Lobo en un show superrestringido. Pero no puedo estar pensando ni en EFE EME ni en una emisora de radio ni en un periódico a la hora de hacer canciones, porque es que si no no voy a disfrutar.

¿Es decir, en este disco está la música que os ha salido y la que os apetecía que estuviera?
Sí, pero eso lo sabes tú.

Sí, lo sé, pero te lo tengo que preguntar y así evitamos malentendidos.

Si quisiéramos vender más discos hay canciones que no las hubiéramos grabado y hubiéramos grabado otras que hemos dejado fuera.

¿No ves esa diferencia de la que te hablaba antes, entre el primer y el segundo disco?
No, y no me digas que el segundo no es comercial.

No, si no digo que en el segundo no haya canciones comerciales, pero tiene un tono diferente, como más intimista.
Nosotros no contábamos con que la gente fuera a comparar los dos discos…

¡Hombre, es que es inevitable, son dos discos! Es como cuando comparábamos, en los vinilos, la primera cara y la segunda. ¿Tú no decías aquello de me gusta más la cara A que la B?

Es verdad. Tienes toda la razón. En resumidas cuentas, se lo puedes preguntar a Eva, nosotros somos un grupo que disfrutamos mucho y nos estimula mucho el debate sobre si somos un grupo que merece la pena, si no la merecemos, si somos rock, folk-rock, pop… Lo triste será cuando no haya un debate.

¿QUÉ ES AMARAL?

Pero todo esto viene por la magnitud que ha alcanzado Amaral.
Claro, el problema es que estamos sobredimensionados. Hemos crecido demasiado incluso para nosotros mismos. Sinceramente, en este disco, en esta gira, en este momento de mi vida, estoy disfrutando muchísimo de los peros que tú me pones, de las críticas, de muchos conciertos que veo, de muchos discos que compro, y disfruto mucho este debate de qué somos, de las portadas. Porque en el fondo, tío, te lo vuelvo a repetir, la clave de esto es que el tiempo dirá lo que fuimos. Yo tengo mi idea de lo que somos y Eva tiene su idea de lo que somos.

¿Qué idea tienes tú?
Creo que somos un grupo de rock de Zaragoza.

¿Y eso cómo se come?
Creo que somos secos, con ironía, que es un poco el carácter zaragozano, de nuestros barrios, vimos en la música una especie de huida de unos trabajos que no nos satisfacían. Hemos viajado mucho gracias a grabar discos, no somos turistas, pero hemos viajado mucho. Nos tomamos en serio nuestra música, pero nos reímos de nosotros mismos. Estamos disfrutando ahora de mucha música gracias a que decidimos parar en un momento importante de nuestra carrera, que fue en 2006. Y aunque estas declaraciones provoquen un hilo de desacuerdos conmigo, sé que somos un grupo de rock que no se limita a tocar rock. Creo que Eva es una de las mejores escritoras de su generación. Y que en el futuro me sentiré muy orgulloso de haber puesto mi guitarra junto a su voz y de haber compuesto canciones con ella. Y creo que en el fondo de todo yo soy un rockero que toca folk, pero nunca podré tocar como John Renbourn. Y Eva es una rockera que ha aprendido cosas de folk gracias a mí. Eso es lo que creo que somos.

Hace un tiempo os definíais como un grupo de folk-rock.
Sí, lo que pasa es que para qué vamos a hablar con palabras compuestas. En el rock cabe todo. Y nuestra manera de vivir, nuestra manera de encarar los riesgos, es rock. Leía en el avión la entrevista con Enrique Morente que viene en el Rockdeluxe y decía Enrique una cosa que me ha encantado: “yo encuentro en el rock la libertad y en el flamenco un mundo más cerrado”. Pues mira, te diré que a veces en el rock encuentro un mundo demasiado cerrado y en el flamenco o en el folk o en la música electrónica, quizás por desconocimiento, encuentro las verdes praderas para correr. O en la música minimalista o en la música clásica, porque soy un gran desconocedor. La tradición de los 60, del rock de los 70,  de los Smiths, de los R.E.M., de toda esta onda, yo la conozco, es la música de la que he bebido, y me niego a tocar clichés con la guitarra, siempre he intentado evitar los acordes de potencia típicos del rock porque me parecían como demasiado tópicos. Aunque luego los escucho en otras bandas y me encantan. Y siempre hemos intentado desubicarnos. Creo que es bueno este sistema de búsqueda, de desubicarnos, cuando parecía que hacíamos una canción muy acústica le metíamos una base house, como en “Estrella de mar”. No sé si es falta de talento o falta de recursos, pero el sistema de moverte para salir desenfocado en la foto es bueno. A nosotros nos ha dado buenos resultados. Y es un sistema que nos salió a los dos de chiripa

También se ha generado una expectación tremenda, creo que involuntaria, en esos tres años sin sacar disco. Y además salís con uno doble. ¿No sería mejor, si tenéis una cosecha de canciones, sacarla y no dejar tanto espacio de tiempo?
Sí, sí, sí, estoy completamente de acuerdo. Esto fue por varias cosas: por una gira enorme, posterior a la salida de Pájaros en la cabeza, y luego por un año un poco triste en nuestras vidas personales. También estábamos esperando a conseguir nuestro estudio. Pero, bueno, no hay mal que cien años dure. Ahora estamos disfrutando mucho de la gira, estamos disfrutando mucho de nuestro estudio y creo que el siguiente disco no se hará esperar tanto. Estoy de acuerdo, porque, además, luego te encuentras con un mogollón de canciones a las que habría que darles curso mucho antes.

¿Os planteáis que esta nueva gira sea muy extensa?
Sí, va a ser la gira más larga porque estamos disfrutando como enanos. Hemos juntado la mejor banda que hemos tenido nunca. Es una pasada. Somos una banda que todos los días tocamos una canción distinta. No es una banda que vaya a llegar a una especie de aburguesamiento, no hay un “set list” cerrado durante toda la gira, vamos cambiando los temas, queremos tocar mucho porque lo estamos disfrutando. Igual dentro de siete meses te decimos que se nos han fundido los plomos, pero hoy por hoy estamos disfrutando mucho con la gira. Teníamos unas ganas tremendas de volver a la carretera. No sé, tío, mañana puedes dejar de existir, creo que hay que hacer las cosas por piel, intentar disfrutarlas. Las entrevistas las tienes que disfrutar, no es la parte que más nos gusta de esto pero hay que tratar de disfrutarlas y aprender de las cosas que te dicen, vamos a intentar que nos obliguen a pensar, que luego vaya en el avión de vuelta a Madrid y diga, qué cabrón Juan, mira qué cosa me ha dicho. Y que lleguemos a Jaén pensando que esa noche vamos a dar el concierto más acojonante de Amaral. Que haces una movida en un programa de humor de la tele y te ríes de ti mismo. Vas a disfrutarlo a muerte, es que no puedes vivir las cosas como si fuera todo un coñazo. Somos gente afortunada. Tú eres un puto afortunado que escribe de música y que tu trabajo es devorar discos. Y yo soy un puto afortunado. Vivimos entorno a la música. ¡Qué hostias, ya vale de llorar!

¿Cómo va vuestro recién estrenado estudio?
Guay, cuando se te ocurre una canción, vas, la grabas y ya está. Luego le puedes añadir cosas, pero, ya está.

¿Seguís grabando cosas nuevas?
Ayer Eva me comentó que me iba a enviar una idea que había hecho, pero por lo visto no tenía Internet lo suficientemente potente y no lo he recibido, pero en los descansos de la gira vamos a pasar por el local. Nos encanta Madrid cuando está vacío, vuelves de Ciudad Real de tocar y vas a grabar una canción al local. Ése es el punto que tiene la banda.

A partir de aquí, divagamos sobre la grandeza de Roy Orbison, de ciertos sonidos… Y nos dedicamos a hacer tiempo hasta la salida del vuelo de Juan charlando mientras damos vueltas por un aeropuerto que va tragando viajeros sin cesar en este caluroso día de julio.

 

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