LIBROS
“Un libro imprescindible para quien quiera tener una pequeña biblioteca de los estilos musicales que han ido configurando este país”
Ignacio Díaz Pérez
“Historia del rock andaluz”
ALMUZARA/CENTRO DE ESTUDIOS ANDALUCES
Texto: CÉSAR PRIETO.
Es curiosa la caracterología de lo que se ha llamado rock andaluz. No germina desde una escena que palpita buscando algo sino que su semilla fue un aislado grupo, Triana, y el gestor de su sello, Gonzalo García Pelayo. No hay unanimidad estética más allá de ciertos dejes flamencos o arabizantes que se combinan con teclados progresivos, heavy, folk o psicodelia. La explosión de grupos está muy marcada en el tiempo, y ellos, los primeros, viven aún en una activa escena subterránea junto a algunos recién llegados.
De todo ello trata la obra que el periodista Ignacio Díaz Pérez presenta como la primera historia del movimiento, aunque es cierto que avisa que hay historias de la música andaluza en general o una obra que recoge una completa discografía. En todo caso, esta no es una obra sobre los grupos, sino sobre el movimiento. Para ello contextualiza, habla con los protagonistas y busca citas.
En el principio, los antecedentes. Un Gonzalo García-Pelayo que en París descubre el “Sketches of Spain” de Miles Davis y un Sabicas que en Nueva York se encuentra con Joe Beck y cuyo resultado escucha Ricardo Pachón. Los dos grandes artífices del proyecto. Inquieto como pocos productores, García-Pelayo funda el club Dom Gonzalo en Sevilla. Ahí se escucha a Pink Floyd y Jimi Hendrix y eso hace que se acerquen muchos soldados de bases americanas. También se acercaban los Smash. Primera parada.
La siguiente es Triana, y la voz que marca el rumbo narrativo es la de Eduardo, el único vivo de los tres. Y a partir de aquí, el ramillete de grupos que ocuparon los 80 y los de la actualidad. Para concluir, los otros caminos que tomó el flamenco llevado a la electricidad. Aparecen con muy buen criterio, a pesar de no ser estrictamente rock andaluz, Veneno, “La leyenda del tiempo” —con los instrumentos de Alameda—, “Omega” o Silvio. Aunque no se le puede reprochar —cumplir con todos sería inabordable— se deja fuera la labor que llevan a cabo Los Planetas.
Quizás lo más curioso de este tipo de libros es que revela conexiones insólitas dentro de la música española. Dedica un capítulo a Máximo Moreno, el ilustrador de los discos de Triana —igual que le dedica a Ricardo Pachón, el productor—, ¿quién iba a decir de Máximo que es hermano de Josele de los Payos y, sorpréndanse, del cantautor Benito Moreno? El grupo Imán, en tratos con el productor en nómina de CBS, asiste a la invención de un combo vocal para cantar “medleys” de viejas canciones y se convierte en su banda de directo: eran La Década Prodigiosa. Y la que viene es insuperable: el colectivo madrileño Lacochu —germen activo de la movida madrileña— funda una compañía de discos con solo una referencia: los gaditanos Cai.
Todos estos motivos lo convierten en un libro imprescindible para quien quiera tener una pequeña biblioteca de los estilos musicales que han ido configurando este país. Tanto más si, como en este caso, posee un sector de público incondicional, con redes sociales muy activas, pero nula repercusión en medios de comunicación.
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Anterior crítica de libros: “El asesino tímido”, de Clara Usón.