«Muchos de estos grupos desaparecerán con la misma velocidad de un suspiro, pero para alguien que busca en las canciones patrones cercanos a la vida y no a la perfección es imprescindible acoger a estas flores perdidas»
Varios
«No te apures mamá, es solo música pop»
LA FONOTECA
Texto: CÉSAR PRIETO.
En ocasiones no hay nada más necesario que los recopilatorios. No hablo de las antologías industriales en que una compañía de discos presenta sus novedades, sino de esas muestras que recogen grupos aún en sazón, que están construidas desde la pasión por las canciones. Vamos a los ejemplos: nadie que pretenda conocer la nueva ola puede obviar ‘Sintonía independiente’, nadie que quiera abordar el noise puede eludir el disco de El Colectivo Karma. Ahí está el germen de lo que no fue, canciones y grupos que naufragaron, que no siguieron adelante, pero de las que nadie puede decir que son arte menor.
Esto también lo consigue el trabajo de la página hermana que es La Fonoteca. Atentos a unas canciones que pasaban los controles de calidad y no tenían recorrido se preocupan de prensar un vinilo que las conserve. Se trata simplemente de esto, de la fotografía de un instante, de recoger canciones y grupos antes de que el tiempo los difumine.
Principio numero uno: acostumbrémonos a la precariedad técnica, no es problema puesto que hay verdadera vida en las canciones. Vayamos a ‘Astrología universal’ de Hazte Lapón, parece una maqueta perdida de los primeros 80, efectos de electrónica, un solo de guitarra de insólito magnetismo y una letra con extraña nostalgia del detalle. Repite la jugada ‘Supermercado’ de Cosmen Adelaida, un desarrollo en que fluyen grupos que no llegan a nada más que a resolver preciosidad en las canciones, léase Mirafiori o Flirt. O ‘Viaje al centro de mi habitación’ de Los Claveles, de coros nerviosos y voces nasales, una urgencia que lleva lustros en el pop español.
Y es que todas las canciones beben de un mismo patrón –pop de guitarras, melodías adictivas–. A veces demuestran, como en ‘DC’, de Ed Wood Lovers, que el espíritu de Terry IV o de Los Caramelos es más largo de lo previsto; a veces tienden a lo tropical, como en ‘Primos lejanos’, de Betacam; a veces fijan los coros en canon con una naturalidad adherente y extraña como en ‘La barbas del capitán’, de Solletico. Es como iniciar de nuevo la música. desde unos nuevos colores
Vayan a él. No es más que pop clásico con la efervescencia de las primeras canciones. Necesario para los que se emocionan con el instante y no con la perseverancia. Muchos de estos grupos desaparecerán con la misma velocidad de un suspiro, pero para alguien que busca en las canciones patrones cercanos a la vida y no a la perfección es imprescindible acoger a estas flores perdidas.
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