«Sólo puedo pensar que subyace una profunda antipatía profesional o un desagrado visceral ante la música que pongo. El hecho de esperar a finales de julio para cargarse ‘El Ambigú’ revela que todo está calculado para minimizar las posibles protestas»
Parece mentira, pero es el final de “El Ambigú”, hoy ya no se ha emitido. Con él no sólo se va un excepcional programa de radio, sino que es como el fin de toda una etapa para quienes hemos sido sus oyentes. En esta entrevista de urgencia, Diego A. Manrique nos cuenta las razones de su cese como Director Adjunto de Radio 3, y las del final de “El Ambigú”, 18 años después de su puesta en antena.
Texto: EFE EME.
Diego, ¿qué ha pasado?
Debe ser una de esas guerras políticas: “si es del equipo anterior, no nos sirve”. Benigno Moreno era un realizador de RNE con buena reputación; yo nunca llegué a trabajar con él. En 2008, en cuanto llegó a Director de Programas, eliminó mi «Madriguera», a pesar de ser un espacio barato que tenía un mejor «share» que otros programas supuestamente estelares de Radio 1, de esos que se hacen con equipos amplios y muchos invitados de caché alto. En 2010, ya convertido en Director de Radio Nacional de España, ha decidido echarme de la dirección de Radio 3.
¿Te han dado algún motivo?
Lo explicarán como una medida de recorte de gasto pero sólo puedo pensar que subyace una profunda antipatía profesional o un desagrado visceral ante la música que pongo. El hecho de esperar a finales de julio para cargarse «El Ambigú» revela que todo está calculado para minimizar las posibles protestas.
¿El cese era como Director Adjunto, implicaba también el final de «El Ambigú»?
En 2008, firmé un contrato laboral como Asesor de Dirección. Añadieron una cláusula –y cuesta creerlo–donde se especificaba que seguiría haciendo «El Ambigú», por una cantidad mínima: 500 euros al mes. Ahora, al cesarme el jueves 22, el anexo deja de tener validez. No hay contrato, luego no hay pago. En buena lógica, el programa también debería haber desaparecido ese mismo día pero lo han mantenido hasta ayer, cuando levanté la liebre.
¿Podrían seguir emitiéndolo los próximos días?
RNE es propietaria del nombre «El Ambigú» y puede hacer lo que quiera, incluyendo poner a un nuevo locutor al frente. Pero no, va a ser como si nunca hubiera existido el programa y su fundador.
¿Tú vas a seguir preparando nuevos programas?
Me temo que no tendría suficiente sangre fría. El único que hice fue el de ayer, 27 de julio. A última hora, levanté el programa que estaba previsto y realicé otro, donde intentaba explicar la inexplicable situación. Me llevó la indignación, pretendía provocar una reacción y que explicaran lo que están haciendo: mantener un programa en el aire mientras han despedido a su autor.
¿Cuántos inéditos quedan grabados?
Media docena de programas, que tenía reservados para agosto, muy potentes, por cierto. Pero RNE conserva centenares de programas antiguos, incluyendo muchos monográficos. Espera. No les demos ideas…
¿No te han ofrecido alguna solución?
Nunca se han sentado a negociar. Lanzaban ofertas deslavazadas pero imposibles. Lo último, que desapareciera de la programación durante mes y medio, “es hora de que te tomes unas vacaciones”. Una vez perdidos mis derechos, en septiembre podría volver a hacer «El Ambigú», pero ¡a prueba!, y prácticamente en condiciones de mileurista.
¿Sientes mucha pena por el final del programa, después de 18 años?
Me duele mucho. «El Ambigú» venía a ser un resumen de todas las músicas que suenan en R3, un modelo de falta de prejuicios y de convivencia de diferentes estéticas. Además, me esforzaba por pinchar artistas y discos que no suelen sonar en las radios españolas. Todo eso se perderá como las lagrimas en la lluvia…
¿Piensas seguir haciendo radio?
De principio, lo he interiorizado como una monstruosa injusticia y me ha quitado la energía necesaria para enfrentarme a un micro. Pero hoy mismo, cuando descubra un disco apasionante, voy a sentir el impulso de compartirlo y me dará un bajón tremendo al comprender que ya no tengo la forma de difundirlo y argumentarlo.
¿Se puede hacer algo por salvar al «Ambigú»? Una campaña de firmas, mails al director…
Eso sería inútil. Benigno Moreno siempre se reía de esas campañas. Su argumento es que se puede despedir hasta a un Premio Nobel ya que el oyente lo olvida en quince días, y seguramente está en lo cierto. Lo único que hace recular a RNE es la voz de los políticos: ocurrió con Iñaki Peña y su «Trébede». Eso y artículos de protesta o Cartas al Director de periódicos y revistas. En mi opinión, no tienen respeto por la audiencia pero les asusta la «Opinión Pública».