«El disco tiene una coherencia importante en cuanto a sentimiento y en cuanto a instrumentación que hace que prácticamente se entienda como una sola canción, y de hecho hubo una idea original de que las canciones del disco fueran ligadas»
Mikel Erentxun se ha descolgado con «Detalle del miedo» con un disco intimista que tiene voluntad rupturista en su carrera. Además, a su nombre suma el de un grupo, Las Malas Influencias. Corren nuevos tiempos para el ex Duncan Dhu.
Texto: CHARLY HERNÁNDEZ.
Has tomado un nuevo rumbo ya no sólo en sonido, ¿a qué es debido este volantazo?
Primero, porque hay un cambio, es simplemente porque me gusta cambiar, porque creo que los que llevamos muchos años o tenemos una trayectoria relativamente larga sino cambias te aburres, aburres a la gente, dejas de ser interesante e incluso puedes convertirte en una caricatura. Pienso que no se puede mirar al pasado, hay que mirar siempre hacia adelante. Llevaba tiempo pensando en que había que cerrar, dar carpetazo, que había que despedir un repertorio y sobre todo a unas maneras, que es lo que he hecho hasta ahora con el último disco en directo en el Victoria Eugenia, y lo que estaba haciendo estos dos últimos años, que ha sido cantar éxitos. ¿Por qué hago lo que hago ahora? Que es lo que me preguntabas, pues simplemente porque es lo que me ha salido. Es decir; no sé si debido a la edad o debido precisamente a que en los dos últimos años, estuve haciendo canciones que eran sólo singles, canciones con una agilidad comercial importante, muy viscerales, muy rock and roll, muy eléctrico… pues… me ha salido lo contrario. Una música más poética, mucho más sugerida, más lenta y pausada, muy alejada de esa agilidad en la composición de estribillos que he manejado hasta ahora, y he buscado, o me ha salido, o las dos cosas, unas canciones que se alejan del concepto single, que se alejan del concepto canción redonda para ahondar más en el concepto de disco como una unidad, una suma de canciones cuya unidad es el álbum. En ese sentido es el disco más conceptual que he hecho hasta la fecha, en el que cada canción cobra importancia y está dentro de un orden y de un conjunto. Este disco sólo se entiende, creo yo, si se escucha de principio a fin, si se escuchas canciones sueltas te vas a hacer una idea equivocada del disco, creo que hay que oírlo entero para ver qué es lo que he querido decir en él.
Alguna vez lo has dicho, son canciones que se complementan unas a otras.
Sí, y no es una frase gratuita, es cierto. El disco tiene una coherencia importante en cuanto a sentimiento y en cuanto a instrumentación que hace que prácticamente se entienda como una sola canción, y de hecho hubo una idea original de que las canciones del disco fueran ligadas, un poco como los discos de Pink Floyd, que pusieras el primer surco y te llevara todo hasta el final sin cortes. Por eso es un disco que no se puede juzgar por una canción, digo esto porque el primer single, quizás, que es la canción más luminosa, puede dar lugar a equívocos con lo que va a venir después.
Comentas que no es un disco amable y acorde a los tiempos que corren.
No es un disco fácil porque exige un cierto esfuerzo por parte del oyente, no es un disco que lo pones y te vas a hacer algo y lo oyes, por lo menos al principio hasta que lo conozcas. Exige escucharlo, qué está pasando aquí, oírlo con una buena escucha, llegar a todos los matices, leer la letra si es posible… y eso en los tiempos que corren es mucho pedir. La música ahora mismo se ha convertido en un objeto de usar y tirar.
Y de lujo.
Sí, y la música como tal es un lujo… o sea, es un lujo que la gente le dedique a la música el tiempo que quiero que le dedique, entonces ese es el sentido por el que lo veo que es un disco difícil. Porque musicalmente también es difícil debido a que no es un disco de singles, porque es un disco muy lento, porque es un disco largo, son sólo doce canciones pero es de larga duración… Digamos que no es fácil para los tiempos que corren, no es un disco demasiado amable.
De ahí el título “Detalle del Miedo” que viene a ser lo que cuentas.
El título me gusta porque tiene muchas lecturas. La directa es que está sacado de una canción del disco, pero me venía muy bien porque me sugiere cosas, es un título muy cinematográfico, sugiere imágenes e ideas y una de ellas es eso; el miedo al riesgo, porque este es un disco que arriesga mucho. La gente que me rodea y ha rodeado el disco está asustada porque ya se han convencido, es un disco que lleva su tiempo pero te acaba seduciendo.
¿Tu banda, Las Malas Influencias, que además aparece su nombre en la portada, fue un refuerzo psicológico, una ayuda para este giro en el trabajo?
Sí. Por eso están ahí en la portada y por eso he cambiado el nombre artístico porque creo que ellos son responsables, al igual que yo de que el disco suene como suena. Es la primera vez desde los discos de Duncan Dhu en el que estoy en un grupo en el que desde que escribo el primer acorde les llamo, grabamos, ensayamos y hacemos maquetas y más maquetas y luego me voy a Londres con ellos… Es la banda con la que voy a tocar en directo. Todo eso hace que al final me sienta como en un grupo, que es algo que yo ya había perdido, porque cuando trabajas en solitario maquetas el disco con un músico, luego te vas a grabar a no sé dónde y llamas a otro y luego para la gira llamas a un tercero… y al final pasan un montón de músicos por el disco. Aquí no, aquí es una banda que empieza desde el principio hasta el final y por eso están en el título, a parte que me venía muy bien el cambiar un poco la imagen y el concepto desde la portada, nombre artístico… Digamos que no sólo había que cambiar el continente, sino también el contenido.
Estuvisteis a punto de grabarlo en Estados Unidos, ¿verdad? Porque además el sonido del disco y la instrumentación, como las guitarras que utilizas; Gibson J45 o la J200 que tienen un sonido especial, a parte que también hay pedal steel…
Es un disco muy americano y de hecho la mayor influencia de este disco son de bandas que vienen de allí, desde Ray Lamontagne, Wilco, Ryan Adams… tiene cosas muy americanas, muy lo-fi y cosas de gente que anda entre el folk y el country. La idea original era grabarlo allí, pero al final por una cosa u otra lo acabamos haciendo en Londres y el disco se ha visto salpicado de sonidos británicos, que en principio no estaban programados. De repente The Beatles, que siempre fueron una influencia clara en mi música pero que en este disco no lo era, acaban apareciendo por ahí en un par de cortes. La orquesta también ha britanizado bastante el resultado final, pero tanto el arreglista, Joserra Senperena, que ha escrito los arreglos de cuerda, como la orquesta en sí, le dan un punto Beatle, un punto Belle and Sebastian… un punto británico, en definitiva, a un disco que en su conjunto es mucho más americano.
En una apreciación personal, en ‘Ángela’, el comienzo con orquesta, los vientos… me recuerda a ‘Nights in White Satin’, de Moody Blues, y en ‘Halcones’ las guitarras tienen un aroma Harrison y al ‘Sgt. Peppers’.
Sí, yo soy muy fan de George Harrison, quizás es el Beatle más incomprendido aunque todo el mundo da por hecho que Ringo es como menos, luego George y sólo valen Paul y John, pero George ha escrito grandes obras. Si tuviera que elegir seis canciones de The Beatles, tres serían de George Harrison, lo que pasa que hizo pocas pero las que hizo fueron magistrales.
«Este directo va a ser muy emocionante pero requiere por parte del público cierto esfuerzo y ese esfuerzo es el silencio. Quiero que la gente esté en silencio porque para apreciar todo lo que va a pasar en directo se requiere una cierta actitud contemplativa»
Hablemos del directo. Desde Duncan Dhu, los conciertos, mejor dicho, la actitud sobre el escenario era cercana a las bandas juveniles. Ahora con un disco como este, con canciones a medio tempo, ¿cómo vas a llevar los conciertos que se te presentan? ¿Qué se va a encontrar el público?
Bueno, la gente tiene que ir preparada porque si el disco sorprende, en directo sorprende mucho más [risas], porque efectivamente, la energía como tal, o sea, visceral, saltar, eso de quitarme la camiseta… [risas], eso se ha acabado por lo menos para este disco. Sí que va a haber energía, pero mucho más contenida. Creo que este directo va a ser muy emocionante pero requiere también, lo que hablábamos antes, por parte del público cierto esfuerzo y ese esfuerzo es el silencio. O sea, yo que siempre he fomentado lo contrario y que lo que más me gustaba era que la gente saltase, cantase y aplaudiese, ahora quiero que la gente esté en silencio porque para apreciar todo lo que va a pasar en directo se requiere una cierta actitud contemplativa, entonces, de entrada, es el disco perfecto para tocar en teatros, que la gente esté sentada y que aplauda entre canción y canción pero que durante cada canción esté sentada. En directo vamos a presentar el disco íntegro y en el orden en el que está en el CD. Es decir, el disco arranca con ‘Ángela’ y acaba con ‘Éramos dos Hielos’. Bueno, también haremos el directo en dos partes, la primera parte, la parte larga, va a ser esa que es sobre una hora y cuarto o una hora y luego hay una segunda parte de unos cuarenta y cinco minutos en la que he recuperado ocho canciones viejas y alguna versión, las ocho son de mi trayectoria en solitario, Duncan Dhu queda definitivamente aparcado, y las he llevado completamente a otro terreno, están casi irreconocibles, y también son baladas. A la gente le va a gustar, pero si va preparada para el cambio, si la gente va buscando lo de siempre se va a llevar una gran decepción.
Esperemos que no.
Lo estoy anunciando por activa y por pasiva en todos los sitios para no llevar a equívocos y supongo que la gente que va al directo es la gente que ha comprado el disco y ya sabe de qué va el asunto.
Muchos músicos están sacando trabajos muy intimistas, también a medio tempo, como Bunbury por ejemplo, que ha sacado un disco muy down.
Sí, correcto. El mío no es tan down, porque en el suyo hay sangre. Es un disco duro, tanto de letra como de contenido pero digamos que estoy bastante cercano a él, sobre todo en el espíritu. Supongo que sus directos serán muy distintos a lo que ha hecho hasta ahora, no sé hasta qué punto él va a renunciar a su pasado y se va a centrar en este disco… o no. En mi caso, es una ruptura, el eje del directo va a ser este disco. Pero, curiosamente, sí compartimos los dos discos con cuerdas, muy templados, muy calmados… Ha hecho un gran disco Bunbury.
Hay un tipo de conexión entre los dos al ser discos de tipo americano.
Enrique y yo tenemos muchos nexos en común. Creo que los dos flipamos con gente como Johnny Cash, sobre todo con las últimas grabaciones, que creo que es lo mejor que ha hecho nunca. Sí, quizás ese sea nuestro nexo en común.
En las letras de este trabajo he visto que hay cierta conexión con las del disco de estudio anterior, «El Corredor de la Suerte». Letras costumbristas, cercanas con el día a día.
Con «El Corredor de la Suerte», efectivamente, las letras salieron un poco a la calle y empezaron a tocar cosas, escribíamos historias con nombre propio. Hasta ahora eran como mucho más metafóricas, más abstractas y ahora de repente las letras ponen los pies en el suelo.
Por ejemplo, ‘Marcos y Nerea’, que incluso diría que está unida a ‘Pidiendo Pista’, de este nuevo disco.
Sí, sí. ‘Pidiendo Pista’ podría ser un hermano de ‘Marcos y Nerea’. En principio, el disco además de ir todo seguido, sin cortes, iba a tener también un hilo conductor en las letras que iban a seguir contando curiosamente la historia de ‘Marcos y Nerea’, que fue una canción que me dio mucho juego en el disco anterior y un poco como hizo Lou Reed con «Berlin», pues nosotros con ‘Marcos y Nerea’ queríamos hacer un disco entero. Y las dos letras que siguen la historia de ‘Marcos y Nerea’ son ‘Pidiendo Pista’ y ‘Halcones’.
Otra cosa que destaca es la producción, que es tuya y que ha sido totalmente analógica, en dieciséis pistas. Además tú eres un amante del vinilo.
Yo soy un amante del vinilo y este disco se va a editar también en vinilo. A este disco y a este tipo de música le sienta muy bien este soplido y el aire que da el sonido analógico. Y es por esto por lo que fuimos a Londres, por un tema de estudio porque queríamos grabar en cinta y esto, aunque parezca mentira cada vez es más difícil y es más caro. Lo hicimos en Londres en un estudio terriblemente «vintage» y se grabó en analógico, se mezcló en analógico y se masterizó en analógico. La famosa triple A que aparece por aquí, en la contraportada, no es gratuita, es de verdad. Encontrarás muy pocos CDs en el mercado con triple A.
Es más, la portada por el estilo, recuerda a algún disco de Dylan, como «Highway 61 Revisited».
Sé, esa es un poco la idea.
Cuando empezaste a grabar, ¿tenías ya idea de cómo iba a ser la portada?
No. Sólo sabía que no iba a salir yo. Quería romper con una tendencia a que sólo fuese mi cara en las portadas. En esta no iba a salir yo y a partir de ahí ya la idea que tenía era que la portada fuera un objeto muy fácil de identificar y que al final la gente reconozca casi más el disco por la portada que por el título, algo como «El disco aquel de Mikel, el de la chimenea», que fuera un poco como las portadas de Wilco, como la portada del huevo, que nadie sabe cámo se llama la portada del huevo [risas].
Volviendo a la instrumentación, la orquesta que aparece en el disco me ha gustado especialmente.
En este disco la orquesta es fundamental, creo que es un nexo común entre todas las canciones. Si el disco tiene doce cortes, en ocho hay orquesta, lo cual quiere decir bastante y bueno, eso fue una idea que tuve desde el principio porque quería meter cuerda y tuve la suerte de contar con Senperena, que es un magnífico escritor de orquesta, porque hay cuerda, hay vientos y hay metales. Por ello creo que le da una unidad y un sonido distinto al que he hecho hasta ahora.
Como ya he comentado antes, esos arreglos me recordaron a la canción de Moody Blues y es más, Denny Laine después de estar con Moody Blues, fue miembro de Wings, con Paul McCartney, por lo que todo viene unido. ¿Me equivoco si creo que fue una influencia esto que digo?
No no, efectivamente ahora que lo dices sí que lo veo… También una influencia directa fue Van Morrison, que también es contemporáneo.
Y para acabar. ¿Cómo esperas que envejezca el disco. Si va a crecer con el tiempo, va a madurar bien… como el buen vino?
Lo importante de este disco es que es el primer paso de algo. Que asiente las bases de lo que va a ser mi carrera en los próximos años, es decir; ya tengo una banda consagrada que son Mikel Erentxun & Las Malas Influencias, tengo un sonido y una forma de cantar distinta y creo que este disco es pionero en mi trayectoria. Yo creo que es un disco de largo recorrido, que requiere tiempo y si la gente se lo da, pienso que puede funcionar bien.
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