«Johnny y Joey sentían que la música que hacían juntos era algo muy especial, y en lugar de pelearse y disolver la banda, simplemente optaron por no dirigirse la palabra durante la mayoría del tiempo»
Munster Records, a través de su división editorial, publica en castellano «De gira con los Ramones», un testimonio de primera mano escrito por el road manager de la banda, quien estuvo veinte años junto a ellos y al que entrevistamos.
Texto: EDUARDO GUILLOT.
En el año 2003 llegaba a las librerías norteamericanas un volumen titulado «On the road with The Ramones» y firmado por Monte A. Melnick, en colaboración con Frank Meyer. Por entonces, el influyente mensual británico «Mojo» comentaba: «¿Otro libro sobre Ramones? Sí, pero es absolutamente imprescindible». Efectivamente, y pese a que nunca logró el éxito masivo en su país, la influencia de la banda neoyorquina y su numerosa legión de fans han generado abundante material escrito sobre su vida y milagros, por lo que quizá no fuera necesario volver a contar una historia conocida. Sin embargo, la cosa cambia si quien firma el libro es Melnick, road manager del grupo desde su formación hasta que decidieron separarse. Más de veinte años al lado de los falsos hermanos Ramone dan para mucho, y el libro lo cuenta sin miedo y desde dentro.
Con portada del ilustrador John Holmstrom (uno de los fundadores de la revista «Punk») y la intervención de todos los miembros de la banda (Johnny, Joey, Dee Dee, Tommy y Marky, pero también Richie o Clem Burke) y su entorno (roadies, ejecutivos discográficos, músicos afines), «De gira con los Ramones» (que así se ha traducido al castellano) es, probablemente, el documento definitivo sobre un grupo que inventó el punk rock y cambió la historia de la música popular, pero que nunca recogió los frutos que merecía por ello, que aguantó contra viento y marea pese a las fricciones insostenibles entre algunos de sus miembros y que se ha convertido en leyenda. Monte A. Melnick lo explica todo, sin rodeos ni pelos en la lengua, y con las dosis justas de nostalgia.
¿Cómo surgió la idea de plasmar tus vivencias con el grupo en un libro?
La gente me lo había planteado muchas veces, pero hasta que Joey falleció no sentí que podría escribirlo con la honestidad que requería. Tras la muerte de Joey, tuve la suerte de contactar con Sanctuary Records, el sello discográfico que sacó su álbum en solitario, y me comentaron que tenían en marcha la idea de fundar una editorial. Se interesaron por el libro y llegamos a un acuerdo fácilmente.
De alguna manera, el libro reivindica tu papel en la banda como road manager. ¿Estás de acuerdo? ¿O es un ajuste de cuentas?
No tengo cuentas que ajustar. El libro es una mirada única a lo que ocurre tras el escenario de una gran banda en gira y grabando constantemente, desde mi perspectiva y con la opinión de mucha gente que compartió todo eso con el grupo.
Lo has escrito con la colaboración de Frank Meyer, periodista y guitarrista de The Streetwalking Cheetahs. ¿Cómo fue el proceso?
No soy muy buen escritor, así que le dije al editor que me gustaría contar con la colaboración de un periodista especializado en rock. Fueron ellos quienes me propusieron a Frank Meyer, que además es un gran fan de Ramones. En principio, iba a hacer el papel de escritor en la sombra, pero su trabajo fue tan bueno que decidí que debía aparecer acreditado como coautor.
Leyendo el libro da la sensación de que, a veces, el papel del road manager es como el de una niñera.
[Risas] Sí, es una de las muchas funciones que te toca asumir. Ser un buen road manager, y creo que yo hice todo lo posible por conseguirlo, es un trabajo muy complicado y desafiante, que abarca muchos aspectos diferentes.
El libro no tiene estructura cronológica, sino temática. ¿Por qué?
Me gustaba la idea de utilizar los títulos de los discos de Ramones para nombrar los capítulos, y eso implicó perder la perspectiva cronológica.
Johnny aparece como el malo de la película. ¿Leyó el libro? ¿Qué opinaba al respecto?
Sí, Johnny leyó el libro y refunfuñó bastante sobre su contenido, pero él era el primero que sabía qué tipo de persona es, y originalmente el libro se publicó después del documental «End of the century», donde otras personas y miembros del grupo ya hacían referencia a su carácter.
¿Te gustó aquel documental?
Sí, creo que retrata muy bien a la banda.
Parece increíble que dos integrantes del grupo no se hablaran durante años y mantuvieran activa la banda a pesar de no tener éxito. ¿Crees que hay una explicación lógica?
Johnny y Joey sentían que la música que hacían juntos era algo muy especial, y en lugar de pelearse y disolver la banda, simplemente ellos optaron por no dirigirse la palabra durante la mayoría del tiempo.
En la edición original americana, editada en 2003, no aparecen los textos finales que hay en la española, actualizando la trayectoria posterior de los componentes del grupo. ¿Son también tuyos?
Sí. En la tercera edición del libro en Estados Unidos cambié de editor, y me permitieron introducir información reciente sobre lo que había ocurrido durante los años transcurridos desde que el libro apareció por primera vez.
Anteriormente se había publicado «Ramones. An american band», de Jim Bessman. ¿Lo conocías?
Sí, y es un buen libro, pero apareció en 1993, así que no cubría toda la historia de la banda, como el mío. Además, está escrito por una tercera persona, no por alguien que, como es mi caso, estuvo con el grupo desde sus inicios hasta que se retiraron.
¿Cuál crees que ha sido el legado de Ramones para las bandas actuales?
En mi opinión, contribuyeron a que muchas bandas jóvenes se dieran cuenta de que podían poner en marcha un grupo y actuar en directo sin la necesidad de ser virtuosos de sus instrumentos. Lo único que necesitas son buenas canciones y la voluntad de subirte a un escenario y plantarte delante del público.
Cuando se marcharon de Sire a Radioactive, la compañía de Gary Kurfirst, ¿trabajaste con el sello, que también editó el único LP de Traci Lords?
Colaboré estrechamente con Gary y Radioactive. Un tour manager tiene que lidiar con los representantes del grupo, su compañía de discos e incluso con estrellas porno [risas].
¿A qué te dedicas actualmente? ¿Estás retirado?
No, trabajo en la rama audiovisual del Museo de la Ciencia de Nueva York.