Un nuevo disco bajo el brazo y más libres que nunca. Los Black Crowes son los últimos de una estirpe, una de las últimas bandas en entender el rock and roll norteamericano como una tradición de orgullo, talento y profundidad. Aquí nos adentramos en sus tres discos esenciales.
Texto: JUANJO ORDÁS.
Pocas bandas pueden decir que jamás han decepcionado. Los Black Crowes son una de ellas: Giras memorables, discos inspirados e ideas claras. A día de hoy no cabe duda de que el grupo de los hermanos Chris y Rich Robinson es precisamente eso, una banda comandada por un mismo apellido, cuyas únicas piezas esenciales son ellos. Puro rock sureño cada vez más influido por el folk y las más profundas raíces norteamericanas, un sonido que solo se consigue combinando la voz del primero de los citados con la guitarra del segundo.
Lejos del negocio, los de Atlanta siempre se han centrado en la música, al margen de beneficios económicos. Quizá, su única concesión al bussiness fue el tour que realizaron en 2001 junto a Oasis y Spacehog, aunque teniendo en cuenta que ni en aquel momento les abandonó la inspiración tampoco se trató de un movimiento avergonzante. A día de hoy, gestionar su carrera mediante Siver Arrow Records, su propio sello discográfico, les ha dado la libertad creativa que siempre habían ansiado. El respiro que los Robinson se dieron entre 2001 y 2005 (con grandes discos en solitario de por medio) benefició al exitoso regreso del grupo. Sus fans les esperaban con los brazos abiertos y con razón, jamás les habían decepcionado y el grupo entró en hibernación cuando se encontraba en un buen momento creativo.
Tras bailes de miembros y con el apoyo continuo de Steve Grossman, su batería de toda la vida, los reunidos cuervos negros editaron «Warpaint», un muy buen disco que ahora cede paso a «Before the frost», una nuevo y fenomenal obra.
A continuación te damos tres claves fundamentales para comprender a la banda, parada incluida en el reciente «Before the frost».
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«SHAKE YOUR MONEY MAKER»
(Warner Bros, 1990)
Primer disco del grupo, lleno de nervio, con un sonido contundente propio de una banda joven. Una colección de canciones tremendamente inspiradas, preparadas por unos hambrientos hermanos Robinson, entre las que se incluyen gemas de su repertorio como ‘Twice as hard’, ‘Jealous again’ (el mejor tema del álbum), la versión del ‘Hard to handle’ de Ottis Reading o la lenta ‘She talks to angels’. Un punto de encuentro entre el rock sureño y el rock inglés, Lynyrd Skynyrd y Allman Brothers colisionando con Faces, Led Zeppelin y Rolling Stones (cuyo colaborador, Chuck Leavell, hace sonar su piano y órgano a lo largo de todo el minutaje).
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AMORICA
(Warner Bros, 1994)
El sonido se expande, más enérgico pero a la vez más profundo. Las canciones crecen como monumentos a la propia música en un estallido fiero y espiritual. El guitarrista Marc Ford y el teclista en nómina Ed Harsch ayudan a que el sonido evolucione hacia los complejos parajes que Chris y Rich Robinson ofrecen en este tercer disco.
«Amorica» tiene ritmo, groove y alma, tonadas que parecen conducirse a sì mismas. ‘A conspiracy’, ‘High head blues’ o la sentida ‘Cursed diamond’ se dirigen a un destino que el oyente comprenderá una vez las haya escuchado por completo, sin ganchos comerciales. La portada fue censurada en Estados Unidos.
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BEFORE THE FROST
(Silver Arrow, 2009)
Grabado en las instalaciones de Levon Helm (The Band) ante una reducida audiencia de seguidores, «Before the frost» es el último lanzamiento de los Black Crowes, un híbrido entre disco en vivo y trabajo de estudio que viene a engrosar con fantásticas nuevas canciones el repertorio de la banda. Los hermanos se muestran en estado de gracia (¡vaya dos músicos! ¡Qué voz! ¡Que rítmica!), liderando a una nueva formación más engrasada que nunca gracias a la inercia de las giras y los escenarios. La guitarra solista de Luther Dickinson y los teclados de Adam MacDougall –los dos miembros más jóvenes y nuevos– son parte fundamental de un disco acogedor y de corte clásico, en el que el bajista Sven Pipien destaca como nunca (¡qué firmeza!) y Steve Gorman (el batería de toda la vida) da una lección de recursos y fuerza digna de elogio.
Esta vez los sonidos de raíz folk condimentan parte del repertorio (‘The last place that love lives’, la grandiosa ‘Appaloosa’), pero «Before the frost» es un disco realmente variado, que se inicia con un tema incendiarico como ‘Good morning captain’ (¡puro The Band!) y tiene dos de sus puntos fuertes en la divergencia, pues por un lado destaca la clásica ‘Been a long time (waiting on love)’ (con una jam final maravillosa) y ‘I ain’t hidding’, una canción de disco-rock en la línea del ‘Hot stuff’ de los Stones. Con todo, las canciones encajan dando forma a un disco sobresaliente.
Por otro lado, un código digital permite descargar «Until the freeze», un segundo CD con nueve canciones más que, aunque no se complementan tan bien entre ellas como las de «Before the frost», suponen una propina deliciosa. No, no se trata de un disco doble por mucho que el vinilo haya incluido estos temas extra, el concepto no es ese. Sencillamente se trata del disco de rock clásico del año con un bonus de lujo. ¡Que no es poco!